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Sin definiciones sobre cuál será su "nuevo rol", Talvi afirma que “no va a pasar desapercibido”
La única certeza que tiene Ernesto Talvi sobre su futuro político es que sus días en Cancillería están contados. Será uno, dos o tres meses –según comentó con sus allegados– pero el economista dejará la oficina que él mismo reacondicionó en el sexto piso del Palacio Santos y saldrá a buscar un mayor protagonismo político partidario.
Pero si bien concurrió este martes a Torre Ejecutiva para manifestarle al presidente Luis Lacalle Pou que quería un “cambio de rol” que lo sacara de los confines de Cancillería, el líder de Ciudadanos no tiene del todo claro cómo se materializará su aspiración de "jugar en un sector más amplio de la cancha".
Este jueves, una vez conocida su intención de dejar el gabinete, el canciller reunió en el Parlamento a los legisladores de su sector y durante una hora y media discutieron los fundamentos de la decisión y las alternativas a futuro. Del intercambio no surgieron ni plazos para la renuncia, ni definiciones concretas sobre qué ocurrirá con el puesto en Cancillería ni con la banca de Talvi en el Senado, actualmente ocupada por Carmen Sanguinetti.
A la salida del encuentro, el canciller se enfrentó a la prensa y puso paños fríos ante todas las preguntas e incógnitas. Dijo que no fijó plazos, que su salida es “una posibilidad a futuro” y no para “el futuro inmediato”, y que por ello no había ninguna decisión tomada sobre su eventual retorno al Senado ni sobre su sucesor en el ministerio. "Vamos a cruzar el puente cuando lleguemos al lugar", insistió el canciller.
A la salida del Palacio Legislativo, Talvi dijo a El Observador que “no necesariamente” el nuevo rol que reclamó a Lacalle estará en el Senado ni en un cargo en particular. Según manifestó, incluso baraja la posibilidad de trabajar desde la sede de Ciudadanos en el liderazgo del sector, en la recomposición del partido y en propuestas para enfrentar la pandemia.
Fuentes de Ciudadanos ratificaron que “todas las posibilidades están arriba de la mesa”, aunque algunos de los dirigentes que en su momento sugirieron a Talvi que no descuidara la tarea político-partidaria ahora entienden que el lugar de su líder debe estar en el Parlamento. El canciller se limitó a destacar el "trabajo formidable" de su suplente en estos meses y reiteró que no tiene una definición al respecto.
Consultado sobre si quedar en el llano no le quitaría visibilidad política, el hoy canciller aseguró que junto a su equipo de trabajo "no va a pasar desapercibido”.
Además de la incógnita sobre cuál será el rol de Talvi tras dejar Cancillería, en el oficialismo tampoco hay hasta ahora un panorama claro respecto a quién será su sucesor en el cargo, más allá de que la noticia disparó especulaciones sobre posibles nombres.
Dirigentes de la coalición consultados por El Observador dijeron que la salida del canciller deja abierta la posibilidad de realizar “enroques” de puestos entre los partidos y agrupaciones, especialmente teniendo en cuenta que siguen habiendo cargos de jerarquía vacantes. La decisión, expresan en el oficialismo, será del presidente Luis Lacalle Pou.
De la sorpresa al “culebrón”
Las reacciones del sistema político a los anuncios de Talvi oscilaron entre la sorpresa, la confusión por las idas y vueltas del canciller y las acusaciones de “desgobierno” por parte de la oposición. Incluso dirigentes de Ciudadanos se dejaban ganar este jueves por la incomprensión y la incertidumbre.
En el gabinete, por ejemplo, habían pensado que la ausencia del canciller del Consejo de Ministros realizado este miércoles se debía a que era su cumpleaños. El ministro de Transporte, Luis Alberto Heber, se confesó "muy sorprendido" por la noticia y dijo a radio Carve que "es bastante inusual que se diga que va a renunciar". "Uno cuando toma una decisión, toma una decisión; no la toma en diferido", afirmó el jerarca, y añadió que el alejamiento de Talvi era "una lástima".
Si bien entre los referentes del Partido Nacional ya había conocimiento de los roces entre Talvi y el gobierno, y también malestar por ciertas actitudes del canciller, el momento y la forma en que se acordó y comunicó la salida generó "perplejidad".
El senador herrerista Gustavo Penadés, coordinador de la bancada del Partido Nacional, fue de los que llamó a "desdramatizar" la situación y subrayó que el alejamiento se dará en un "tiempo prudencial", pero no dejó de admitir que el momento fue inesperado. "Esperábamos que esto sucediera un poco más adelante", afirmó en rueda de prensa.
Guido Manini Ríos, senador y líder de Cabildo Abierto, también dijo que se vio "sorprendido por la evolución de este tema" y agregó que a su juicio "no es bueno para el gobierno que el canciller dé un paso al costado". "Está llamado a ser un excelente canciller, pero en definitiva son posiciones personales en base a conversaciones que ha tenido en privado con el presidente y creo que no tenemos que profundizar en consideraciones al respecto", agregó
En la oposición frenteamplista fueron más duros con las consecuencias de la decisión de Talvi. El diputado Alejandro Sánchez, del MPP, denunció "una especie de culebrón en donde parece que (el canciller) se va pero no se va, o se anuncia que se va a ir en algún momento pero no se sabe cuándo". "Esto genera un problema innecesario y debilidad en el gobierno, justo en un área estratégica del país", añadió.
Por su parte, el presidente del Frente Amplio Javier Miranda dijo que el episodio es "sumamente preocupante". "Tenemos un canciller con caducidad. Lo que anuncia en definitiva es: me estoy yendo, no sé cuando, pero me estoy yendo. Eso es malo para la República", planteó en Telenoche.
