"No hay manera de ocultar bajo la alfombra qué es lo que produjo la pandemia de obesidad en el mundo", dijo Rubinstein, quien agregó que en los principales medios del mundo ya ni ocultaron las marcas de refrescos con una gran "X" roja. Las marcas aparecieron en los titulares de todo el mundo. "Es una revolución y está hablando de que efectivamente esto está cambiando y va a cambiar", sostuvo.
Y los cereales no se salvan. "Hubo un lobby tremendo muy bien hecho, parecido al que hizo Philip Morris y otras tabacaleras para vender que era buenísimo fumar", indicó Rubinstein, quien explicó que muchos de los cereales que la población come a diario no son sanos, de hecho, los comparó con las mal reputadas cookies.
Si no se trata en los primeros años de edad, la obesidad no se puede revertir. A esa conclusión llegó el equipo de Rubinstein tras investigar en ratones de laboratorio transgénicos. Por sus trabajos, el argentino fue recientemente premiado por la Academia Mundial de Ciencias.
Rubinstein y su equipo demostraron que existe un gen encargado de determinar cuándo comer y cuándo dejar de hacerlo y cuya disfunción conduce al exceso de peso. "Trabajamos con el gen POMC –la sigla de proopiomelanocortina–, que produce neuropéptidos cerebrales que actúan como aneroxígenos; esto es, como inductores de la saciedad alimentaria", explicó Rubinstein hace unos meses al diario argentino Perfil.
Esto significa que la obesidad puede estar determinada por la genética, más que por el estómago y estudios en hermanos gemelos a través del tiempo lo han demostrado. Las neuronas encargadas de generar esa sensación de saciedad están en el hipotálamo y el freno a la comida lo ponen a través de la generación de la hormona melanocortina.
"Se cree que uno puede comer sin parar y después ponerse a dieta, que uno lo maneja. No es así. Nuestro trabajo muestra que la obesidad es reversible solo cuando se ataca de forma temprana. El cuerpo acumula en su memoria todo lo bueno y lo malo. A medida que aumenta el porcentaje de masa corporal, se disparan mecanismos cerebrales que recalibran el control de la ingesta para defender un peso mayor al normal", dijo al medio.
Por eso, su conclusión es que cuanto más tiempo pase una persona sin tratar su obesidad, más difícil es recuperarla. El trabajo de Rubinstein permitió conocer más sobre los mecanismos cerebrales vinculados a la obesidad.
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