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Robert De Niro y un pase de factura a Hollywood por su carrera frustrada como director: "Jamás me volvieron a llamar"
A pocas semanas de cumplir 80 años, y semanas después de haber recibido a su séptimo hijo, quedan pocas dudas de que Robert De Niro es uno de los íconos vivos de Hollywood, y uno de los actores más ilustres del cine estadounidense.
Sin embargo, a pesar de haber ganado dos premios Oscar y de haber protagonizado una lista de clásicos del séptimo arte, incluyendo Taxi Driver, El Padrino parte II, Toro Salvaje y Fuego contra fuego, a De Niro le queda una espina clavada y una frustración vinculada al cine: haber podido tener una carrera más extensa como director.
En 1993, De Niro debutó en ese rol con Una luz en el infierno (A Bronx tale), una historia de maduración atravesada por la mafia y la vida de la comunidad italoamericana en las décadas de 1950 y 1960, de la que también era uno de sus actores.
La película fue muy bien recibida a nivel de crítica, pero no tuvo un gran desempeño en taquilla.
Según contó De Niro en una charla durante el festival de cine de Tribeca, que él mismo fundó, después de la escasa convocatoria de Una luz en el infierno, “jamás me volvieron a llamar para que hiciera otra película”.
“Cuando una película genera mucho dinero, eso es grandioso, porque es una suerte de validación cuando mucha gente va a verla”, comentó. “Pero al mismo tiempo, algunas cosas son reconocidas de determinadas maneras. Y hoy en día, aún recuerdo como disfruté hacer Una luz en el infierno, esa fue una gran experiencia que tuve la posibilidad de llevar adelante”
De Niro volvió a sentarse en la silla de director recién en 2006, con El buen pastor, una película producida por él mismo. "Esa fue otra pendiente difícil de subir", agregó sobre ese proyecto.
