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Un dron que escapa a la regla

Dos jóvenes y una docente de química son los creadores del proyecto Edivant
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10 de marzo de 2018 a las 05:00
Un adolescente promedio utiliza su tiempo libre para juntarse con amigos, jugar a un videojuego o ver una serie. En la mayoría de los casos suelen estar alejados de responsabilidades e, incluso, a veces desconocen a qué quieren dedicarse en el futuro.

Sin embargo, siempre hay una excepción a la regla como es el caso de Ignacio López y Santiago Martínez, que de ser parte de un club de ciencias del liceo, pasaron a crear una plataforma similar a un dron.

Antes del nacimiento del proyecto, llamado Edivant, los alumnos del Instituto Dr. Andrés Pastorino abrieron un club de ciencias en la institución hace cuatro años atrás. Ese momento fue protagonizado por López y Martínez –entre otros estudiantes– que tenían 14 años. Debieron elegir un coordinador e invitaron a la docente de química del centro educativo, Patricia Correa.

Al comienzo no tenían un único objetivo, pero un dron pequeño que vieron en una feria tecnológica les despertó interés. "Nos planteamos usar el dron más allá que una cámara. Por qué no usarlo para el campo, para incendios forestales, para el ganado. Hay muchas opciones y empezamos a trabajar para esa área", indicó López a Cromo.

En estos años, varios estudiantes pasaron por el club para colaborar con Edivant pero los miembros actuales son López, Martínez y Correa. Desde el principio, el grupo se propuso "romper estructuras de la tecnología que ya están armadas".

Edivant trata de la creación de una plataforma similar a un dron, que varia fácilmente entre siete configuraciones de motores, cambia dispositivos de carga, sirve de registro –por imágenes o sensores–, actúa de forma autónoma para cada función y es portátil. Esta tecnología busca ser totalmente adaptable al usuario.

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Camino hacia la creación

Tanto los adolescentes como la docente tenían total desconocimiento sobre drones y su funcionamiento. Sin embargo, hicieron un gran trabajo de investigación, aprendieron por medio de tutoriales publicados en internet, despejaron dudas con especialistas y visitaron un club de aeromodelismo.

"Ninguno de nosotros sabía. Llevó mucho trabajo de investigación, de hacer diseños, pruebas, errores, muchos choques", sostuvo Correa.

El primer reto fue armarlo y lograr que volara. Al comienzo, lo fabricaron de aluminio pero se dieron cuenta que no era el mejor camino.

"Ninguno de nosotros sabía. Llevó mucho trabajo de investigación, de hacer diseños, pruebas, errores, muchos choques", dijo Patricia Correa, docente coordinadora

Los drones que se comercializan son limitados por su batería. "Hoy no te calcula la cantidad de ganado ni la calidad del campo. Nuestra idea es que no solamente sea un dron, sino que el límite lo tenga el usuario", agregó López. Esto significa que la persona pueda armarlo en base a sus propias necesidades. Por eso mismo, Correa insiste en que no se debe llamar dron, porque es mucho más que eso.

En estos cuatros años, los integrantes del Proyecto Edivant han hecho entre cuatro y cinco prototipos. Si bien cuentan con el diseño y el vehículo, están en constante cambio para mejorarlo. Uno de sus principales objetivos es que sea fácil de usar. La idea es que se pueda manejar desde el celular o con un control.

Para la realización de los prototipos utilizaron partes que fueron compradas y modificadas por ellos o impresas en 3D. La controladora, el código y el hardware fue todo de su creación. "Nos da más libertad el hecho de hacerlo nosotros mismos", opinó López.

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Ensayo y error

La labor de este proyecto les consume prácticamente la carga horaria de un trabajo común. Los jóvenes de 18 años, que están por comenzar la Facultad de Ingeniería, se juntan con Correa al menos una vez por semana. Pero todos trabajan por su parte en el día a día y se hacen videollamadas. "Cuando te gusta tanto no importa la cantidad de horas que le metes. Son muchas horas", confesó López.

Reciben mucho apoyo de las familias, las que aportan los recursos económicos para sustentar la iniciativa. Al comienzo sí fue más complicado desde la mirada de los padres. "Éramos más chicos y la prioridad era estudiar. Pero demostramos que lo podíamos llevar en paralelo", dijo a Cromo Martínez.
Hasta el año pasado se reunían en el colegio por ser parte del club de ciencia, pero ahora no tienen una sede estable. Generalmente se juntan en la casa de López.

Ya se presentaron en varias ferias de ciencias y en el evento Jóvenes con más futuro. "Los desafíos siempre nos motivan a seguir. No nos frustramos, nos concentramos en mejorar", concluyó López.

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