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5 de julio 2025 - 7:30hs

El mercado de remates en Uruguay atraviesa un 2025 con niveles de actividad similares a los del año anterior, marcado por la continuidad en los remates judiciales y la oferta variada en subastas particulares. Según el rematador Michel Mauad, con más de cuatro décadas en la profesión, el sector experimenta un ritmo fluido --tanto en el mercado inmobiliario como en mercadería varias--, con más de mil lotes mensuales y un público que combina mayoristas, minoristas y particulares.

“Para mí, este año es muy parecido al pasado. La actividad está pareja todos los meses”, explicó Mauad. “Se hacen remates judiciales y también particulares, como los de empresas que liquidan stock o necesitan desprenderse de bienes. Eso genera un flujo constante de lotes”, dijo.

Mauad, que lidera sus operaciones desde el Local Oeste y también administra remates de otros colegas, señala que una parte importante del volumen que se maneja proviene de mercadería incautada, abandonada y otras: “Mucho viene de aduanas, aeropuertos y puertos. Son remates grandes y muy variados, con vehículos, indumentaria, maquinaria, mobiliario, electrónica y artículos de decoración, casi siempre de buena calidad y con procedencias muy diversas”.

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El atractivo de estos remates radica, según el martillero, en esa combinación entre variedad y accesibilidad. “A la gente le gusta porque encuentra cosas buenas, nuevas y a precios convenientes. Tenemos un público mixto: particulares que buscan una oportunidad y comerciantes que revenden”, detalló.

El desafío de modernizarse

En un rubro tradicionalmente presencial, Mauad ha apostado por integrar herramientas digitales sin resignar el dinamismo que exige una subasta. “Hacemos los remates presenciales y también por Zoom. Hoy logramos que el delay sea casi cero, entonces el que oferta desde su casa está en igualdad de condiciones que el que está en el salón”, aseveró.

Esta adaptación tecnológica no representa un lujo, sino una necesidad operativa. “Cuando tenés que rematar 500 o 600 lotes en un solo día, no podés permitirte interrupciones. El remate tiene que ser ágil, entretenido, y no una espera eterna. El secreto está en mantener el ritmo y no perder ninguna oferta”, indicó.

La plataforma de Mauad permite visualizar catálogos con fotos de cada lote, registrarse en línea y participar de forma remota con fluidez. “Tenemos dos catálogos por cada remate: uno en PDF para imprimir y otro interactivo en la web. Todo el proceso de registro y participación se hace online”, afirmó.

Un calendario completo

El segundo semestre de 2025 ya tiene fechas fijadas, incluso en el receso judicial. “En julio haremos un solo remate, el 24, por la feria. Pero en agosto ya tenemos dos programados, el 7 y otro hacia fines de mes. También hay remates agendados para setiembre, octubre y noviembre”, anticipó Mauad.

Los lotes incluyen una amplia gama de bienes: “Tenemos muchos vehículos incautados, maquinaria y mercadería general. Por ejemplo, el 7 de agosto vamos a rematar una central de lavado de autos completamente nueva, con túnel e implementos incluidos. Es un bien de alto valor, ideal para emprendedores”.

Según Mauad, la expectativa es sostener el promedio de mil a mil quinientos lotes por mes, distribuidos entre los distintos eventos. “La actividad está asegurada, porque hay expedientes judiciales ya decretados. Y por el lado de los remates particulares, también hay flujo constante”, aseguró.

El arte del equilibrio

Consultado sobre la evolución de los valores, Mauad fue claro: “Es curioso cuando se habla de buenos precios. Para el comprador, lo mejor es que esté barato. Para el vendedor, es sacar lo más posible. La magia está en que ambos sientan que hicieron un buen negocio. Ese equilibrio es lo que uno busca como rematador”.

Esa búsqueda del punto medio, dice, es parte del arte del oficio. “Si el comprador está contento, vuelve. Si el vendedor también lo está, repite. Así se construye confianza y continuidad. Ese es nuestro objetivo en cada remate”. “Hay una línea ahí, que todo el mundo salga contento. Eso es lo que queremos lograr siempre”, añadió.

Más de cuatro décadas con el martillo

Mauad se inició como rematador a los 18 años, gracias a una emancipación legal especial que le permitió obtener su matrícula tres años antes de la edad mínima habitual. “Fui el rematador más joven del país. Ya trabajaba en una casa de remates y me emanciparon para poder ejercer”, recordó.

Hoy, con 61 años y más de 42 de trayectoria, dice que todavía disfruta del ritmo de los remates, aunque reconoce que la energía no es la misma. “Me canso un poco más, pero sigo arriba de la tarima. Me acompañan colegas jóvenes que están tomando la posta, lo que me da tranquilidad”, dijo.

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