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Réquiem por el Eddie y los canillitas
Muerto el domingo, representó el auge y la decadencia de los diarios impresos en papel
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02 de octubre de 2017 a las 05:00
Eddie Espert, un empresario de 66 años fallecido este domingo, durante mucho tiempo fue el principal dirigente del Sindicato y Caja de Auxilio de los Vendedores de Diarios y Revistas, más conocidos como sindicato de canillitas. Eddie Espert era lo que se conoce en la jerga como "canilludo" o "sucursalero": un distribuidor mayorista, de enorme poder en su área de influencia.
Rouget Eddie Espert Yriarza nació el día de Navidad de 1950 y se inició como canillita en la Curva de Maroñas en 1964. Luego se convirtió en el mayor y más poderoso distribuidor de diarios e importador de revistas del país. Claro que no partió de la nada, sino que heredó los dominios de su padre, Domingo Espert, "El Loco Pamento". Domingo fue uno de los fundadores del sindicato, junto al gallego anarquista Adrián Troitiño, y lo dirigió durante la edad dorada de la prensa en Uruguay, en la década de 1950. Domingo Espert dejó propiedades y dinero a sus hijos: Eddie, Enrique, Eduardo y Graciela.
Obeso, generoso, repleto de cadenas y grandes anillos de oro, bien de rioba, amigo de sus amigos, el Eddie no andaba con chiquitas. A principio de la década de 1980, cuando comenzó a distribuir el vespertino Últimas Noticias, controlaba cada tarde la impresión en la boca de la rotativa. Lo rodeaba un grupo de amigos, muchachos de barrio como él, y algún boxeador. Durante la apertura democrática, el Sindicato de Artes Gráficas (SAG) solía realizar paros sorpresa que distorsionaban la salida de los diarios. Un día uno de los "secretarios" de Eddie Espert corrió a un dirigente sindical en la vuelta de la rotativa de Impresora Polo, en la calle Paysandú. El paro se levantó de inmediato.
Eddie era hermano de Enrique "Cachete" Espert, también empresario del rubro diarios y revistas y actual presidente de Directores Asociados de Espectáculos Carnavalescos y Populares del Uruguay (Daecpu), la gremial de carnavaleros.
Los Espert, empresarios poderosos, siempre se codearon con el poder. En 2003 los diarios hicieron un acuerdo con el Correo para que los distribuyera, lo que implicaba dejar de lado a los intermediarios como los Espert y a muchos canillitas. Era una guerra. Poco después el mismísimo presidente Jorge Batlle intervino para deshacer el convenio. "Con el señor Jorge Batlle, como con el señor Sanguinetti, como con el señor Lacalle, nos sentamos a comer con cualquiera de ellos, como con el señor intendente (Mariano Arana) también", le dijo Eddie Espert en 2003 a Emiliano Cotelo.
Pocos años después, su hermano Enrique "Cachete" Espert comentó a Álvaro Carballo, de El Observador: "Con el presidente (Tabaré Vázquez) tuvimos un par de reuniones. Él era nuestro doctor en el sindicato de canillas. Era oncólogo del sindicato de nosotros. Nos conocemos. Cuando traje a Archie Moore lo invité a las peleas... Nos vemos una vez cada tanto". Contó que, cuando le planteó a Vázquez que deseaban declarar al Carnaval como de "interés nacional", el presidente respondió: "'Quédense tranquilos que ya está'. Y no solo eso: habló con varios entes. No llamó a la secretaria para que hablara. Agarró el teléfono y habló uno por uno con Turismo, con ANCAP…".
Eddie Espert siempre justificó sus acciones en nombre de los 1.200 socios que el sindicato de canillitas tenía hace tres lustros y su Caja de Auxilio o mutualista. "La gente a veces habla de mafia y todo lo demás", aceptó en 2003. "Si mafia es defender a los 1.200 afiliados que me votaron (como presidente del sindicato) y defenderles la salud a las 5.000 personas (que se sirven de la Caja de Auxilio), bueno: que me consideren como dicen..."
Los afiliados lo respetaban y le temían, al igual que a sus hermanos y a su padre. "La gente me respeta, no me teme", dijo Enrique "Cachete" Espert a Marcelo Decaux en El Observador del último sábado.
Cachete Espert también es contratista de fútbol. "El último (que coloqué) fue Schiappacasse en Atlético de Madrid. En Rusia coloqué entre 30 y 40 jugadores. El Pato Sosa fue el primero...". Cachete contó: "(José Mujica) me vino a ver para ver si podíamos vender marihuana en los quioscos. Hace dos semanas. Yo se lo pasé al sindicato y no sé qué van a decir [...]. Para las farmacias es un problema. Se te mete cualquiera para adentro y capaz que le gusta para robarte. Las farmacias están para vender cosas para curar, no para enfermar. Es para vender remedios, cosas curativas. Y esto no te cura nada. Te enferma".
Eddie Espert, padre de dos hijos, Alma y Eddie, poseía campos y era propietario del haras Gavroche, uno de los referentes del turf uruguayo. El turf fue la más duradera de sus pasiones. También, durante muchos años, fue productor y director de murgas, como Saltimbanquis y Arlequines, con las que obtuvo diversos premios.
