Las ventajas que ofrece no ser un movimiento tradicional, con una institución detrás y con la organización correspondiente, también le genera inconvenientes al movimiento de productores autoconvocados Un Solo Uruguay. Y el financiamiento de sus actividades es uno de esos problemas. Los adherentes al movimiento no aportan ninguna cuota pero las actividades insumen gastos. "Todavía no sabemos cómo financiarnos como movimiento. Tenemos que vender banderitas y remeras contrariamente a lo que se piensa de que estamos financiados por alguien", dijo a El Observador, Álvaro Rivas, a mediados de marzo.
Un mes y medio después, el movimiento no avanzó mucho en el cómo financiarse pero sí existe una organización que obliga a las mesas departamentales a buscar formas de conseguir dinero. La comisión de finanzas del movimiento le cobra a cada mesa departamental una cuota mensual de $8.000 para pagarle a una empresa de comunicación que está a cargo de realizar los comunicados, administrar la página web, realizar videos y manejar las redes sociales, explicó a El Observador el vocero del movimiento, Marcelo Nougué. Para pagar esa cuota, cada departamento se las ingenia para conseguir los fondos. "Cada departamento decide la forma de financiarse", apuntó.
El resto de las actividades, hasta ahora, se financian del bolsillo de los integrantes del movimiento. La movilización en Durazno del 23 de enero fue financiada por aportes voluntarios y los traslados de los representantes de la mesa central corren por su cuenta. "La mesa central que se mueve por todo el país se financia con dineros propios. Ponen la plata los muchachos", dijo el delegado de Rocha, Martín Rodríguez.
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La venta de mercadería con logos de Un Solo Uruguay sigue siendo la principal forma de financiamiento pero no la única. Durante la Semana de la Cerveza en Paysandú, los integrantes del movimiento en ese departamento consiguieron que un privado les cediera un terreno y fue utilizado como estacionamiento. A partir de ahí se recaudó un dinero que se volcó para el pago de la mencionada cuota.
En Rocha la venta de productos de la organización es la base de todo. "En cada reunión hay puestos con banderas, remeras y gorros", explicó Rodríguez a El Observador. "La gente quiere apoyar", aseguró. Para las distintas actividades, en general, empresarios privados ceden las locaciones y permiten las asambleas de las mesas departamentales.
Rodríguez aseguró que la comunicación era una de las "carencias" del movimiento y por eso era necesario contratar los servicios de una empresa tanto para la comunicación hacia afuera como para la comunicación interna del movimiento.
En Salto, lo principal son las donaciones voluntarias. Incluso, según explicó el delegado Luis De Souza, existe una cuenta bancaria abierta donde la gente puede hacer sus aportes. Lo mismo sucede en San José donde los aportes voluntarios son la principal fuente de ingresos, según dijo a El Observador Fernando Pérez, que integra el movimiento en ese departamento.
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