Se cumplen 40 años de la muerte de Elvis, el ícono más influyente

Antes de tener todo, ser el Rey del Rock y de morir a causa de un ataque cardíaco producido por su consumo de medicamentos (una causa de muerte que se puede asociar también a otros artistas, como Michael Jackson o Prince), Elvis Presley no tenía nada.

Criado dentro de una familia humilde de Misisipi, que perdió su casa por no pagar el alquiler, que dependía del auxilio gubernamental para comer y tener un techo sobre su cabeza, y donde su padre pasaba de un trabajo informal a otro (su madre, Gladys, era ama de casa), Elvis se convirtió en cantante luego de una presentación escolar.

Su mayor influencia provino de su adolescencia en Memphis, donde la escena del blues transformó sus gustos musicales y lo llevó hacia el incipiente rockabilly. Tras varias experiencias frustradas, comenzó a aplicar su propio estilo de canto que años después lo convertiría en una sensación mundial.

A lo largo de su carrera atravesó diversas etapas: primero fue ídolo juvenil e ícono del primer rock, luego (después de su servicio militar en Europa, entre 1958 y 1960) fue una superestrella, grabó un hit tras otro y se convirtió además en actor de cine; en una etapa posterior se lo conoció por sus trajes brillantes, su exploración de sonidos hawaianos y su asociación con Las Vegas.

Su muerte, de la que se cumplen 40 años el próximo miércoles 16, marcó la pérdida de uno de los músicos más influyentes del siglo XX, que influyó en artistas como los Beatles o los Bee Gees, y que se convirtió no solo en una leyenda musical, sino en una presencia invisible pero clave dentro del pop.