En 1940, Walt Disney hizo historia al crear un largometraje animado donde la música clásica cobraba vida bajo la dirección del mago Mickey Mouse. Tras 74 años, ese ambicioso proyecto inspiró al videojuego
Fantasia: Music Evolved, lanzado la semana pasada para las consolas Xbox 360 y
Xbox One a US$ 59,99 (en Estados Unidos), aunque la magia sucede solo con el complemento del sensor de movimiento Kinect.
El juego fue desarrollado por la compañía estadounidense Harmonix, creadores de las sagas de música interactiva Guitar Hero, Rock Band y
Dance Central. Sin embargo, este nuevo título logra explotar mejor el potencial de
Kinect, de manera que el usuario no solamente imita, sino que también crea música.
El juego incluye más de 30 canciones de artistas tan variados como Lorde, Gorillaz, Elton John, The White Stripes y Antonio Vivaldi. Como es de esperarse, es en la música clásica donde Fantasia alcanza su máximo potencial y encanto. Lo sorprendente en un mal sentido es que este juego inspirado en una animación de Disney incluya tan pocos temas del estudio cinematográfico.
Es incluso difícil cruzarse con el mismísimo Mickey a lo largo del juego. El que sí aparece con frecuencia es el mago Yen Sid, un casi desconocido en las películas, parques de diversiones y merchandising de la compañía.
Cuestión de magia
Al igual que otros juegos de baile, en Fantasia el usuario debe mover los brazos al compás de la música. La diferencia es que aquí los puntos no son tan valiosos como la creatividad.
Básicamente hay tres versiones de cada canción: están la original y dos tipos de
remix. Mientras uno está bailando, puede cambiar algunos instrumentos de las distintas versiones o ingresar a minijuegos que permiten crear muestras musicales, las cuales luego se insertan en el tema con sorprendente buen gusto. El resultado sonoro se puede almacenar para volver a jugar después.
La dinámica de los movimientos es distinta a otros juegos musicales interactivos, por lo que requiere de cierta curva de aprendizaje. Lo bueno es que en Fantasia se prioriza el ritmo por sobre el gesto en sí, por lo que cada usuario podrá decidir qué tan discreto o exagerado quiere bailar. Al acertar en los movimientos, aparece un pequeño destello de luces y estrellas que es una recompensa más tierna que cualquier
bonus numérico que uno pueda alcanzar.
Pero no todo resulta fabuloso en este mundo de fantasía. Es necesario jugar en la versión común de las canciones y conseguir determinada cantidad de puntos antes de poder destrabar los
remixes y disfrutar de Fantasia con toda su magia. Además, los temas carecen de distintos niveles de dificultad, por lo que, si uno resulta fácil, siempre lo será.
Walt Disney una vez dijo: “Seguimos avanzando, abriendo nuevas puertas y haciendo cosas nuevas porque sentimos curiosidad. Y la curiosidad nos sigue marcando nuevos caminos. Estamos siempre explorando y experimentando”. El videojuego Fantasia es una prueba más de este espíritu creativo e innovador, pues lleva a la interactividad musical y al propio Kinect a un nuevo nivel. Sin embargo, como sucede con la magia en sí, su encanto puede desvanecerse y dejar lugar al simple ilusionismo. Precisa mejorar para convertirse en un clásico.