Perú elige hoy 25 gobernadores, 196 alcaldes de provincia y 1.684 alcaldes de distrito

Un panorama que se completa con el avance de las opciones de la derecha radicalizada y el enfrentamiento entre el Congreso y el presidente Pedro Castillo, que casi sin representación legislativa ni partido político procura desde el inicio de su mandato sortear las embestidas de la oposición y las crisis internas que lo han llevado de cambiar 67 ministros en apenas catorce meses de gobierno.

Según una encuesta encargada por el diario local La República al Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el 68% de los ciudadanos no se sienten representados por ningún político. Otras encuestas hablan del descrédito de la clase dirigente y del hartazgo de  los peruanos con las interminables disputas políticas. Según el IEP, el Congreso tiene una imagen negativa que trepa al 84 por ciento, mientras Castillo tiene un nivel de reprobación 65 por ciento y apenas el 6% se siente representado por el mandatario.

La elección de mayor importancia es por la alcaidía de Lima, la capital el país, ciudad donde viven 10 de  los 32 millones de habitantes del país. Según las últimas encuestas, la pelea parecería estar entre tres candidatos presidenciales derrotados en 2021: Daniel Urresti, Rafael López Aliaga y George Fortsyth.

Urresti, un exmilitar de línea dura investigado por supuestos delitos que incluyen el asesinato de un periodista y la violación sexual de una campesina en la década de 1980, está primero en todos los sondeos como líder del partido de derecha Podemos Perú (PP). López Aliaga es un multimillonario, miembro del Opus Dei y titular del partido ultraconservador Renovación Popular (RP). Fortsyth, en tanto, exfutbolista profesional y exalcalde del popular distrito La Victoria, representa del partido de centroderecha Somos Perú (SP).

Los tres candidatos concentran su oferta programática casi exclusivamente en soluciones contra la inseguridad y críticas hacia el gobierno de Castillo. El principal candidato de izquierda es Gonzalo Alegría, quien subía tímidamente en las encuestas hasta que quedó en centro de un escándalo, tras hacerse pública una demanda por violencia y acoso sexual formulada por su hijo de 18 años, ocasión en al que varios sectores de su partido, Juntos por el Perú (JP), le quitaron respaldo y pidieron que retirara su candidatura.

Por lo pronto, y ante la reticencia de los votantes a responder a las encuestadoras de opinión, los medios locales coinciden en que las mediciones sobre intención de voto son poco confiables. Señalan, además, que existe una tendencia desde hace tiempo, potenciada en los últimos tiempos, a decidir a último momento. Sin embargo, los analistas coinciden en que los electores están inconformes con los candidatos, muchos de ellos con un largo historial de corrupción.

En este contexto político, Castillo apenas si tiene un leve margen de ventaja en materia de imagen sobre el militar ultranacionalista Antauro Humala, un antisistema que exhibe posiciones xenófobas y que tras salir de prisión luego de haber purgado una condena de 17 años por levantarse contra el orden constitucional reúne el 4% de aprobación.

Tampoco están bien considerados los ex excandidatos presidenciales Keiko Fujimori y Rafael López Aliaga, líderes de los partidos de derecha Fuerza Popular (FP) y Renovación Popular (RP), respectivamente, ni el expresidente interino Martín Vizcarra, quien alista su propio partido de centroderecha Perú Primero. Ninguno supera el 3% de aprobación.

Es en medio de esa precariedad de representación, a diferencia de lo que sucede en Lima, en el interior del país los partidos de alcance nacional enfrentan la tradicional competencia de movimientos regionales, un arco variadísimo que discurre desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda. Los últimos sondeos publicados señalan en casi todos los casos una gran paridad, en especial los grandes departamentos, como Arequipa, Cusco, Junín y Puno.

En algunos casos compiten hasta cinco candidatos, por lo que los observadores locales no descartan que en varios casos haya que recurrir a una segunda vuelta si ninguno llega al 50% de los votos en un contexto en el que de los actuales 25 gobernadores acumulan 577 investigaciones judiciales por presuntos hechos de corrupción.

Entre los 488 candidatos a reemplazarlos, 89 están o han estado en la mira del Ministerio Público Fiscal. Además, de los 75 gobernadores elegidos en la anterior elección, 10 están en la cárcel, 2 bajo arresto domiciliario, 1 prófugo, 5 con sentencias de prisión suspendida y 25 enfrentan procesos judiciales avanzados.

En síntesis, Perú concurre hoy a las urnas en medio de un clima de fuerte apatía y desconfianza hacia las instituciones estatales y los partidos políticos. Una crisis de representatividad que viene de lejos y que desde la presidencia de Alberto Fujimori acumula seis exmandatarios con procesos judiciales, investigaciones, condenas y destituciones del Congreso, incluso el suicidio del expresidente Alan García, por casos de corrupción. Un flagelo que pone a Perú en una constante inestabilidad política.