Las Spice Girls sonaron hasta los 2000 pero son un ejemplo de esta moda ecléctica y divertida

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Vestirse como en los 2000: el regreso del Y2K y el pantalón de tiro bajo

La generación Z se abrazó a tendencias que los millennials preferirían olvidar, trayendo de vuelta la moda de comienzos de siglo
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24 de septiembre de 2022 a las 05:10

Un error de programación amenazaba con paralizar el mundo. Estaba a punto de comenzar un nuevo milenio y bancos, organismos estatales, hospitales y empresas de servicios públicos podrían generar de un segundo a otro un cataclismo mundial porque las computadoras volverían a cero. Todo desaparecería. Esa falla fue conocida como Y2K o error del milenio.

Volvemos ahora a principio de siglo: al cibercafé para conectarse a internet y pasar las tardes recorriendo los pasillos del Blockbuster eligiendo qué película llevar a casa. A escuchar a Shakira en un discman y pegar la nariz a la pantalla de MTV mientras Jennifer López cantaba Waiting for tonight.

En pleno 2022, los flashbacks de los 2000 son como bombas sin detonar: nunca sabés cuándo te va a explotar uno en la cara. Ben Affleck y Jennifer López volvieron a ser Bennifer, Britney volvió a hacer música después de liberarse de la tutela de su padre, Christina Aguilera volvió a cantar en español y Lindsay Lohan prepara su regreso en Netflix. El único que piensa que el tiempo no pasa es Leonardo DiCaprio, que sigue teniendo novias menores de 25 años. Y la moda volvió al Y2K.

Es que la generación Z se está abrazando a todas esas tendencias de principios de siglo que los millennials pueden volver a ver con nostalgia y hasta desconfianza: el jean con jean como Britney y Justin Timberlake (el Justin antes de Justin), el ombligo al aire y el polémico pantalón de tiro bajo. Algunos desearían que se mantuviesen archivados en un cajón para el olvido, pero ahí están: liderando el street style.

“Cuando se popularizó el estudio de tendencias para la moda, se había establecido que un ciclo duraba 18 años, entre que emergía con timidez, se iba afianzando, se popularizaba, se masificaba completamente y luego iba decayendo hasta desaparecer y reaparecer cuando la idea parecía nuevamente novedosa. Hoy se acortan los ciclos, existen las llamadas microtendencias y usuarios de redes sociales como TikTok se encargan de exponenciarlas y luego desterrarlas. Las tendencias de moda siempre se nutrieron del entorno, pero desde hace años puede suceder que un movimiento que surge en la cultura popular tenga igual o más peso que las ideas de un gran diseñador”, explica a El Observador la directora editorial de Couture, Natalia Jinchuk.

Si hay algo que reivindica esta tendencia y a quienes eligen apegarse a ella es la diversión. “Es como enajenarse de una realidad, celebrar la moda y la diversión a partir de combinaciones que no necesariamente se entienden como buenas . Eso es lo que llama la atención: son conscientes de que se llevan al límite las combinaciones en cuanto a colores y texturas, es como casi un juego. Veo muy lúdica también la implementación de estas tendencias y la aceptación por parte de la juventud”, dice el diseñador Pablo Giménez, director de Integra PG.

“Esta tendencia Y2K se caracteriza por una estética más adolescente, más ajustada al cuerpo, con irreverencias, roturas, cortes que dejan ver la piel, transparencias, brillo. Es una tendencia expansiva y de reencuentro con el cuerpo”, considera Verónica Massonnier, especialista en investigación de mercado y tendencias.

Ella destaca que puede ser la expansión que llega después de la retracción que significó la pandemia: volver a la fiesta, salir y destacarse, volver a la alegría del color con un espíritu maximalista y con algo de juego. “También, en este caso, es el proceso natural que llega después de la tendencia oversize, la prenda que se separa del cuerpo y lo envuelve, muchas veces sin mostrarlo”.

El look de los 2000 es multifacético, diverso, muchas veces estridente, colorido, en ocasiones desinhibido. Es el efecto eufórico de una sociedad que enfrenta otro cataclismo: una pandemia mundial, guerras y el deterioro medioambiental que no parece ceder.

