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Pecarí, margay o coendú: ¿qué tanto conocemos los uruguayos la fauna autóctona?

El bioparque M´Bopicuá de Río Negro lanzó una divertida iniciativa para celebrar sus 20 años de vida y que los niños entiendan la importancia de conocer la fauna local y evitar su extinción
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30 de septiembre de 2020 a las 05:02

“Nadie se va a interesar por la suerte de algo que no conozcan”. El coordinador del bioparque M´Bopicuá, Juan Villalba, lo sabe: si no hay conocimiento sobre la fauna autóctona, difícilmente exista preocupación sobre su preservación. Por eso, entiende que es fundamental concientizar y difundir al respecto, algo que desde hace 20 años se viene haciendo desde la reserva que dirige en Río Negro, que tiene como fin detener la extinción de las especies autóctonas.

Si bien M´Bopicuá no está abierto al público, de marzo a agosto permite visitas con previa agenda a grupos de estudiantes. Pero este año, la realidad sanitaria de Uruguay no lo permitió. Entonces, para no detener la difusión del conocimiento en torno a animales propios de estas tierras y para dar a conocer las tareas de cría y liberación en áreas naturales protegidas, la reserva lanzó un mapa interactivo. Bajo la consigna Tu Animal Favorito, la iniciativa busca sensibilizar a los niños sobre la importancia de conocer la fauna autóctona e identificarla como parte de la identidad local. A la vez, se presenta como un primer paso para conservar la biodiversidad del Uruguay.

El mapa incluye fichas técnicas de algunas de las 62 especies que conviven en M´Bopicuá (son unos 650 animales en total). También tiene fotos, videos, cámaras que permiten visualizar la vida nocturna de algunos animales y anécdotas que marcaron la historia de esta reserva que este año celebra su aniversario 20°. No podía faltar, además, un simpático ávatar de Villalba.

A modo de experimento, desde el M´Bopicuá se le preguntó a un grupo de niños cuál era su animal preferido. Elefante, cebra, delfín, conejo, flamenco, mono y chita fueron algunos de los elegidos. Por supuesto, ninguno de ellos de origen local. Consultados sobre si conocían especies autóctonas, la respuesta de todos fue negativa. Entonces, cada niño recibió una tarjeta con distintas especies y sus nombres: coatí, pecarí, yacaré, tamanduá, margay y espátula rosada. Enseguida, la respuesta sobre su animal favorito cambió.

La campaña está dirigida a los niños, pero en realidad, no es solo para ellos. ¿Cuántos adultos conocen sobre esas especies? ¿Cuántas personas tienen real conocimiento sobre los animales originarios de este país? Tu Animal Favorito es, por qué no, una iniciativa que llega para interpelar a los más grandes.

Mantener el equilibrio de la naturaleza

Más allá de su amor por los animales, Villalba explica en diálogo con El Observador que prevenir la extinción de las especies autóctonas también tiene que ver con preservar el equilibro de la naturaleza. Entonces, ejemplifica lo que sucede con los pecaríes, que son cerdos salvajes que habitaron Uruguay hasta principios del siglo XX, se extinguieron y 100 años después regresaron al ecosistema local tras un exhaustivo trabajo del bioparque en 2017 –que introdujo 200 ejemplares en sus áreas protegidas–.

“Estos animales se alimentan de gramíneas y de frutos de árboles, y son de dispersar semillas. Con eso ayudan a la regeneración de áreas naturales de bosques nativos. Porque frecuentan zonas cercanas al agua, dispersan esas semillas y, a la larga, nacen nuevos árboles que a la vez detienen la erosión que se produce por la deforestación. De cierto modo, los pecaríes contribuyen a la regeneración vegetal prescindible para evitar la erosión de los suelos y las inundaciones”, explica Villaba.

