Una joya en el Pantanoso

“Por suerte siempre hice lo que quise y tomé las decisiones que quería. Como ahora: si estoy en Uruguay y entrenando con los muchachos de Progreso es porque quiero. Me gusta y es lo que me sale... Nunca nadie influyó en mi carrera”.

El talentoso Fabián Canobbio -de 31 años- está entrenando con el equipo de sus amores después de quedar libre tras terminar su contrato con AE Larisa. Tras ocho años en el fútbol español, pasó a Grecia con la intención junto a su familia de vivir nuevas experiencias. Sin embargo, la temporada no fue la que había imaginado y actualmente está en juicio con el equipo porque no le pagaron.

Hace tres meses que volvió a Uruguay. Todas las propuestas que le llegaron hasta el momento fueron del exterior: ningún equipo local se contactó con la intención de contratarlo.

Con el permiso del entrenador y bajo la mirada de sus compañeros, se alejó del entrenamiento durante algunos minutos para conversar con El Observador. Está contento de entrenar con Progreso, no tiene novedades de sus representantes desde hace varios meses y reconoce que no está a la espera de un llamado de Peñarol.

“Ahora quiero ganar más en calidad de vida que en lo deportivo o en lo económico. Tengo tres hijos chicos y la experiencia deportiva en Grecia no fue buena; si estuviera seguro de que me voy al exterior y van a cumplir el contrato, es un empujón a salir. Pero irte para después tener un conflicto y que te deban la mitad del contrato... No es de pretencioso, es que querés seguridad”.

Peñarol y un posible regreso

Canobbio está abierto a cualquier oferta y confesó que no está a la espera particularmente de un llamado del conjunto mirasol. El volante defendió al conjunto aurinegro de 2001 a 2003 y por momentos fue resistido por algún sector de la hinchada que cuestionaba su forma de jugar.

“El llamado de Peñarol no es algo que me perturbe. Lo tengo mucho cariño y siempre digo que me hice más hincha jugando que lo era antes. Es verdad jugar Peñarol sí es especial. Yo soy y siempre fui hincha de Progreso, el club en el que me crié y que me llevaban de chico a la cancha. Después me hice de Peñarol jugando porque para mí la hinchada y su gente es impresionante. Me quedé con un gran recuerdo. Ni se me pasó por la cabeza hablar ni creo que Peñarol tenga la obligación de llamarme porque jugué ahí (...) Nadie se comunicó conmigo y también pienso que si no hay un interés mutuo no es bueno forzar las cosas”, remarcó.

Consultado acerca de si jugaría en Nacional si existiera la oportunidad, Canobbio respondió: “Me sorprendería. Nunca me han llamado ni existió ningún contacto. No sé cómo lo tomaría, pero pienso que no me llamarían”.

La vuelta a las raíces

Tras casi una década en Europa, el ex Peñarol jugó en los mejores estadios del mundo y tuvo las comodidades de las que gozan los futbolistas en España. Sin embargo, y tras entrenar junto a su hermano Carlos varias semanas en un gimnasio de Pocitos, el futbolista comenzó a practicar con Progreso.

El plantel entrenó en la cancha ubicada detrás de la UTU Marítima. Caminaron varias cuadras desde el Paladino hasta el lugar.

“Creo que las personas con raíces son las verdades personas. Las transparentes son las que nunca se olvidan de dónde salieron. A mí no se me cae ningún anillo por venir a entrenar acá o compartir con este grupo de muchachos. Creo que las personas se hacen grandes por sus actitudes y las cosas que hacen día a día. No perdería la grandeza o lo que soy como persona por estar acá”, concluyó el jugador.