Por "negligencia e impericia" de ASSE falleció un feto de 35 semanas: Justicia condenó a la administración

El calvario de la embarazada comenzó a las 34 semanas de gestación y 6 días. Había ido a la consulta de rutina y le había comentado a la médica de las hinchazones y los dolores de cabeza que estaba sufriendo, pero ella le contestó que seguramente era porque estaba consumiendo sal de forma excesiva, indicó en la demanda.

Cinco días después, el 12 de setiembre de 2017, concurrió a realizarse un monitoreo al hospital de Melo. Estaba preocupada porque tenía hinchadas varias partes del cuerpo y por eso se realizó un examen de proteinuria aislada para verificar que todo estuviera bien.

No lo estaba. El resultado mostró cifras altas y por eso se la ingresó. La ginecóloga que la examinó le ordenó varios exámenes, incluido uno clave: una ecografía Doppler.

Este test permite descartar signos de pre eclampsia (incluye presión arterial alta). Nunca se le hizo, pese a la insistencia en que debía hacerse en forma urgente.

El 13 de setiembre, amaneció sintiéndose bien y sobre las 21 horas se le puso una vía por la que le pasaron sulfato de magnesio. Le dijeron que eso ayudaría a mantener estable la presión suya y de la bebé, pero a ella le generó “sensación de sofocación” y se le nubló la vista.

La ginecóloga le dijo, siempre según la demanda, que era necesario que se la siguieran suministrando, que iba a seguir internada por precaución y que al otro día le harían la ecografía.

A las 18 horas del 14 de setiembre la mujer se iba a realizar la ecografía Doppler, pero la ginecóloga le dijo que el ecografista “seguramente se hubiera tomado el día libre”. También, que iba a solicitarle al directorio la autorización para que ella, pese a que no era su especialidad, pudiera hacer el control.

Intentó durante media hora saber con precisión el peso de la bebé, pero no logró determinarlo. Le dijeron que estaba todo bien y que le iban a seguir pasando medicación.

El 15 de setiembre a las 7 de la mañana la partera realizó un monitoreo fetal y ya no se escuchaban los latidos de la bebé. La ginecóloga le siguió pasando sulfato de magnesio y concurrió otro doctor para “diagnosticar la situación”. A las 11, les confirmaron la noticia.

La bebé no presentaba signos vitales. La orden fue inequívoca: interrumpir urgente el embarazo. Cuando le hicieron la cesárea, vieron que la bebé presentaba dos circulares al cuello apretadas y que pesaba más de 2 kilogramos. La madre tuvo que ser trasladada a terapia intensiva porque tenía pre eclampsia tipo severa y no terminaba de despertar.

ASSE contestó a la demanda alegando que no había vinculo entre lo sucedido –la hasta entonces supuesta falta de atención– y la muerte de la bebé. Además, resaltó que fue asistida en todo momento.

Sin embargo, la jueza de Cerro Largo de 4^o Turno, María Fabiana Conde, le dio la razón a la familia y condenó a ASSE a pagar cientos de miles de dólares.

Basándose en las pericias que hicieron los médicos del Instituto Técnico Forense, la jueza concluyó que la "negligencia e impericia" estuvo en no realizar a tiempo la ecografía Doppler que hubiera permitido hacer la cesárea a tiempo. Así, resaltó que el medio de probabilidad de vida de un feto de 35 semanas es de 90%. La actuación del equipo asistencial –ginecólogos y parteras– fue el apropiado. 

"ASSE tenía la obligación de garantizar los debidos cuidados a la paciente, actuando con la debida prudencia y no lo hizo en tanto se encontraba dispuesta la realización de un estudio considerado de vital relevancia por la propia doctora tratante el cual no fue realizado por negligencia de ASSE", expresó la jueza.

Tras conocerse el fallo, los padres de la bebé dijeron a Cerro Largo Portal que como familia buscaban "que esto se sepa para que no se vuelva a repetir". "Esto pasó por el relajo del hospital. Simplemente una ecografía se necesitaba para saber su estado y si corría riesgo, sacar a la niña. Pero como no se hizo, la bebé murió”, recoge el medio local.

La institución apeló la decisión.