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Peñarol y Uruguay: las coincidencias de dos procesos en los que Marcelo Broli fue protagonista
Con uno llegó a la Copa Libertadores sub 20 y fue campeón. Con el otro está en una final de un Mundial sub 20. A comienzos de 2021, Marcelo Broli tenía muchas dudas de volver a dirigir juveniles. Pero aceptó el desafío de Peñarol y este domingo afrontará una instancia histórica para Uruguay. Entre aquel proceso oro y carbón y este color celeste, hay un montón de coincidencias.
Broli comenzó su carrera de entrenador en formativas, dirigiendo a Juventud de Las Piedras, en una experiencia en la que Jorge Giordano fue clave ya que fue quien lo acercó al elenco pedrense. Hoy Giordano es director deportivo de selecciones de Uruguay.
Luego pasó por juveniles de Fénix y ahí sintió que cumplió un ciclo. Por eso en 2020 dirigió a Villa Teresa, en Segunda División Profesional.
Sin embargo, en 2021 Peñarol le presentó un gran desafío: salir campeón en Cuarta después de 13 años, ganar los clásicos y clasificar por primera vez al equipo a la Copa Libertadores sub 20, un torneo que Nacional había ganado en 2018 y donde Defensor Sporting y Liverpool habían llegado a la final.
Ese desafío le removió a Broli las raíces. Porque quien fuera un volante central de buen pie y capacidad de armado desde el ejece central, se formó en Peñarol, fue campeón en Cuarta y llegó a Primera con Julio Ribas donde no pudo llegar a jugar partidos oficiales, aunque sí unos cuantos amistosos, sobre todo en el interior del país. Su hermano Martín, radicado hace años en España, sí llegó a debutar de la mano de Gregorio Pérez en Primera.
Con Broli de DT, Peñarol se consagró campeón uruguayo en Cuarta en 2021 y fue a la ansiada Libertadores.
La ruta hacia la histórica consagración de Peñarol estuvo plagada de obstáculos.
Antes de iniciar el partido, el mejor jugador de esa categoría aurinegra, Nicolás Rossi, se lesionó el ojo con una goma de entrenamiento y se perdió todo el torneo.
En este Mundial sub 20, Broli no pudo contar con Álvaro Rodríguez, de Real Madrid, ni con Renzo Sánchez, lesionado. Antes, en el Sudamericano donde logró su boleto al Mundial, no tuvo a Alan Matturro que es uno de los mejores jugadores del actual torneo que se disputa en Argentina.
En aquella Libertadores, un brote de covid-19 le hizo perder a Broli a siete jugadores a lo largo del torneo. En determinado momento quedaron afuera los laterales titulares, Joaquín Ferreira, y Mathías De Ritis, el zaguero suplente Agustín Rodríguez, y el goleador histórico de las formativas, Óscar Cruz. Hasta el propio Broli contrajo el virus y no pudo dirigir semifinales ni final.
Cuando llegaron las semifinales con Caracas, el aurinegro solo contró con tres suplentes, un golero y dos jugadores de campo.
Con Uruguay, cuando empezaron los cruces de eliminación, Broli perdió a dos figuras titulares, Andrés Ferrari y Matías Abaldo, y tras la primera mitad del partido ante Gambia se quedó, por expulsión, sin Luciano Rodríguez, suspendido para cuartos de final y semifinales.
En cuartos de final se lesionó Mateo Ponte y contra Israel se improvisó al volante de Nacional Rodrigo Chagas en esa zona.
Hay protagonistas que participaron en ambos procesos: Randall Rodríguez, De Ritis, Damián García y Santiago Homenchenko.
Randall Rodríguez atajó contra Liga de Quito, en el segundo partido de la fase de grupos de la Libertadores, un penal decisivo. El partido estaba 0-0 y Peñarol ganó a la postre 2-0, prácticamente asegurando su presencia en semifinales (solo se le escapaba si perdía con Inter de Porto Alegre 5-0 y salieron 1-1). Además, en la tanda de penales, en la que Peñarol empezó 1-0 abajo, el golero contuvo dos remates ante Independiente del Valle y Peñarol se quedó con el título.
En el Sudamericano, en el hexagonal final, Randall volvió a atajar un penal determinante. Fue contra Ecuador cuando el partido estaba 1-1 y luego la celeste venció 2-1.
En este Mundial, el golero ha tenido una actuación sobresaliente. Uruguay solo recibió goles ante Inglaterra. En los otros cinco partidos mantuvo la valla en cero y el golero de Peñarol es buena parte de esa explicación, como también lo es el superlativo rendimiento de la defensa y el solidario reparto de tareas de marca de todo el colectivo.
Todavía falta la coincidencia más importante en estos procesos: la consagración.
Pero eso es cuestión de un resultado y hay datos que van más allá de eso: la forma de sentir el juego con actitud protagónica, la capacidad estratégica, la inteligencia para exprimir los recursos de planteles disminuidos, el convencimiento y la llegada al jugador, la ascendencia y el liderazgo, y la erradicación de viejos vicios de los entrenadores uruguayos como anotar un gol, retroceder, refugiarse y cederle toda la iniciativa al rival.
No. Este equipo de Uruguay mantiene actitud e identidad. Y cuando toma ventaja se aferra a sus formas y sigue presionando arriba, no le baja revoluciones a su intensidad y piensa más en un segundo gol que en apelar al instinto de conservación.
Así fue el Peñarol campeón de América sub 20. Así es el Uruguay finalista de un Mundial sub 20. Marcelo Broli acertó en aceptar el desafío de volver a juveniles. El fútbol uruguayo ganó un entrenador de un presente y una proyección extraordinaria.