La decadencia en las últimas dos décadas de los diarios impresos en papel, y el violento desplazamiento de los lectores hacia las páginas web, erosionó seriamente el poder del sindicato de "canillitas". Eddie Espert sabía lo que significaba Internet, según le dijo a Antonio Dabezies, de Búsqueda, en marzo de 2001. Pero aún creía que "tampoco surgen buenos periodistas, como antes".
Rouget Eddie Espert Yriarza nació el día de Navidad de 1950 y se inició como canillita en la Curva de Maroñas en 1964. Luego se convirtió en el mayor y más poderoso distribuidor de diarios e importador de revistas del país. Claro que no partió de la nada, sino que heredó los dominios de su padre, Domingo Espert, "El Loco Pamento". Domingo fue uno de los fundadores del sindicato, junto al gallego anarquista Adrián Troitiño, y lo dirigió durante la edad dorada de la prensa en Uruguay, en la década de 1950. Domingo Espert dejó propiedades y dinero a sus hijos: Eddie, Enrique, Eduardo y Graciela.
Obeso, generoso, repleto de cadenas y grandes anillos de oro, bien de rioba, amigo de sus amigos, el Eddie no andaba con chiquitas. A principio de la década de 1980, cuando comenzó a distribuir el vespertino Últimas Noticias, controlaba cada tarde la impresión en la boca de la rotativa. Lo rodeaba un grupo de amigos, muchachos de barrio como él, y algún boxeador. Durante la apertura democrática, el Sindicato de Artes Gráficas (SAG) solía realizar paros sorpresa que distorsionaban la salida de los diarios. Un día uno de los "secretarios" de Eddie Espert corrió a un dirigente sindical en la vuelta de la rotativa de Impresora Polo, en la calle Paysandú. El paro se levantó de inmediato.
Eddie era hermano de Enrique "Cachete" Espert, también empresario del rubro diarios y revistas y actual presidente de Directores Asociados de Espectáculos Carnavalescos y Populares del Uruguay (Daecpu), la gremial de carnavaleros.
Los Espert, empresarios poderosos, siempre se codearon con el poder. En 2003 los diarios hicieron un acuerdo con el Correo para que los distribuyera, lo que implicaba dejar de lado a los intermediarios como los Espert y a muchos canillitas. Era una guerra. Poco después el mismísimo presidente Jorge Batlle intervino para deshacer el convenio. "Con el señor Jorge Batlle, como con el señor Sanguinetti, como con el señor Lacalle, nos sentamos a comer con cualquiera de ellos, como con el señor intendente (Mariano Arana) también", le dijo Eddie Espert en 2003 a Emiliano Cotelo.
Pocos años después, su hermano Enrique "Cachete" Espert comentó a Álvaro Carballo, de El Observador: "Con el presidente (Tabaré Vázquez) tuvimos un par de reuniones. Él era nuestro doctor en el sindicato de canillas. Era oncólogo del sindicato de nosotros. Nos conocemos. Cuando traje a Archie Moore lo invité a las peleas... Nos vemos una vez cada tanto". Contó que, cuando le planteó a Vázquez que deseaban declarar al Carnaval como de "interés nacional", el presidente respondió: "'Quédense tranquilos que ya está'. Y no solo eso: habló con varios entes. No llamó a la secretaria para que hablara. Agarró el teléfono y habló uno por uno con Turismo, con ANCAP…".
Eddie Espert siempre justificó sus acciones en nombre de los 1.200 socios que el sindicato de canillitas tenía hace tres lustros y su Caja de Auxilio o mutualista. "La gente a veces habla de mafia y todo lo demás", aceptó en 2003. "Si mafia es defender a los 1.200 afiliados que me votaron (como presidente del sindicato) y defenderles la salud a las 5.000 personas (que se sirven de la Caja de Auxilio), bueno: que me consideren como dicen..."
Los afiliados lo respetaban y le temían, al igual que a sus hermanos y a su padre. "La gente me respeta, no me teme", dijo Enrique "Cachete" Espert a Marcelo Decaux en El Observador del último sábado.
Cachete Espert también es contratista de fútbol. "El último (que coloqué) fue Schiappacasse en Atlético de Madrid. En Rusia coloqué entre 30 y 40 jugadores. El Pato Sosa fue el primero...". Cachete contó: "(José Mujica) me vino a ver para ver si podíamos vender marihuana en los quioscos. Hace dos semanas. Yo se lo pasé al sindicato y no sé qué van a decir [...]. Para las farmacias es un problema. Se te mete cualquiera para adentro y capaz que le gusta para robarte. Las farmacias están para vender cosas para curar, no para enfermar. Es para vender remedios, cosas curativas. Y esto no te cura nada. Te enferma".
Eddie Espert, padre de dos hijos, Alma y Eddie, poseía campos y era propietario del haras Gavroche, uno de los referentes del turf uruguayo. El turf fue la más duradera de sus pasiones. También, durante muchos años, fue productor y director de murgas, como Saltimbanquis y Arlequines, con las que obtuvo diversos premios.
La decadencia en las últimas dos décadas de los diarios impresos en papel, y el violento desplazamiento de los lectores hacia las páginas web, erosionó seriamente el poder del sindicato de "canillitas". Eddie Espert sabía lo que significaba Internet, según le dijo a Antonio Dabezies, de Búsqueda, en marzo de 2001. Pero aún creía que "tampoco surgen buenos periodistas, como antes".
