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El Observador | Martín Giorello

Por  Martín Giorello

Magister en Políticas Públicas y consultor en políticas socioeducativas, especialmente de infancia.
15 de diciembre 2025 - 12:31hs

Se aprobó el Presupuesto Nacional quinquenal. INAU recibirá el segundo mayor incremento presupuestal. Un 42% de eso fue asignado a transferencias a organizaciones gestoras de Centros de Primera Infancia (CAIF y otras modalidades, en adelante “CPI”). Podríamos terminar aquí y concluir: “Sí, sigue siendo prioritario”. Pero no es así.

Según la Fundamentación del Presupuesto, ese 42% de incremento no supone recursos nuevos: sólo incorpora al Presupuesto de INAU los gastos que hasta 2024 se cubrían por vías excepcionales. En criollo: se blanquea lo que ya se asignaba a CPI. Esta política se mantendrá estancada, pese a que fue bandera electoral de todos los partidos (incluso el partido de gobierno).

En los últimos 20 años la cantidad de CAIF creció de 311 a 501. Los últimos dos quinquenios fueron los de mayor crecimiento (61 y 58 CAIF respectivamente)[1]. El freno es abrupto. Tras 37 años de incremento sostenido de la oferta (desde que surgió CAIF), este gobierno no invertirá en aumentar ni en mejorar la oferta, ni en otros fines.

La justificación oficial apela a dos argumentos: otras prioridades y baja natalidad.

Por un lado, se priorizaron principalmente los centros juveniles (promoción socioeducativa a adolescentes) y propuestas de acogimiento familiar (como Familia Amiga que procura que niños a cuidado de INAU sean cuidados por familias). Son inversiones necesarias, pero insuficientes, si se valora todo lo que quedará por mejorar en esas propuestas y en las demás funciones que INAU no invertirá.

Es cierto que con más de 20 servicios provistos a la sociedad, INAU es obligado a establecer priorizaciones difíciles. Pero también cabe preguntarse ¿por qué INAU no reclamó mayor Presupuesto? Es una pena que se haya renunciado a tantas prioridades.

El segundo argumento es la caída de la natalidad. De 2015 a 2024 los nacimientos cayeron de 48.926 a 29.899 (MSP). Entonces, ¿por qué invertir más en una población que viene en franco descenso? Por, al menos, tres razones.

  • i) Más de 25.000 personas viven en localidades sin cobertura de CPI. En 4 localidades de entre 1.000 y 5.000 habitantes como Balneario Buenos Aires o San Bautista y en barrios populosos de Montevideo como Villa Española o Manga no existen CPI que faciliten a los adultos a trabajar y/o apoyo psicosocial, o brinden a los niños alimentación, estimulación psicomotriz, educación, etc.
  • ii) Cerca del 60% de los niños de 1 año vinculados a CPI asisten a talleres de una vez por semana, aunque sus adultos soliciten cupos diarios; mientras que la oferta diaria para bebés no supera los 200 cupos.

iii) Aún queda más del 30% de niños de 2 años sin cubrir. Asimismo, la oferta en 2 y 3 años se concentra en 4 horas diarias, sin cubrir la demanda de atención por 6 o más horas.

Y que conste que esta constatación alude sólo a la cobertura de la política; no se incluyen otras inversiones necesarias (sistemas de información, infraestructura, formación, etc.).

Todo esto convierte a la baja natalidad en una mera excusa: hay muchísimo para mejorar esta política.

De hecho, planteamos lo opuesto. La baja natalidad debe obligarnos a perfeccionar esta política sin dejar ni un niño ni una familia atrás.

Tras el nacimiento, estos centros deben ser la primera referencia que oriente y apoye a la nueva familia en esos primeros años tan complejos y aseguren que esa vida familiar comience de la mejor manera.

La evidencia muestra que el cuidado de los niños en CAIF favorece la empleabilidad del adulto referente, así como su asistencia educativa[2], más allá de los múltiples impactos en los propios niños. Esto indica que los CPI mejoran las condiciones de ma-paternidad.

No es algo menor. Aunque en Uruguay el promedio de hijos por mujer es 1,2, entre el 65% y el 86% de las mujeres en edad reproductiva quisieran tener 2 o más hijos[3]. Esta brecha entre la maternidad real y la deseada importa. Poder tener la cantidad de hijos deseados es parte esencial del proyecto de vida de las personas adultas.

Políticas como CAIF crean condiciones que favorecen la crianza de los niños desde su nacimiento y, si se fortalecen, es esperable que comience a cerrarse dicha brecha[4].

Sin embargo, por primera vez desde que existe CAIF no habrá nuevas inversiones en educación y cuidados para la primera infancia, pese a los relevantes asuntos pendientes en cobertura y calidad de la oferta.

En definitiva, ¡cuántas familias y niños deja atrás el Presupuesto de este Gobierno!

[1] Reportes de Población y Proyectos, INAU.

[2] Evaluación de impacto a cargo de DINTAD-MIDES (julio, 2021).

[3] Encuesta de Género y Generaciones, UdelaR.

[4] Varela, C. (coord.), 2011. “¿Qué hacer ante la baja fecundidad?”

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