Tiene que ver con la idea del “dopamine dressing” o la posibilidad de usar la ropa como una herramienta para elevar el estado de ánimo. El color, las texturas, las posibilidades lúdicas y la prerrogativa de que vestirse también puede ser divertido. “Previo a la pandemia era lo nórdico, de lo asiático, lo minimalista, lo mega depurado y ahora se da este salto al brillo, los pantalones intervenidos con pedrería, la mezcla de animal print de todo tipo, el exceso”. Vuelve la minifalda diminuta, vuelven los brillos y los metalizados, vuelve la remera corta y pegada al cuerpo. Los accesorios toman relevancia tanto para hombres como mujeres: las carteras, los collares, las gafas.

En 2003 salió a la venta el Nokia 1100 y lejos estábamos de prever que la vida pasaría cada vez más en el aparatito y las redes sociales: desde MySpace a Fotolog, de Facebook a Instagram, Tik Tok o BeReal. A principios de los 2000 había que esperar a ver las revistas para tomar contacto con las tendencias y las colecciones, ahora es tan simple como desbloquear la pantalla del celular. La generación que hoy abraza el Y2K de hecho no conoce el mundo sin internet. Lo interesante es que se pueden encontrar a las mismas figuras: Pamela Anderson en la campaña de la colección Heaven de Marc Jacobs; Naomi Campbell, Kate Moss, Amber Valletta y Shalom Harlow desfilando en Milán para una colaboración entre Fendi y Versace, o Sarah Jessica Parker celebrando los 25 años del modelo Baguette de Fendi.

"Lo que me llama mucho la atención es que las nuevas generaciones toman las referencias literales y cuanto más literal mejor, sobre todo a nivel de propuestas de las marcas", señala Giménez. Por ejemplo, el diseñador Nicola Brognano repensó para Blumarine el top mariposa que fue creado originalmente por Emanuel Ungaro en 2000 y que Mariah Carey hizo famoso en su momento.

También señala el resurgimiento de marcas que estaban, casi, olvidadas como es el caso de Diesel. "Hoy en día también está muy posicionada tomando justamente desde su archivo su propuestas", señala Giménez. Según el buscador de moda Lyst, Diesel es ya la firma con mayor crecimiento de 2022, ascendiendo 31 puestos con respecto al último informe de 2021 de la mano del diseñador Glenn Martens. La cartera Diesel D1R fue el ítem más buscado del segundo cuarto de este año.

“La demanda por looks de belleza nostálgicos ha crecido, ya que la gente encuentra confort en lo familiar y en el pasado reciente”, afirma Clare Varga, líder en predicción de tendencias de la agencia WGSN, en una nota de Vogue. "La agitación provocada por los eventos globales de los últimos dos años, en particular por la pandemia, hizo que las necesidades de los consumidores se desplazaran significativamente hacia el escapismo y en recordar tiempos mejores, más despreocupados, así como a sus grandes amigos y lugares felices". En la misma nota se destaca el regreso de los “recogidos puntiagudos”, los reflejos gruesos, el pelo perfectamente partido y pulido, los space buns y la raya en zig zag.

El retorno de la estética del Y2K no solo tiene un correlato temporal si observamos los ciclos de tendencias, sino también corresponde a una época de incertidumbre. Mirando hacia atrás resulta casi naif ese momento en que pensábamos que todo se iba a desregular por el cambio de siglo; sin embargo, estábamos en un momento de extremo vuelo y al año siguiente los aviones se estrellaron contra las torres y el mundo cambió. Hoy atravesamos también un mundo nuevo, afectado en su totalidad con la concreción de la globalización: no hay escapatoria", señala Jinchuk y agrega: "Bajo esa mirada tiene sentido el revival de una época que estéticamente hubiese dejado tranquila: tiro bajo, conjuntos deportivos de plush, pantalones gigantes, mucho strass. Lo que más rescato es la onda rave”.

