El calor intenso. El grito atorado. La comunión que solo genera el sentirse igualmente ignorado. Los miles que se movieron hasta Santa Bernardina, Durazno, el 23 de enero de 2018, sintieron el vértigo de la gestación de algo nuevo. De un descontento que por fin encontraba su vehículo. Los “autoconvocados” habían logrado pasar su mensaje y el interior empezaba a alzar su voz contra el gobierno frenteamplista.
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