Fernando Pereira, presidente electo del Frente Amplio

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Presidencia del FA: una investidura "degradada" que busca potenciarse con Fernando Pereira

El expresidente del PIT-CNT concita entre sus adherentes la búsqueda por revitalizar la investidura, con una figura de alto perfil y peso político propio
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27 de diciembre de 2021 a las 05:00

"El funcionamiento orgánico del Frente Amplio mostró signos de debilitamiento creciente durante el período que estuvimos en el gobierno. Se fue degradando el papel del Plenario Nacional, de la Mesa Política, del Secretariado y hasta de la propia presidencia del Frente Amplio". Esta autocrítica fue ratificada por los propios frenteamplistas en su Congreso de octubre. "Esta situación golpeó muy fuerte en lo político", zanjaron.

El escenario de desgaste y fraccionamientos que precipitaron la salida de Javier Miranda va camino a renovarse –o a eso apuesta un amplio espectro de dirigentes y militantes– con el arribo de Fernando Pereira a la presidencia del Frente Amplio. Su figura concita entre sus adherentes la búsqueda por revitalizar la investidura.

"Tener a Fernando como presidente, después de haber tenido la autocrítica, nos da potencia", declaró en entrevista con El Observador el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, cuyo sector MPP fue uno de los impulsores de la candidatura del expresidente del PIT-CNT. "Es un lujo que nos estamos dando, con la inclinación al diálogo permanente que él tiene. Mejor no nos puede venir", aseguró. El jerarca –uno de los de mayor proyección en el Frente Amplio de cara al 2024– indicó que fue un "disparate" debilitar la figura del referente de la fuerza política en función de la centralidad del ejercicio del gobierno nacional.

Otro de los líderes detrás de la postulación, Mario Bergara, había dicho a El Observador que "lo mejor que le puede pasar al Frente Amplio es que su presidente tenga proyección nacional y visibilidad". Evocaba así a Líber Seregni y Tabaré Vázquez, dos irrefutables que pese a su proyección nacional dirigieron el rumbo de la coalición de izquierdas –no sin sobresaltos y chisporroteos– hasta el triunfo electoral en 2004. 

Con el viento en la camiseta por ser una de las caras visibles de la recolección de firmas para convocar a un referéndum contra la Ley de Urgente Consideración (LUC) –que según el propio Pereira "revirtió un proceso de caída libre" de la oposición– el expresidente de la central sindical se encamina a ser uno de los voceros de la campaña que buscará impugnar parte del buque insignia de Luis Lacalle Pou

Su alto perfil y amplios respaldos lo posicionan como el factor de una ecuación mayor, pero él lo descarta de plano. Pereira fue consagrado como el presidente electo del Frente Amplio con más de dos tercios de los votos, según los escrutinios parciales.

El expresidente José Mujica fue uno de los responsables de instalar el nombre de Fernando Pereira

Las tres principales fuerzas del partido –MPP, Partido Comunista (PCU) y sectores moderados– están alineadas detrás de su figura, lo que marca una diferencia sustancial con sus dos antecesores, Javier Miranda y Mónica Xavier. Ambos dirigentes debieron desempeñarse con un margen más estrecho de apoyos que les dificultó la conducción. El respaldo le asegura, a priori, gobernabilidad, auguran fuentes políticas. 

"Parto de la base de que la mayoría de las reuniones en las que voy a participar no se va a precisar votar", indicó Pereira en entrevista con El Observador. Pretende fortalecer la Mesa Política y para ello intentará erradicar las filtraciones a la prensa, dado que la falta de "confianza" deriva en que las "direcciones se encuentren por el costado".

Parte de ese proceso implicará deshacerse del Grupo de Acompañamiento, un ámbito reducido a los sectores con representación parlamentaria para agilizar las decisiones en la interna. Su creación había respondido al desgastado liderazgo de Miranda, y había suscitado cuestionamientos de bases y agrupaciones pequeñas. 

Corolario de un consenso

El nombre de Marcos Carámbula había surgido como posible candidato único a las internas de un Frente Amplio golpeado por resultados electorales y responsable de una oposición que no conformaba. Su decisión de bajarse obligó a barajar y dar de nuevo.
Aparecieron muchos nombres, y el PCU –con un rol preponderante por su peso orgánico y con el postulado histórico de tender hacia el mayor consenso en la coalición– coqueteaba incluso con el nombre del socialista Gonzalo Civila, lanzado entre los propios sectores alineados detrás de Carolina Cosse. 
La danza de nombres se extendió por semanas. No había un candidato de consenso como lo había sido Carámbula, y cada agrupación tenía la chance de posicionarse. Cuando las conversaciones parecían consolidadas, el nombre de Pereira surgió el Día del Comité de Base, y para entonces el rumor ya arrastraba el visto bueno de varios sectores. 

Debilitamiento de la presidencia

Líber Seregni y Tabaré Vázquez son dos antecesores de peso que estuvieron a la cabeza por más de 30 años, desde su fundación en 1971 hasta su consagración máxima para hacerse del gobierno nacional.

Fue en lo más alto de la política nacional que empezó el declive de la orgánica. "Con el advenimiento del gobierno, los principales cuadros políticos y el propio presidente del Frente Amplio pasaron a ocupar cargos en el Poder Ejecutivo, lo que contribuyó a que en unas pocas semanas el gobierno fuera sustituyendo el rol articulador de la fuerza política", reconoció la propia coalición.

Seregni pasó la posta al renunciar el 5 de febrero de 1996, ante el estupor de los presentes en la explanada de AFE y tras los roces por la falta de un pronunciamiento hacia la inminente reforma constitucional que instauraba el balotaje. Vázquez, para entonces exintendente de Montevideo y por poco ganador de los comicios de 1994, se erigió como el sucesor. Dos elecciones más tarde se consagraría como el primer presidente de izquierda. 

Una vez que hubo recorrido el país en una gira de agradecimiento, la presidencia del Frente Amplio que desde hace años ostentaba recayó en manos de quien era su vicepresidente desde 2001: Jorge Brovetto. Pero el exrector de la Universidad de la República (Udelar) también fue designado como ministro de Educación y Cultura. "Es un disparate que cometimos", diagnosticó Orsi. 

Politólogos y frenteamplistas distinguen que las administraciones nacionales acentuaron la disociación entre gobierno y partido, con las principales fuerzas concentradas en lo ejecutivo y legislativo. La socialista Mónica Xavier tomó la posta en 2012, sucedida cuatro años más tarde por Miranda. Con un Frente Amplio opositor y en pleno proceso de renovación, Pereira jugará ahora un rol central para enfilar a la fuerza política hacia 2024. 

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