La huelga llevada a cabo esta semana por el Sindicato Único Portuario y Ramas Afines (Supra), paralizando la actividad del puerto de Montevideo durante tres jornadas, responde a un patrón de comportamiento gremial nocivo. Perjudica el comercio marítimo, en el contexto de una histórica crisis mundial del transporte de contenedores, pero también el funcionamiento de la economía y el clima de estabilidad que es imprescindible para atraer negocios.
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