Después de la contundente derrota en la primarias legislativas argentinas, el gobernante Frente de Todos se enzarzó en una durísima pelea interna. Los contendientes principales fueron el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta (y jefa informal del gobierno) Cristina Kirchner. El resultado fue un cambio de gabinete donde Alberto perdió ministros leales a él. Y frente a la opinión pública, se percibió una lucha fratricida dentro de un partido que solo tiene como factor de unidad la lucha a cualquier precio por el poder y el miedo a perderlo.
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