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London Bridge: el protocolo que se activó tras la muerte de Isabel II
La muerte de la reina Elizabeth II en su residencia de verano de Balmoral activo este jueves el protocolo London Bridge.
Desde la década de 1960, cuando Elizabeth ya estaba en el trono, existe un protocolo estricto que determina, paso a paso, como comunicar la noticia, y cómo es el proceso de velorio, funeral y sucesión real en las semanas siguientes al suceso.
Se lo conoce como Protocolo London Bridge, en referencia a uno de los puentes más famosos de la capital británica, y que funciona como nombre en código para la Reina.
La noticia
El primero en saber de la muerte de la Reina fue su secretario personal, Edward Young. Él tuvo la misión de llamar a la primera ministra, Liz Truss, y darle el mensaje "London Bridge is down" (El puente de Londres ha caído).
Los siguientes pasos fueron comunicar la noticia a los países de los que Elizabeth II es jefa de estado y a las naciones integrantes de la Mancomunidad, la organización integrada por antiguas colonias y territorios dependientes del Reino Unido.
Luego fue informada la prensa: la agencia de noticias Press Association tuvo el primer turno, ya que fue la encargada de anunciarlo al resto del mundo. Después vino la BBC, que activó el protocolo RATS (Radio Alert Transmission System). Los conductores de sus noticieros tuvieron que cambiarse a trajes y corbatas negras -que están siempre preparadas- y decir "es con el mayor de los pesares que compartimos este anuncio" antes de comunicar la muerte real. Las radios fueron alertadas, la música tuvo que dejar de sonar y dar paso a un flash informativo.
Lo que siguió fue la emisión del himno nacional, y se impedirá la emisión de programas de humor hasta después del funeral.
En paralelo, un mensajero colocó un mensaje en la puerta del Palacio de Buckingham, en Londres. El protocolo establece que la bolsa de valores de Londres debe cerrar sus puertas por el día, las campanas de todas las iglesias tocarán, y el Parlamento jurar su fidelidad al futuro monarca, su hijo Carlos, que asumirá como Charles III.
El funeral
Ya que la reina se encuentra en el palacio de Balmoral, el protocolo establece que su cuerpo será llevado al palacio de Holyrood, a las afueras de la ciudad de Edimburgo. Desde allí será trasladado a la Catedral de la ciudad, y luego será embarcada en el Tren Real, que la llevará por la costa este del Reino Unido hacia Londres. En la capital, su cuerpo se colocará en Buckingham, custodiado por cuatro soldados.
Desde allí partirá un desfile militar, y el féretro será trasladado a Westminster Hall, donde permanecerá cuatro días y donde podrá ser visitada por el público, en jornadas de 23 horas.
A los nueve días de su fallecimiento se decretará un feriado nacional, y esa jornada se realizará el funeral. A las 9 de la mañana de ese día, marcada por las campanas del Big Ben, el cadáver irá a la Abadía de Westminster, a donde llegará a las 11 de la mañana.
Después del evento, 138 marineros colocarán el cajón en un carruaje que irá al castillo de Windsor, donde será colocado en la capilla. Ese es uno de los posibles lugares para su entierro definitivo, al igual que los palacios de Sandringham y Balmoral. A eso le siguen tres días más de duelo nacional.
La sucesión
En la noche de la jornada de la muerte de Elizabeth II, el príncipe Charles dio su primer discurso a su súbditos como nuevo monarca. En los días siguientes se conformará un Consejo de Asunción que lo proclamará rey, lo que luego será anunciado en el Palacio de Buckingham, con tres toques de trompeta, y la proclamación de parte de un genealogista real.
Charles y su esposa, la futura reina Camilla, emprenderán como una de sus primeras tareas un viaje por las cuatro naciones británicas: Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
Con su asunción, cambiará incluso la letra del himno británico, que volverá a ser "God save the king" (Dios salve al rey).
