Kaspersky Lab, la empresa rusa especializada en ciberseguridad, elaboró un listado de las técnicas fraudulentas más utilizadas a para engañar a quienes quieren comprar un smartphone usado. Esta práctica es tan habitual que solo en EEUU y Europa Occidental mueve un mercado de US$ 3.000 millones al año. ¿Cómo no caer en la trampa? Sencillo: desconfiar.
Muchos estafadores no dejan a los clientes revisar su compra. Utilizan excusas como que la batería está baja y que hay que recargarla antes de encender el dispositivo para que cuando lleguen a su casa y abran la caja se encuentren con artículos extraños o defectuosos.
Hay personas que compran iPhone baratos a sabiendas de que provienen de fabricantes chinos. El problema es que a veces estas falsificaciones se parecen tanto a los originales que se venden como uno de Apple.
Para detectar este tipo de estafa basta con encender el smartphone y ver cuál es la tienda de aplicaciones que utiliza su sistema operativo. Si es Google Play funciona con Android y, por lo tanto, se trata de una falsificación; si tiene App Store utiliza el sistema operativo iOS y entonces es un verdadero iPhone.
Si vas a comprar un iPhone usado es posible que un vendedor desleal te ofrezca uno robado.
La forma de asegurarse si el artículo se vende legalmente es comparar el código, el número de serie y el IMEI de la caja con la información que aparece en la configuración del celular.
Una forma de ahorrar dinero en la compra de smartphones es adquirir dispositivos restaurados: el celular es revisado por dentro y por fuera y se corrige cualquier problema.
Si la reparación es realizada por el fabricante original no hay problema, pero si la hacen terceros la calidad puede ser menor.
Hay casos de compra de dispositivos de segunda mano bloqueados con la función "Buscar iPhone". Esto permite que los cibercriminales chantajeen a sus víctimas al decir que informarán a la Policía que el celular fue robado. Para que el dispositivo vuelva a funcionar hay que restablecer los ajustes predeterminados antes de comprarlo.
A veces los hackers crean sitios web que son tiendas online falsas. A través de ellas recopilan información de tarjetas de crédito que luego utilizan para efectuar robos.
La situación también puede darse a la inversa: el comprador pide los datos bancarios para una supuesta transferencia de dinero que nunca llegará y roba dinero de las tarjetas de crédito del vendedor, su víctima.
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