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20 de junio 2025 - 5:00hs

¿Y las baterías? ¿Y la infraestructura de carga? ¿Qué pasa cuando dejan de funcionar? ¿Dónde se recargan? ¿Se pueden reparar?

Los potenciales usuarios de autos eléctricos se hacen algunas de estas preguntas. Y en Uruguay, empiezan a haber respuestas gracias a iniciativas impulsadas desde empresas y también organizaciones académicas.

Una de ellas surge en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República. Allí, un equipo de trabajo liderado por Juan Pedro Carriquiry, ingeniero industrial mecánico y magíster en Ingeniería de la Energía por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República (UDELAR), con una especialización en Vehículos Híbridos y Eléctricos por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

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Carriquiry fundó este año Faraday Lab, un espacio interdisciplinario que busca responder a los desafíos más urgentes de la movilidad eléctrica.

“Fundamos este año un grupo nuevo, que básicamente trata de abordar desde un enfoque interdisciplinario el asunto del vehículo eléctrico, la movilidad eléctrica y en particular las baterías y la infraestructura de recarga”, indicó.

Investigar, conectar, transformar

Desde su inicio, el grupo busca articular conocimiento técnico con las necesidades concretas del sistema productivo. Los proyectos cuentan con apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), UTE y ANCAP.

“Tenemos un perfil un tanto nuevo para lo que es la academia y el perfil básicamente es un perfil muy de vinculación academia-sector productivo”.

Faraday Lab se posiciona como un espacio de investigación aplicada, con pruebas, ensayos y diagnósticos que aportan datos clave para definir políticas y estrategias en torno a la electrificación del transporte.

Las baterías, después del auto

Uno de los focos principales del laboratorio es el análisis del destino de las baterías cuando finaliza su vida útil dentro del vehículo.

“El parque automotor del vehículo eléctrico está creciendo exponencialmente y surgen muchas preguntas de qué va a pasar dentro de cuatro, cinco, siete años con esas baterías que están ingresando en el mercado”.

Desde Faraday Lab se realizan ensayos de baterías para analizar su estado, sus posibilidades de recuperación o de reutilización.

“Hacemos testing de baterías y podemos sacar conclusiones muy relevantes que luego son volcadas a la contraparte”.

En lugar de desecharlas, el equipo investiga si esas baterías pueden ser reutilizadas como sistemas de almacenamiento estacionario de energía. Es decir, baterías que ya no tienen suficiente capacidad para mover un vehículo aún pueden servir conectadas a la red eléctrica o a paneles solares.

Faraday Lab trabaja con UTE y empresas privadas para validar la viabilidad técnica y económica de este uso.

Escalar el laboratorio

Gracias a un financiamiento del Uruguay Innovation Hub, el equipo está expandiendo su capacidad para testear más baterías, con metodologías más avanzadas.

“Ganamos justamente fondos para el escalamiento de nuestro laboratorio y gracias a esos fondos es que nace Faraday Lab”.

El convenio con el programa está actualmente en trámite, y apunta a transformar el laboratorio en un referente nacional y regional.

“El objetivo es tener más capacidades, para poder testear baterías más grandes, para poder testear mayor cantidad de baterías y con otras metodologías también”.

La infraestructura de recarga

Es uno de los grandes temas que preocupan a los usuarios potenciales: la infraestructura de recarga. Y Faraday Lab también se involucra en esta problemática.

“Es una de las barreras más importantes para la transición hacia la movilidad eléctrica en Uruguay”, indicó el experto.

Para los usuarios, la incertidumbre sobre dónde y cuándo podrán cargar es una limitante decisiva a la hora de adoptar esta tecnología.

“Desde la política pública hay que hacer algo que permita aumentar la disponibilidad de puntos de recarga rápida para vehículos eléctricos”, indicó

Entre academia y sector productivo

El equipo está formado por entre 8 y 10 personas con perfiles en ingeniería eléctrica, mecánica y electrónica. Su misión no es solo investigar, sino articular con actores del sistema productivo.

“Nos proponemos ser el nexo entre el sector productivo y la academia, con sus instalaciones y sus capacidades específicas”.

El laboratorio también brinda capacitaciones, asistencia técnica y diagnósticos para organismos estatales, empresas y tomadores de decisión.

Reparar, reemplazar, decidir

Faraday Lab también estudia escenarios para la reparación o reemplazo de baterías. Hoy ya existen esquemas para sustituirlas como si fueran un repuesto más.

“La batería es una almacenadora de energía, se puede cambiar y de hecho se cambia”, indicó.

En el futuro, podría ser común también su reparación. El laboratorio sigue de cerca esas tendencias.

“Eventualmente, dependiendo un poco de cómo evolucionen las cosas, va a poder ser un repuesto reparable”, apuntó.

El laboratorio busca ser un centro que produzca conocimiento técnico, valide soluciones y contribuya a que las decisiones sobre movilidad eléctrica se tomen con evidencia local. “Tener más respuestas, tener más certidumbre, es muy importante”, agregó

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