La infraestructura casi civil puede convertirse en un objetivo legítimo para las represalias" dijo Vorontsov

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Rusia consideraría a los satélites civiles como objetivos militares si se usan en Ucrania

Moscú advirtió que, si los sistemas satelitales de uso civil se utilizan para facilitar acciones militares en Ucrania, podrían ser considerados objetivos legítimos de represalias
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28 de octubre de 2022 a las 05:02

Konstantin Vorontsov, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, afirmó que Rusia puede considerar los satélites comerciales occidentales como objetivos legítimos si se utilizan para ayudar a Ucrania en la guerra.

Vorontsov es el director Adjunto del Departamento de No Proliferación y Control de Armas del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia. Su declaración fue hecha en la Primera Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

El funcionario calificó el "uso por parte de Estados Unidos y sus aliados de elementos de infraestructura civil, incluidos los comerciales, en el espacio ultraterrestre con fines militares" como "una tendencia extremadamente peligrosa... que se ha hecho evidente durante los últimos acontecimientos en Ucrania".

"La infraestructura casi civil puede convertirse en un objetivo legítimo para las represalias. Las acciones occidentales ponen innecesariamente en peligro la sostenibilidad de las actividades espaciales pacíficas, así como numerosos procesos sociales y económicos en la Tierra que afectan el bienestar de las personas, especialmente en los países en desarrollo" dijo Vorontsov.

El sistema de comunicación civil por satélite Starlink de SpaceX juega un papel extremadamente importante para Ucrania, que también se usó fondos recaudados originalmente con el objetivo de adquirir drones, en la compra de información satelital a la empresa finlandesa ICEYE. La compra se pactó con la duración de más de un año de derecho de acceso a los datos satelitales y el acceso permanente y completo a uno de los satélites hasta el final de su vida cósmica.

La advertencia de Putin no parece ser un simple alardeo, ya que, en febrero, en forma coincidente con la invasión a Ucrania, Rusia habría instrumentado un ataque cibernético masivo contra la red de Internet vía satelital de Viasat KA-SAT que dejó fuera de servicio miles de módems que afectaron las comunicaciones de servicios públicos, empresas y particulares en Ucrania y algunos países europeos.

El ataque fue confirmado por el secretario de Estado norteamericano Antony Blinken y la entonces secretaria de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Liz Truss.

El antecedente inmediato del ataque cibernético sobre Ucrania y parte de Europa se concretó el 15 de noviembre de 2021, cuando mediante un misil antisatélite, Rusia destruyó un satélite propio, el Tselina-D, causando que miles de fragmentos del mismo se esparcieran por el espacio, lo que generó las protestas de las agencias espaciales de Estados Unidos y Europa.

En ese momento, el general James Dickinson, jefe del Comando Espacial de los EE. UU., caracterizó las acciones de Rusia como un intento de obtener los medios para “negar el acceso y el uso del espacio” por parte de los Estados Unidos y sus aliados”. Y señaló además que “los sistemas de armas contraespaciales de Rusia socavan la estabilidad estratégica”.

Por el contrario, los líderes y analistas militares rusos argumentan que sus armas antisatélite y anti espaciales proporcionan un mecanismo para restaurar la estabilidad estratégica. El ministro de Defensa de Rusia, Sergey Shoigu, describió la prueba como una operación de rutina de un "futuro sistema de armas de vanguardia" destinado a fortalecer la disuasión y la defensa de Rusia contra los intentos de Estados Unidos de lograr una "ventaja militar integral" en el espacio.

La prueba del 15 de noviembre de 2021 fue la última de una asombrosa variedad de capacidades de armas antisatélite demostradas por Rusia en los últimos años. En enero de 2020, por ejemplo, los satélites rusos Kosmos-2542 y Kosmos-2543 realizaron maniobras orbitales de aproximación cercana coordinadas en las proximidades de un satélite de reconocimiento militar norteamericao, el KH-11. Los satélites Kosmos habían asumido posiciones orbitales que les permitían “observar un lado del KH-11” cuando sale por primera vez a la luz del sol Más tarde, después de que el KH-11 entrara en eclipse, uno de los satélites Kosmos había “emigrado al otro lado” del KH-11.

Tales maniobras orbitales ciertamente indican la realización de una misión para observar e informar las vulnerabilidades del KH-11 al ejército ruso. Seis meses después, en julio de 2020, el satélite Kosmos-2543 disparó un proyectil de alta velocidad al espacio exterior, imitando un arma diseñada para colisionar con otro satélite e incapacitarlo rápidamente.

Estas demostraciones también provocaron fuertes respuestas del Comando Espacial de EE. UU. (SPACECOM), afirmando que representan una amenaza “real, grave y creciente” para los sistemas de satélites estadounidenses y aliados. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia refutó las críticas, calificándolas de “ataques de información propagandística” y acusando a Estados Unidos y sus aliados de ser engañosos y “naturalmente silenciosos sobre sus propios esfuerzos” para probar y desarrollar armas antisatélite.

Los analistas y legisladores rusos describen sus esfuerzos contra los satélites como un intento de protegerse contra los intentos estadounidenses de dominar el espacio. Los analistas rusos señalan que Rusia se ve obligada a responder al armamentismo estadounidense y aliados en el espacio.

Afirman que Estados Unidos tiene un sólido programa de investigación y testeos que permitirían el despliegue rápido de armas espaciales durante una crisis militar, por lo tanto, consideran que Rusia necesita protegerse y responder con sus esfuerzos de investigación para evitar que Estados Unidos dé una sorpresa tecnológica significativa y adquiera ventajas decisivas.

Las tensiones estratégicas disparadas con el conflicto en Ucrania han extremado la necesidad de ampliar las capacidades defensivas y ofensivas de los bandos en pugna para preservar la seguridad de sus fuerzas militares en todos los espacios, como lo ha expresado con total claridad la OTAN en 2019 que designó el espacio como el quinto teatro de conflicto junto al aire, el mar, la tierra y el área cibernética.

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