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Tres emprendimientos uruguayos en lucha contra el plástico

Proponen sustituir el papel film, reciclar desechos plásticos y fabricar envases biodegradables, en un mercado donde la costumbre y el precio siguen pesando
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08 de agosto de 2018 a las 05:00

En un mundo en el que el modelo de usar y tirar es tan común como la indignación frente a los océanos contaminados las empresas sustentables luchan por posicionarse en el mercado y convertirse en negocios rentables.

Todavía existe cierta resistencia por parte de los consumidores a elegir productos sustentables frente los tradicionales; el precio y la costumbre siguen pesando más que el cuidado medioambiental.

Tres empresas uruguayas colaboran con los tres principios sobre los que se construye un estilo de vida ecológico: reducir, reutilizar y reciclar. Los emprendedores tratan de instalar sus productos en un mercado todavía inmaduro en cuestión de sustentabilidad, pero que está en vías de crecimiento y suma cada vez más opciones ecológicas.

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Wabee Sabi: reducir

Cuando se enciende la cocina en el taller de Wabee Sabi el olor dulce empieza a atraer a las primeras abejas, que van a hacer compañía durante toda la jornada de trabajo. La mezcla derretida de cera de abeja, resina de árbol y aceite de jojoba cubre una tela de algodón, que cuando esté seca funcionará como un sustituto del papel film. El tejido encerado se adapta a la forma del producto que envuelve con el calor de las manos.

Después de un año viajando, Tomás Jolivet y Brian Díaz conocieron de cerca el estilo de vida sustentable y visualizaron una oportunidad de negocio en Uruguay en ese terreno.

El nombre del emprendimiento viene de un concepto japonés que habla de la belleza de las imperfecciones y del deterioro natural los objetos. Además, es un juego de palabras con bee –'abeja' en inglés– que hace referencia a una de las materias primas que utilizan.

Después de dos años de prueba y error, y con el apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), lanzaron al mercado el producto hace dos meses. Cada paquete cuesta $ 590 e incluye tres envoltorios que duran entre seis meses y un año. Si bien han tenido buena recepción, es un producto que no existía en Uruguay, por lo que siguen dándose a conocer. En este proceso tratan de generar un cambio de conciencia, haciendo entender que el esfuerzo de lavar y volver a utilizar el producto evita el daño que genera la "comodidad" de usar un film y tirarlo.

Uruplac: reutilizar

Lumber Andrada recorre los depósitos de Uruplac, la empresa que dirige, y revisa los miles de desechos que esperan por una segunda vida. Cuando les llegue el turno, estos blísters de remedios, botellas y etiquetas van a ser triturados, colocados en un molde y prensados con calor.

El resultado es una plancha de plástico reciclado que podría transformarse en una casa para perro, un basurero, o incluso en decoración para un bar.

Andrada, entiende que al consumidor todavía le cuesta elegir los productos reciclados: "Hay que cambiar la visión de qué es lo lindo y qué es lo feo, cuando en el mercado hay más de una opción de producto, y uno es sustentable, lo que yo puedo hacer como usuario es optar por ese, es un tema de conciencia", comenta.

Competir con la madera no es sencillo, sobre todo porque al ser un producto nuevo aún no se lo ve como un sustituto.Además, el cliente no siempre visualiza qué hacer con el material, por este motivo la empresa optó por vender también productos ya terminados, como bancos y composteras.

Maple Vila: reciclar

Era 1972 y Américo Vila, electricista, estaba haciendo la instalación eléctrica en una avícola. Estaba trabajando por trueque: sus horas de trabajo tendrían el valor de una máquina para hacer maples de celulosa que el avicultor nunca había aprendido a usar. Gracias a sus conocimientos eléctricos logró ponerla en marcha y así empezar el inesperado negocio familiar. En aquel entonces los envases de papel reciclado para huevos se importaban de Estados Unidos y Sudáfrica. Hoy, Maple Vila no solo fabrica envases, bandejas para fruta y macetas biodegradable, sino también la maquinaria que utiliza.

Las macetas biodegradables han tenido gran recepción, sobre todo en Chile y Argentina, países a los que exportan sus productos. "La respuesta del mercado exterior fue bastante rápida, pero el uruguayo es más cerrado", expresa Natalia Machín, nieta de Américo Vila.

Cuenta que por ese motivo los consumidores suelen preferir los huevos que vienen en envase de plástico frente a los que vienen en caja de papel reciclado, porque existe una necesidad de ver el producto. Además, en las carnicerías no está permitida la venta de huevos en envases de esta materia.

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