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Para empacharse de miedo: las mejores películas de terror que se pueden encontrar en Netflix

Si bien su catálogo es acotado, hay un montón de opciones atractivas para los fanáticos del género más prolífico de todos
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08 de octubre de 2018 a las 05:00

Hay una serie de elementos externos al ser humano que lo convierten un amasijo de instintos animales, casi salvajes, y uno de ellos es el miedo. De entrada, nacemos con dos temores innatos: el miedo a caerse y a los sonidos estridentes. Pero a medida que crecemos se van generando otros que, cuando aparecen, desatan una reacción física en cadena y todo el cuerpo se alinea para la autoconservación. Estas reacciones, sumadas al interés del arte por las sensaciones que exacerban el lado más desconocido de la humanidad, han gestado el enorme desarrollo del cine de terror a lo largo de los años. Resumido en pocas palabras, hay tantos subgéneros como tipos de miedos. En el índice del terror, por ejemplo, se pueden encontrar directores prestigiosos, obras de culto, sagas clásicas, escenas legendarias y una renovación permanente que genera cada vez más entusiasmo y la certeza de que el género está más vivo que nunca. 

En ese sentido, octubre es el mes ideal para disfrutarlo. La proliferación del formato yanqui de Halloween ha permitido que el terror adopte estos 31 días como propios, incluso en Uruguay, donde los canales de televisión aprovechan para programar todos los contenidos relacionados que, durante el resto del año, no emitieron. Pero como en la actualidad el entretenimiento masivo pasa mayoritariamente por el tamiz de Netflix, en esta nota se recomendarán títulos de esa plataforma. Si tiene ganas de aflorar sus miedos más primigenios con una buena dosis de terror,  con estas películas tiene para entretenerse.

Monstruos de la tierra y el espacio

Casi desde su concepción, el terror estuvo asociado con monstruos que asolan a pobres pueblerinos/ciudadanos/aldeanos inocentes. Este el caso de los monstruos de la Hammer o de Universal. También de otros más antiguos, como Nosferatu –sí, en esta nota los vampiros también se considerarán como monstruos–. En Netflix hay varias películas que entran en esta subcategoría, pero son pocas las destacadas. Por suerte –y a contracorriente de lo que suele pasar allí– uno de los clásicos más grandes del terror/ciencia-ficción sí está disponible: La cosa de otro mundo (1982), de John Carpenter. Una inmortal película sobre el aislamiento, la paranoia y la desconfianza como germen. 

La cosa de otro mundo (1982)

También hay otros destaques, como La cabaña en el bosque (2011) –una colección innovadora de monstruos clásicos desatados–; El huésped (2006), de Bong Joon Ho; Déjame entrar (2010), la versión estadounidense de los vampiros suecos de Let the right one in; y Vampiros (1998), también de John Carpenter.

Es discutible si los zombies entran en la categoría “monstruos”, pero a efectos prácticos en Netflix hay muchos muertos vivos. Lamentablemente, en general es una basura. A quien quiera ahondar en el tópico se le recomiendan dos películas: Invasión Zombie (Train to Busan, Yeon Sang-ho, 2016) y El amanecer de los muertos (Zack Snyder, 2004). Esta última es un remake del clásico de George A. Romero, Dawn of the Dead (1978). 

Déjame entrar (2010)

Ocultismo viejo y querido

Las fuerzas de la oscuridad nunca pasan de moda y por eso los demonios, los espíritus malévolos y las brujas tienen representantes interesantes en el catálogo. Está por ejemplo La bruja (2015), una maravillosa e inquietante fábula sobre una entidad diabólica que asola a una familia de pioneros en el Estados Unidos de los colonos. También Los huéspedes (2015), un ejercicio macabro a cámara en mano a cargo de M. Night Shyamalan, en la que una pareja de abuelos satánicos dejan pesadillas. También The Babadook (2014), una de las historias de espíritus más terroríficas de los últimos tiempos, y Los otros (2001), la película de fantasmas de Nicole Kidman que a principios de este siglo dejó asustó a más de uno.

La bruja (2015)

Un escalón más abajo están otros entes menos poderosos, pero igual de efectivos. La recientemente estrenada Verónica (2017), por ejemplo, una película española de posesiones; la primera de la saga de La noche del demonio (2010) y Mamá (2013), el debut en el cine Andy Muschietti, el director del remake de It

Por último, pero no por eso menos importante, dos más de Carpenter: Christine (1983), un auto poseído que mata gente y es una joyita del terror B; y El pueblo de los malditos (1995), que es más bien mala pero es divertida. Sí, el terror también puede ser divertido. Si no lo creen, miren Lo que hacemos en la sombras (2014), que también está en Netflix.

Los otros (2001)

A cuchillo 

Hay pocos asesinos célebres en Netflix, pero hay uno que está disponible y con su sombra eclipsa a todo el resto. Norman Bates, el asesino del motel, tiene su versión original, esa que Alfred Hitchcock diseñó en la inmortal Psicosis (1960) y que sigue siendo uno de los clásicos más clásicos del suspenso. Además de la obra maestra de Hitchcock, hay algunas más modernas que se pueden destacar: I am not a serial killer (2016), de Billy O'Brien, y 1922 (2017), de Zak Hilditch, basada en una novela corta de Stephen King.

Psicosis (1960)

Los góticos

Dos exponentes del terror gótico en Netflix valen la pena el rato que duran. El primero es Drácula, de Bram Stoker (1992), un clásico moderno del género y una de las grandes películas de Francis Ford Coppola. Las peripecias de Jonhatan Harker por Rumania y el horrendo Conde Drácula de Gary Oldman merecen un destaque especial. 

El segundo caso es más reciente en su realización, pero igual de efectivo y con varios recursos del cine de terror más clásico. Se trata de La cumbre escarlata (2015), la película que Guillermo del Toro hizo previo a La forma del agua y que presenta una interesante historia de fantasmas injustamente olvidada dentro de la filmografía del mexicano. 

Drácula, de Bram Stoker (1992)

Asado de persona

Este mes de empacho con terror puede coronarse con un postre repulsivo. Son los caníbales, que en la plataforma más popular tienen dos representantes bien antagónicos. Frontera caníbal (2015), por un lado, propone una aventura western protagonizada por Kurt Russell, en la que el actor debe enfrentarse contra un clan de nativos que se están comiendo a todos los que llegan a un paraje perdido del desierto. Por el otro, Raw (2017), una excelente película franco-belga que mezcla el canibalismo con la madurez y el despertar sexual. Es impresionante e imprescindible. Y un poquito asquerosa. 
 

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