Giménez destaca que la moda de los 2000 fue innovadora: una alternativa, una nueva estética, sobre todo a nivel de proporciones y siluetas.  "Eso fue lo que marcó muchísimo: el tiro bajo, hombros grandes, las combinaciones de colores, el brillo, el tipo de maquillaje y peinado. Creo que la música y MTV tuvieron mucho que ver, con los referentes de las generaciones más jóvenes".

El manifiesto de la diversidad

Es que por más de que las tendencias sean las mismas, pasaron 20 años y eso de que 20 años no es nada no aplica en este caso. Fueron dos décadas en las que los cuerpos que caminan sobre las pasarelas se han transformado, incorporando talles, etnias y expresiones de género. La construcción de la masculinidad y lo que se entiende como femenino ha empezado a salir del encuadre de comienzos de siglo.

La moda de los 2000 estaba vinculada a un único tipo de cuerpo. Fue, quizás, el punto más alto de la veneración de la delgadez, pero ahora Paloma Elsseisser y Barbie Ferreira también protagonizan las portadas de las revistas o las pasarelas más importantes del mundo. "Lo que veo polémico del tiro bajo es que fue diseñado para un tipo de cuerpo que no es la realidad actual. Ahora se celebra la diversidad y no hay una estereotipo aspiracional, sino que el aspiracional hoy en día es celebrar la diversidad corporal", señala Pablo Giménez.

Pero también es una forma de reapropiarse y resignificar la misma tendencia. "Hay menos incomodidad para mostrar más piel. El cuerpo es un asset, un activo, que tenemos para mostrar sin la parte opresiva. De repente el cuerpo se destapa. La sociedad evolucionó hacia un concepto más amplificado, con la aceptación del cuerpo de manera más natural y con menos prejuicios", señala Massonier.

La leyenda urbana más temida de los 2000 cuenta que los tiros bajos deformaban caderas. Quizás solo sea una forma de posponer este regreso en una industria que se embandera con la diversidad corporal en las portadas y los desfiles, cuando muchas veces los talles en las tiendas son reducidos.

La moda tendrá que acompasarse entonces al manifiesto de esta nueva generación. La diversidad de cuerpos, la fluidez de género y la diversidad en todas sus formas. Ya no es una tendencia para algunos pocos.

Fast fashion vs. moda circular

El Y2K revisita los armarios de una generación como un nuevo acercamiento a una época atada al consumo. No es por nada que el colapso del mundo financiero en 2008 también alcanzó las tendencias de moda. Ahora esta revisión entra en la tensión entre el consumo desmedido del fast fashion y la tendencia de reutilizar las prendas.

"El fast fashion interviene en el sentido de ofrecer de manera inmediata lo que se propone como nuevo, con precios accesibles que permiten que el público adolescente pueda acceder a la compra. La tendencia Y2K es fácil de producir y de comercializar a través de los canales online y físico. Es fácil de entender, fácil de interpretar y a la vez difícil para quienes no se sienten dispuestas o dispuestos a una estética irreverente y a la exposición física", dice Massonnier y comenta que en principio no parece tener su raíz en el reciclaje o en la moda consciente. "Si bien algunas prendas podrían ser recicladas porque todavía están presentes en el mercado las originales del 2000, la mayoría de lo que se está consumiendo es nuevo y apunta más a lo perecedero, a los precios accesibles y al recambio".

En tanto, Pablo Giménez entiende que en el asentamiento de esta tendencia colabora la compra, sobre todo a nivel local, de prendas de segunda mano. "Cada vez se produce más y los excedentes son más. En los 2000 ya comienza a producirse de una manera abrumadora, por lo cual hoy en día conseguir esas piezas no es algo tan difícil. Es algo que siempre se descartó y era difícil de entender, hoy en día creo que está como esa lectura por parte de los jóvenes de leer lo que no está a la vista, poder jugar y bueno está siempre la moda es una celebración del propio estilo. Hoy en día más que nunca".

El regreso de la moda de principios de siglo es, a fin y al cabo, una invitación para divertirse y apropiarse del maximalismo, el color y las texturas. La posibilidad de jugar todos los días.

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