Pecarí

En tiempos donde los zoológicos tradicionales están bajo la lupa crítica de buena parte de la sociedad, el coordinador del bioparque de Río Negro sostiene que también se opone a la idea de que un animal esté encerrado en una jaula y en un hábitat que no es el propio, y afirma que ese tipo de lugares deben desaparecer. Pero entiende que ciertos zoológicos en el siglo XXI cumplen con una serie de medidas en cuanto al bienestar animal y “han salvado de la extinción a muchas especies”. Por eso, defiende la tarea de conservación de especies en cautiverio, que primero son criadas en un espacio natural con mínima interacción humana y luego liberadas.

En los últimos años, cada vez son más las personas que dicen defender el bienestar animal y se oponen al cautiverio. “Estamos los conservacionistas, que nos dedicamos a la conservación de la naturaleza con acciones concretas –ya sea protegiendo a las especies en su medio natural o criándolas para repoblar–. Y están los que yo llamo conversacionistas: gente que conversa mucho, pero que en concreto no aporta nada. Quizás muchos lo hagan desde la mejor buena intención, pero no vivimos en un paraíso terrenal”, argumenta Villalba sobre esta discusión.

El coordinador del M´Bopicuá considera que ciertas voces que suelen ser las más estridentes en redes sociales o en los ámbitos urbanos y afirman que los animales deben estar libres y no en cautiverio, desconocen que varias especies se pueden extinguir si no se protegen. Porque las condiciones actuales no están dadas para muchas de ellas.

Pecarí

“A través del cautiverio podemos salvaguardar el material genético de especies que tienen en riesgo su futuro”, dijo Villaba y agrego que la cría en cautiverio de las especies está reconocida por las Naciones Unidas.

En ese sentido, parte de la actividad de M´Bopicuá consiste en criar por determinado tiempo a las especies en el bioparque –que consiste en un predio de 150 hectáreas–, con condiciones de desplazamiento que les permitan mantener un ritmo lo más similar posible al que les corresponde naturalmente. Luego esos animales son liberados las distintas áreas protegidas de Montes del Plata (el bioparque es emprendimiento de esta empresa, que cuenta con 90 mil hectáreas de áreas naturales no forestadas).

Gato pajonal

En un zoológico tradicional, los animales suelen recibir su ración de comida en un recipiente. “Entonces, el resto del día no tienen nada que hacer, porque en un entorno natural a veces conseguir el alimento les lleva varias horas. Ahí empiezan los problemas y los trastornos que produce a veces el cautiverio cuando se mantienen condiciones perjudiciales”, diferencia Villalba. Y agrega: “Es por eso que a muchos de estos animales no le ponemos el alimento todo junto, sino que se lo distribuimos a lo largo del recinto, lo escondemos debajo de troncos y piedras, por ejemplo. Eso los obliga a tener una actividad mucho mayor, buscando y alimentándose en forma progresiva. Eso tiene que ver con el enriquecimiento ambiental y que favorece la reproducción. Si un animal está bien, hay grandes probabilidades de que se reproduzca”.

Algunos de los animales con los que más se maravillan los niños (y maestras) que visitan el M´Bopicuá son los jaguares, pumas, yacarés (hay allí uno que mide dos metros y medio, que es casi el máximo tamaño que puede alcanzar esta especie). También se topan, entre tantos otros, con el coatí, el oso hormiguero chico, el venado de campo –especie que abundó en estas tierras–, el margay y el pecarí. Para conocer más en profundidad sobre cada uno y ver por qué espacios se mueven en el bioparque, el mapa interactivo es una buena herramienta.

“La apuesta de Tu Animal Favorito es concientizar a las nuevas generaciones. Hay un gran desconocimiento en general. De encarar la preservación de especies a escala nacional –y esto tendría que formar parte de una política de conservación de fauna que comprenda la protección de ambientes naturales–, tendríamos mejores condiciones para la sobrevivencia de nuestra fauna”, expresa Villaba y concluye: “Se debe comprender la importancia que tienen los animales en los ecosistemas, que no es un capricho ni es solo por qué nos gustan. Cada especie cumple un rol en la naturaleza. Muchas veces los desconocemos, pero cuando se extinguen, aparecen los efectos negativos”.

Juan Villalba con un tamandua

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