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Recomiendan no dar apoyo a empresas que tenían problemas previo al coronavirus

La consultora PwC indicó en un análisis que los más jóvenes y las próximas generaciones serán los que hereden los costos de la crisis, acrecentando la inequidad intergeneracional
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22 de julio de 2020 a las 05:03

Mantener el empleo con el mayor apoyo posible, aumentar la productividad, estimular un crecimiento real, abordar la inequidad intergeneracional y una mayor asociación efectiva entre el sector público y privado.

Estos fueron cinco de los seis pilares que identificó un equipo de consultoría económica de PwC Uruguay, para que el país enfrente de ahora en más una sólida salida a la crisis que ha generado en lo económico y social el coronavirus. 

El trabajo realizado también señala como otro punto fuerte la necesidad de que Uruguay se comprometa a avanzar hacia una economía de bajas emisiones, que tenga en cuenta el impacto ambiental y climático.

En lo detallado, se coincide con la prioridad del gobierno de mantener el empleo, dado que el desempleo se estima llegue a estar en el 15% en el correr de este año. 

“Reducir el desempleo solo es posible si existe un enfoque preciso en las prioridades de gasto, una muy buena ejecución de iniciativas en general, junto con otros factores favorables, como la demanda continua de las exportaciones del sector primario de Uruguay y al menos una recuperación moderada dentro del sector turístico”, se afirma.

En este aspecto, se aboga para que las políticas se diseñen con el objetivo de garantizar que los fondos de los contribuyentes "no se apliquen en apoyar empresas que estaban con dificultades previo a la pandemia, ni a aquellas que no tienen una perspectiva razonable de recuperación". 

Sumado a esto, se considera que existen razones para que se den apoyos salariales adicionales para aquellos "empleados con habilidades y conocimientos especializados, porque retener a estas personas dentro de las empresas será un facilitador importante para una pronta recuperación".

"La cuarentena nos enseñó mucho sobre nuevas formas de trabajo que las empresas adoptaron rápidamente por necesidad. La capacidad de que más personas trabajen desde casa con más frecuencia ha mejorado nuestra fuerza laboral desde una perspectiva de diversidad e inclusión. Necesitamos mantener esta flexibilidad y agilidad dentro de nuestra fuerza laboral para permitir mayor participación en el futuro", se argumenta en el trabajo titulado Repensando Uruguay.

Otro punto clave que atiende el estudio realizado por PwC Uruguay, apunta al fuerte desafío que implicará el futuro para los más jóvenes y para las próximas generaciones, que serán las que hereden la carga de la deuda asociada por esta crisis del covid-19.

El informe realizado plantea que “los principales beneficiarios han sido las generaciones mayores” y este legado de lucha contra la pandemia se suma “a una creciente inequidad intergeneracional que se ha ido arraigando de manera progresiva en Uruguay”, como ocurre con la seguridad social.

“Estos problemas deben abordarse de manera integral como parte de revertir la tendencia hacia una creciente inequidad intergeneracional, asegurando que nuestra sociedad sea más justa y que los beneficios de la recuperación económica y la prosperidad sean compartidos por todos”, se argumenta.

Crecimiento, fortalezas y debilidades

En relación al crecimiento económico, se sostiene la necesidad de “una recuperación basada en infraestructura”, dado que existe evidencia que sostiene que “proyectos bien pensados son un facilitador“ clave para lograr ese objetivo.

“Los proyectos deberían verse desde una perspectiva holística para garantizar que estén coordinados para ser un catalizador fuerte tanto para el desarrollo económico más amplio como para los resultados sociales. Necesitamos revisar nuestro pensamiento sobre lo que constituye 'infraestructura crítica´' en un mundo posterior al covid-19, ya que puede que no sean los mismos proyectos en los que estábamos pensando antes", prosigue el informe. 

Además de relatar algunas fortalezas que tiene Uruguay para enfrentar la crisis como su economía agropecuaria, su cobertura social y sanitaria, así como su alto alcance tecnológico, el trabajo también identificó algunas debilidades. Entre las consideradas, se destacaron  una regulación laboral desactualizada frente a las nuevas necesidades de trabajadores y empresas, niveles de empleo con cinco años en caída, problemas educativos, bajos índices de competitividad por el tipo de cambio y “una economía estancada” con algunas ramas industriales cayendo de forma sistemática.

“En 2019, 43 de las 63 ramas industriales que divulga el Instituto Nacional de Estadísticas se contrajeron y 25 de esas ramas registran al menos dos años consecutivos de caída de la producción”, se aseguró en el trabajo.

Además, se recuerda el déficit fiscal que se ubica en torno del 5% y una suba en la deuda pública, que pasó del 53% del PIB en 2014 a 62% en el presente.

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