Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > CRÓNICA DEL SHOW

Passenger tuvo su reencuentro y reavivó su romance con el público uruguayo

El inglés se emocionó por la respuesta de un público que lo hizo agregar una fecha en Montevideo a su gira y tocar por primera vez dos veces en un día
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08 de marzo de 2019 a las 20:14

Passenger regresó a Montevideo y dio un show con ambiente de pub en una sala de conciertos ante una audiencia con fervor de estadio. Luego de telonear en febrero a la estrella británica Ed Sheeran en el Estadio Centenario, el músico inglés Mike Rosenberg nacido hace 34 años se presentó en la capital uruguaya apenas dos semanas después de su primera aparición en la ciudad con una doble función inédita para él, en la que manifestó su cariño y agradecimiento para un público con el que tuvo un romance instantáneo. 

El amor es impredecible. Sus canciones conectan con el que las escucha y eso se nota al verlo en vivo, pero tiene que haber algo más que explique el cariño que el público local le tomó a este cantautor, que agotó dos funciones de 1000 personas en cuatro minutos cada una.

Quizás fue su particular historia con la ciudad. Tal vez es el fervor del público mayoritario de esta tarde noche en Montevideo Music Box, los jóvenes tirando a adolescentes, salpicados de padres, familias y parejas adultas. Puede que sea otra cosa. Pero el músico no cree que haya sido accidental, tal como dijo al final de la primera de las dos funciones, que en una instancia inédita para su carrera, empezó a las 17 horas. 

"Nunca tuve tal respuesta en todos mis años en la música, y nunca toqué tan temprano", dijo Passenger al comienzo de su presentación de 75 minutos y 14 canciones, dirigiéndose a un público que abarrotaba de pie el espacio, y que a fuerza de una campaña en las redes sociales agregó estas dos funciones a una gira que ya estaba agendada y que no pasaba por Uruguay.

"I fucking love you", repitió varias veces a lo largo del show, agradeciendo continuamente, y con una emoción genuina y notoria en su expresión.

Todo empezó tranquilo, con la canción Fairytales & firesides, y un público silencioso, respetuoso, que en un momento obligó a callar con un "shh" a quienes ovacionaron a Rosenberg cuando cantó sin micrófono. Con su guitarra, su voz, y una bota microfoneada que imitaba el sonido de un bombo al patear el suelo, Passenger realizó una presentación que tuvo algo de continuación de su vez pasada, cuando teloneó a Ed Sheeran en el Estadio Centenario. "¿Algunos fueron al show de Ed, no? Bueno, entonces ya escucharon las mejores canciones que tengo, y los chistes van a ser los mismos", comentó. Al igual que en esa presentación, a su lado tenía un vaso de whisky del que bebió, alternando con agua. 

Lo que también alternaron fueron las canciones con las interacciones del público, como si fuera un show de bar. Con mucho humor y chistes, referencias a Harry Potter, y hasta complicidad con la audiencia cuando en un momento de silencio musical, en medio de una canción, a un guardia de seguridad se le activó la radio y se escuchó un mensaje de un compañero, las risas no faltaron, como tampoco los coros de la audiencia, y la marea de luces de celulares en Survivors

"Hagan ruido si quieren hacerlo", arengó después de su segunda canción, y el auditorio le hizo caso. Desde Life's for the living en adelante acompañó a todo volumen, y coreó los hits del inglés. El nivel de compenetración era ideal y las emociones atravesaron todo el espectro. Al terminar el tema To be free, que narra la historia de sus abuelos paternos, judios refugiados de la Alemania nazi que cruzaron el Atlántico para establecerse en Estados Unidos, y luego la de su padre, que cruzó a Inglaterra escapando de la pobreza, Passenger se dio vuelta y de espaldas al público, se secó los ojos. 

 

Por contraste, en I hate, en la que hace un listado de actitudes que odia, aparecieron carteles caseros con aportes del público, desde el racismo hasta el dibujo animado Peppa Pig

Después de Let her go, su gran hit, se desató un ovación gigante. Vaso de whisky en alto, sonrisa gigante y agradecimiento. "Voy a volver en cuanto pueda", garantizó el inglés antes de cantar Scare away the dark, cuya melodía el público siguió coreando hasta que volvió para los dos bises. 
 

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