Lo mejor
Volver a ver a un equipo uruguayo en la final de la Libertadores. Después de décadas, el fútbol sudamericano puso sus ojos en Uruguay y el país volvió a ser el centro de atención. “Estoy orgulloso”, dijo Aguirre tras la derrota.
Lo peor
Haber fijado el Pacaembú. El estadio no estaba en conidiciones para una final de la Libertadores. Sin cabinas suficientes, sin Internet, con instalaciones anticuadas y con muy pocas -casi nulas- medidas de seguridad. Antes de finalizar el primer tiempo ya no quedaba bedida ni comida.
Lo destacado
La hinchada de Santos tiene canciones para cada uno de sus jugadores y le cantaron a la mayoría antes de empezar el partido, cuando el equipo salió a la cancha.
Lo diferente
El recibimiento. El ruido de las bombas y fuegos artificiales era ensordecedor. El humo prácticamente no dejaba ver la tribuna de enfrente y las bengalas s hacían notar en todas las tribunas. Sin embargo todo se dio varios minutos antes de que el equipo saliera a la cancha. No quedó nada para cuando el equipo saltó a la cancha.
La frase
“Eu já sabia. Santos. Tri campeao da Libertadores”, decían las camisetas que tenían preparadas algunos hinchas y que rápidamente comenzaron a venderse tras el segundo gol del equipo.
Aplausos
En la llegada del plantel carbonero al hotel. Los jugadores entraron muy serios, con su mirada al suelo y rápidamente ingresaron sin ni siquiera mirar hacia los costados. Los hinchas que se hicieron presentes en el Hotel Tívoli alentaron a su equipo en su arribo en la madrugada de este jueves.
Silbidos
Para el hincha que agredió a un jugador de Peñarol y desató la batalla campal en el campo de juego. La prensa brasileña destacó que esa persona no solo no fue presa, sino que continuó festejando en la cancha junto a su equipo.
Lo curioso
El escudo al revés. Los hinchas de Santos llevaron dos grandes banderas: cada una se desplegó detrás de cada uno de los arcos. El problema fue que una de ellas estaba mal colocada y al empezar a abrirla se dieron cuenta que estaba dada vuelta y la guardaron rápidamente, sin ni siquiera desplegarla en su totalidad.
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