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Una leyenda del ballet que llega para decir adiós

La bailarina Paloma Herrera arriba al Solís como parte de su gira de despedida de los escenarios
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04 de noviembre de 2015 a las 05:00

La pequeña Paloma Herrera giraba y saltaba a la perfección, incapaz de cansarse, de notar la sangre que manchaba sus diminutas zapatillas de ballet. Sin embargo, el talento y la naturaleza nunca son suficientes, sino que la disciplina debe acompañar. La forma particular de pies, la flexibilidad generosa y la estructura armoniosa no significan nada sin una fuerza que las mueva.

Mucho antes de consagrarse como una de las bailarinas más célebres del mundo y del staff del American Ballet Theatre (ABT), Herrera lo tenía claro. "Siempre fui muy decidida. A veces veo a chiquitos de siete años que no tienen ni idea de lo que quieren hacer. Y a mí me preguntaban a esa edad qué quería y yo decía: bailarina", recordaba en una entrevista con el diario argentino Página/12 hace algunos años.

A esa exacta edad, en 1982, Herrera comenzaba una carrera que ahora abandona, con casi 40 años y una gala especial en el Teatro Solís que hoy y mañana seguirá a múltiples despedidas en otros teatros del mundo.

"Ella sabía lo que quería siempre, sabía que iba a llegar a ser una gran bailarina", comentaba su primera profesora de danza, Olga Ferri, que detectó en Herrera algo irrepetible. "Paloma es un milagro", dice sin hesitar en el documental Paloma Herrera, aquí y ahora (2008), una convicción que la llevó a acompañar a la niña en su ingreso al Instituto Superior del Arte del Teatro Colón a los ocho años y en su viaje a la Escuela de Baile de Minsk (Rusia) a los 10.

Pronto, Ferri pasó a ser uno de los nombres en una larga lista de profesionales que notaban el potencial de la joven Herrera, la precisión milimétrica de sus movimientos, el arco perfecto de su empeine.

Tras ganar el diploma de finalista en el XIV Concurso Internacional de Varna, Bulgaria, a los 14 años, la bailarina recibió una invitación del jurado Natalia Makarova para tomar clases en el English National Ballet en Londres.


El inicio del vuelo

Sin embargo, el giro decisivo llegó de parte del maestro Héctor Zaraspe, profesor del instituto Julliard de Nueva York, quien convenció a Herrera de audicionar para la ABT mientras cursaba un taller de seis meses en la ciudad estadounidense.

La alegría, hasta entonces, estribaba en la mera oportunidad de ver en vivo a aquellos grandes que admiraba en videos y fotos. De palpar la sutileza de la danza desde la distancia de una butaca.

"Yo era consciente de que no tenía chance alguna (...), era súper chica para entrar en una compañía profesional. Por eso supongo que me presenté. (...) Lo único que quería era tomar una clase con esta gente. Fui sin ningún tipo de presión, tomé una clase. Cuando terminó, me dijeron: 'Te damos contrato'", relataba Herrera a Página/12.

Entonces, sin papeles, casa ni conocimiento profundo del inglés, la bailarina de 15 años pasó a ser la primera latina en integrar el cuerpo de danza estadounidense, uno de los más prestigiosos a nivel internacional. "Primera", de ahí en más, se convertiría en un epíteto familiar, reiterado, aunque siempre con un valor distinto. A los 19, Herrera fue promovida a Primera Bailarina del ABT, siendo la más joven en la historia de la compañía en alcanzar la jerarquía.

Con el Metropolitan Opera House de Broadway como escenario recurrente, así como giras por los teatros del resto del mundo, el milagro que evidenció Ferri pasó a ser venerado, también, por el público y los críticos. "Paloma Herrera es la más grande atracción femenina de boletería que el ABT ha tenido" desde hace más de 25 años, reseñaba la estadounidense Arlene Croce, mientras que los críticos la elogiaban como "una de los 30 artistas que cambiarán las Artes en los próximos 30 años".

Sin embargo, con 24 años en el elenco del ABT, Herrera emprendió la retirada el 27 de mayo pasado. Entonces, antes de comenzar una gira que la trae a Uruguay, la bailarina se despidió con la mítica Giselle, uno de los personajes más complicados del repertorio romántico del ballet.

"Me estoy retirando en salud, sin haber defraudado a mi público", comentaba en otra entrevista. Sobre las tablas del Metropolitan Opera House, la interpretación fue ágil y delicada como el primer día. Y, como le es propio, la convicción seguía. "También siempre supe que quería retirarme joven, con la misma pasión, ganas y energía que tenía a los siete".


Para ir

¿Qué? La Gala incluirá una primera parte con Tchaikovsky Suite y El Cascanueces, y continuará con Nuestros Valses, Tango y Verano Porteño.

¿Dónde? Teatro Solís (Reconquista s/n esq. Bartolomé Mitre)

¿Cuándo? La Gala tendrá lugar hoy y mañana a las 21 horas.

¿Cuánto? Aunque la representación del jueves está agotada, aún se pueden conseguir entradas para hoy, de $600 a $2.150.



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