Promoción de Inversiones en Uruguay: lo que impulsó la pandemia

¿En qué consiste el Régimen de Promoción de Inversiones que funciona en Uruguay?
Uruguay tiene un régimen que resulta sumamente atractivo para las empresas. Desde 2007 se ha puesto a andar de manera masiva a través de la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones (Comap), y ha sido una poderosa herramienta tanto para las empresas al tomar decisiones de inversión, como para los gobiernos a la hora de generar incentivos a la inversión privada y a la generación de empleo, entre otras cosas. 

Tiene varios aspectos interesantes. Es accesible para cualquier empresa que quiera invertir en Uruguay, que sea contribuyente de IRAE, y esté dispuesto a cumplir con algunos de los requisitos o indicadores que este mecanismo exige como condición para otorgar exoneraciones fiscales. 

Muchas veces se ha instalado en el debate público si tiene sentido destinar fondos al financiamiento de inversiones privadas, en lugar de dirigirlos hacia objetivos de estado más específicos. Pero en definitiva, lo más interesante de esta herramienta es que quienes se adhieren a este régimen presentando un proyecto en la Comap, están pensando en desarrollar negocios en nuestro país que sean rentables a mediano y largo plazo, con todo lo que ello implica. 

¿Pero qué tipo de inversiones califican para un proyecto?
Este tipo de proyectos tiene tres aspectos claves a analizar. En primer lugar, las inversiones, que son aquellas que la empresa planea realizar para dinamizar su negocio actual o uno nuevo,  y que generan movimientos en la economía real en sí mismas. 

Luego se toman en cuenta las exoneraciones fiscales; en primer lugar porque se están desarrollando negocios rentables en nuestro país, pero también porque para aplicar al régimen estas empresas deben actuar en el ámbito formal. Y si bien hoy en día, esto parece una obviedad, hace 10 años no lo era, y este régimen ha contribuido mucho a esta transformación. El tercer aspecto son los indicadores; que son aquellas características del comportamiento empresarial que el estado quiere premiar o incentivar.  Los criterios abarcan desde la zona del país en que la inversión será ejecutada, la eficiencia energética o el tipo de procesos de elaboración que la empresa realiza, o la Generación de Empleo.  En lo que a indicadores implica, las elecciones de qué promover o de qué manera hacerlo, han variado en los distintos gobiernos y decretos, y en cualquier caso han tenido un rol de promoción determinante. 

También hay que considerar hoy un entorno particular, ya que en octubre de 2020 se crea el decreto 268 que hace aún más atractivo este régimen para muchas empresas.

¿Qué hace tan atractivo a ese decreto de 2020?
En la actualidad, y en el marco de la pandemia, el decreto vigente resulta muy atractivo para las empresas a la hora de promover inversiones, y ha sido clave en la tendencia de reactivación de la economía que de a poco comenzamos a ver. Uno de los aspectos más interesantes es que fue estructurado de manera de poder llegar a empresas de menor tamaño aún de las que ya llegaba, premiando especialmente a las que generen empleo nuevo. 

Desde la entrada en vigencia del decreto y hasta marzo de este año se presentaron unos 10.000 proyectos de inversión a la COMAP (Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones). Esto es una excelente señal para la economía uruguaya, ya que habla de la confianza de los empresarios en nuestro país y en nuestra economía. 

¿Cómo evalúan desde el trabajo que realizan en ME Consultores el impacto en las empresas este decreto en el marco de la crisis económica que hemos tenido con la pandemia?
Hemos presentado en estos meses proyectos para empresas de todos los sectores; desde empresas grandes que construyen plantas o edificios nuevos con obras de infraestructura, empresas de negocios de retail, empresas de servicios, de agro, de importaciones, y empresas pequeñas y minoristas, que se animan a invertir y apostar en sus negocios, en un momento muy exigente para la economía como ha sido la pandemia.

En ME asistimos a las empresas en la estructuración de estos proyectos desde hace más de 10 años, y en este último año donde creímos que la propensión a invertir iba a bajar, hemos visto como esta herramienta se ha extendido, llegando a empresas que por desconocimiento asumían que no era para ellos, o para su tipo de actividad. 

La clave está en presentar proyectos a la medida de los negocios, y creo que allí es donde tenemos un rol protagónico. Conocemos a las empresas y a los empresarios, cuáles son sus planes, de qué manera piensan hacer negocios a futuro. El proceso de la consultora no termina en la ejecución y aprobación del proyecto, sino que se acompaña a la empresa a lo largo de los años para que efectivamente logre obtener ese beneficio. Al acompañarlos en ese proceso, si esta herramienta cambia y genera incentivos nuevos para el tipo de negocio, los tenemos al tanto e informamos. Es una relación de largo plazo, y eso hace que valoren mucho nuestro trabajo y tener nuestra compañía, por eso nuestro mejor “marketing” son los propios clientes.