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Polémica por investigación histórica del Teatro Solís salpica a su directora

Protagonistas del proceso de restauración del edificio denuncian que sus aportes no fueron reconocidos
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31 de octubre de 2018 a las 05:02

Martín Tocar y Santiago Soravilla

El nombre de Gabriela Salvatella aparece solo una vez en las 127 páginas del libro Teatro Solís: historias y documentos, publicado por la actual directora Daniela Bouret en el año 2004 y considerada la historia oficial de la institución, que tiene más de 160 años. Allí está, casi al final, perdida entre decenas de otros nombres y en letra bien pequeña. “Relevamiento y archivo histórico: Bach. Gabriela Salvatella”.

Pero ella considera que esa mención minúscula no le hace justicia a su aporte a la publicación. Más aún, entiende que Bouret “se apropió” de sus hallazgos y que “se adjudicó el trabajo de investigación” llevado a cabo por un equipo técnico años antes de su arribo al Solís. La actual directora, en tanto, dice haber cumplido con todo el manual de la investigación científica. “No hubo plagio, todas las fuentes están citadas y se nombran hasta los pasantes que trabajaron”, afirmó a El Observador. 

Detrás de la polémica hay dos visiones respecto al origen de la investigación, sospechas de intencionalidades y una fallida intención de reeditar el libro en el año 2016.  

Catarsis por carta

El pasado 26 de agosto, Salvatella decidió que era hora de contar su verdad. Luego de que se hicieran públicas denuncias de funcionarios del Solís a Bouret, la académica –diplomada en Arquitectura– le escribió una carta a su “querido” Carlos Pascual, el arquitecto que encabezó el primer proyecto de restauración del teatro en 1998 junto a Álvaro Farina, a pedido de la Intendencia de Montevideo (IMM). “Quizá yo pueda aportar mi grano de arena y poner en su lugar mi dignidad profesional e intelectual que ha sido avasallada por esta persona”, manifestó.

Salvatella, que vive en París desde 2004, denuncia que Bouret “omitió” su investigación y la acusa de fabricar un relato en el cual ella se pone como la principal responsable de la restauración documental e histórica del archivo del Solís, cuando ese trabajo ya había sido “desarrollado, registrado, sistematizado y ordenado” por funcionarios que la precedieron. 

“Sin contentarse de ignorar lo que para una «investigadora de Udelar e historiadora» debería ser de rigor, como citar fuentes, nombres, fechas, contexto, reconocimiento tácito del trabajo de otros que por su trabajo le permiten hacer la publicación, esta persona se adjudica el trabajo de investigación. A esa omisión se suma una invención: ella no buscó, no estudió, no clasificó, no tradujo ni transcribió gran parte de lo que se atribuye. Mi trabajo está en la base y después se elaboró con él gran parte del libro. Omitir la autoría de un trabajo intelectual es un hecho gravísimo, más aún si la propiedad es de la IMM, pero es sobre todo una falta de delicadeza, de altura, de respeto”, señala la carta, a la que accedió El Observador.

Resistir el archivo

En el prólogo del libro, Bouret señala que su trabajo es “producto de una investigación que tomó en cuenta las diversas publicaciones sobre la historia del Teatro Solís, incursionando en repositorios de fuentes éditas (publicaciones, diarios y revistas), y que comenzó tímidamente a bucear en el archivo mismo de la institución. Un archivo vastísimo que está siendo inventariado, catalogado y clasificado en el marco de la reciente creación del Centro de Investigación, Documentación y Difusión de las Artes Escénicas (Ciddae)”. 

“Eso no es verdad. Eso no es verdad. Eso no es verdad”, repitió Salvatella en contacto con El Observador. “Si yo vengo después de alguien y voy a hacer un libro, lo menos que digo es ‘este libro yo lo hago tomando como base lo que fue hecho por tales, tales y tales personas, en el marco de tales cosas’. Si vos te ponés a leer todo lo que ella dice parece wonderwoman; ella hizo todo, encontró todo, es un poco mito todo lo que expresa y en ningún momento intenta reconocer cuál fue el proceso de cómo le llegaron las cosas para que se pudiera sentar en unas semanas y hacer ese libro”, afirmó.

Ese proceso del que habla Salvatella comenzó en 1998, cuando la IMM decidió restaurar el emblemático teatro, y puso a cargo de la obra a Pascual y a Farina. Para determinar cómo debía llevarse a cabo la construcción, los directores del llamado Proyecto Solís contrataron a Salvatella. “Visité cada archivo de Montevideo, cada biblioteca, cada museo. Cuando se desalojó la parte administrativa que estaba por Bartolomé Mitre accedimos a un subsuelo que estaba lleno de mugre, había ratas, fuimos con tapabocas, nos agarramos una enfermedad en la piel, incluso”, dijo.

En 2001, por priorización de recursos, Salvatella fue apartada del proyecto, y un año después ocurrió lo mismo con los dos arquitectos. A principio de 2004, meses antes de la reapertura del edificio, la licenciada en Historia Bouret fue designada directora de Desarrollo Institucional y quedó a cargo del acervo del teatro. Al tiempo que ultimaba los detalles del flamante Ciddae, Bouret se embarcó en la tarea de trazar una historia de la gestión del teatro. El resultado se publicó en diciembre de 2004. 

Según el relato de Salvatella, la materia prima de ese texto fueron los hallazgos que tuvieron lugar durante la gestión Pascual-Farina, y que fueran documentados, digitalizados, sistematizados, procesados y enviados en tomos mensuales a la IMM, la Biblioteca Nacional, y el Teatro Solís. “Es como si yo no hubiese existido”, reprocha a 14 años de la publicación del libro de Bouret.

Pascual también entiende que el libro no da cuenta del trabajo preexistente. En contacto con El Observador, dijo que en nueve meses “es imposible rastrear toda la documentación” que se incluye en la publicación y “no da el tiempo físico de leer todas las actas del Teatro Solís. Son cien años de actas, escritas a mano”.

La autora del libro, hoy directora del Teatro Solís, negó las acusaciones y dijo que le parecían “inconsistentes, vagas y sin asidero”. Bouret explicó que su investigación duró nueve meses y que para realizarla utilizó fuentes de la Biblioteca Nacional, el Cabildo de Montevideo y las facultades de Arquitectura y Humanidades. “Hay un repositorio de fuentes vastísimo que como historiadora los recorro siempre. ¿Por qué tengo que citarla a ella si fui y pedí las carpetas? Es mi trabajo como historiadora”.

Bouret agregó que “todas las fuentes están citadas” y que las mismas “son públicas y no pertenecen a nadie”. “Si tienen pruebas que hagan la denuncia que tengan que hacer, la información está en el teatro a disposición de quien quiera. Cada uno puede sacar sus propias interpretaciones”, expresó. 

Reedición cancelada

En el año 2016, desde el Teatro Solís se manifestó la intención de reeditar el libro, pero esa iniciativa finalmente fue descartada. El Observador confirmó que en ese momento Farina, Pascual y Salvatella enviaron un correo electrónico a la editorial Banda Oriental cuestionando la autoría del trabajo. Consultada al respecto, Bouret dijo que el libro no se volvió a editar porque había que actualizarlo ya que había que incorporar investigaciones posteriores, como por ejemplo una que se realizó en 2011 respecto a la fundación de la Orquesta Filarmónica. “En algún momento lo voy a hacer, ahora no tengo tiempo y alguien tiene que poner el dinero, pero que hagan la denuncia que quieran, no es una traba para editarlo”, sentenció.
 

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