En algún momento recomenzará la vida, con o sin virus, y sería inteligente no esperar una bandera de largada o una señal del cielo para repensar cada país. Uruguay arrastra otra penosa cuarentena desde que se terminó el cuento de hadas de las materias primas. La economía viene desde entonces durando en vida latente, sostenida con alfileres por un manejo prudente, financiada con deuda moderada e inflación sistémica tolerables, aunque no proyectables, impuestos altos, pero no aún ruinosos, desempleo en ascenso, pobre o nulo crecimiento y marginalidad oculta u ocultada. Un país inmediato, en el borde.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá