Tecnología > Delirios de grandeza
El sabor amargo de la fama
Cuando la participación en el escenario público se encuentra a un clic de distancia, todos se lanzan desesperados al firmamento virtual esperando obtener aunque sea una porción de estrellato. Ese deseo asfixiado de acceder a la fama ha sido desde sus inicios el combustible de la plataforma de videos YouTube. Hoy todos están atentos al número de suscriptores del denominado PewDiePie, el youtuber con el canal más famoso desde el 2013.
El sueco Felix Arvid Ulf Kjellberg, mejor conocido como PewDiePie, abandonó en 2010 sus estudios para dedicarse de lleno a la producción de videos para su canal de YouTube. En 2013 ya lograba amasar US$ 4 millones al año. Kjellberg comenzó su carrera subiendo videos de sí mismo mientras jugaba videojuegos (en su mayoría de terror o acción), siendo el principal atractivo del visionado sus comentarios tenaces, filosos y fuera de las “normas de buena conducta”. Varias empresas, entre ellas Warner Brothers, han invertido sumas importantes de dólares para que PewDiePie promocionara sus productos.
Aunque Felix Kjellberg logró mantener el trono durante cerca de seis años, su imperio se ve amenazado actualmente por la productora india de música y películas bollywoodienses T-Series. Normalmente estos litigios por popularidad se daban entre canales de YouTube administrados por una sola persona: el top 5 (liderado por PewDiePie) era disputado por personajes como el comediante chileno Germán Garmendia con su canal “HolaSoyGerman”, el español Rubén Doblas Gundersen, de alias “El Rubius”, el brasileño Whindersson Nunes, y el salvadoreño Luis Fernando Flores Alvarado (“Fernanfloo”).
Con la entrada en escena de la compañía T-series, la contienda por lograr suscriptores enfrenta por primera vez a un colectivo institucionalizado contra un personaje independiente. El 23 de febrero de este año, T-Series sobrepasó a PewDiePie en número de suscriptores durante solo ocho minutos, pero gracias a una campaña de fans de Kjellberg para apoyar a su canal, el trono fue recuperado. Al cierre de esta edición, PewDiePie cuenta con 93.612.677, mientras que T-Series le pisa los talones con 93.199.753.
Pero este no es el primer golpe que recibe el reinado del famoso youtuber. A causa de la publicación a modo de chiste de contenidos antisemitas, Disney canceló en 2017 el contrato que tenía con el comediante sueco y Google retiró a PewDiePie de entre los canales recomendados. Por otro lado, su campaña en la búsqueda de suscriptores, en vista del ascenso de T-Series, estuvo relacionada al atentado del 15 de marzo a una mezquita de Christchurch en Nueva Zelanda en el que murieron 50 personas. Un australiano ultraderechista se grabó a sí mismo perpetuando la masacre, con una cámara en primera persona que recuerda, curiosamente (o no), a los videojuegos que solía comentar el youtuber sueco. El video se transmitió en vivo y no tardó en viralizarse sorteando la censura. Momentos antes de comenzar el tiroteo, el responsable de la transmisión recordó a los espectadores suscribirse al canal de PewDiePie. La referencia no tardó en generar polémica, obligando al “Rey de YouTube” a apresurarse en demostrar públicamente su desaprobación ante el asunto. Sin embargo, poco después Kjellberg obtenía cerca de 900 mil nuevos suscriptores.
Volverse una fuente de influencia para decenas de millones de personas trae consigo una enorme responsabilidad. Hacerse autobombo por medio de comentarios violentos, en una guerra sin fin por lograr popularidad, puede influenciar a la persona equivocada. En un mundo donde cada vez más reina lo instantáneo, la fama es un plato que se enfría rápido y puede tener un sabor amargo, y el inminente ascenso de T-series parece subrayarlo. (Producción: Bruno Gariazzo)
