El fenómeno de La Niña, que se mantiene activo en el Océano Pacífico ecuatorial, alcanzó su máxima intensidad en los últimos días, según el último boletín de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos compartido por el organismo meteorológico brasileño Metsul. La anomalía de la temperatura superficial del mar en la región Niño 3.4 del Pacífico Ecuatorial Centro-Oriental se encuentra actualmente en -0,8 °C, un valor que clasifica como un fenómeno de La Niña débil.
En el extremo oriental del Pacífico, cerca de las costas de Perú y Ecuador, la anomalía de la temperatura superficial del mar en la región Niño 1+2 fue de -0,5 °C. Esta área del océano influye directamente sobre las precipitaciones en Río Grande do Sul, Brasil, y un enfriamiento en esta zona puede reducir las lluvias en ese estado, lo que afecta particularmente a la agricultura.
El pronóstico a corto plazo indica que este evento de La Niña será breve y moderado. Según las proyecciones de la Universidad de Columbia, existe un 67% de probabilidad de que el fenómeno persista hasta el verano, con una probabilidad del 33% de condiciones neutras y un 0% de El Niño para el trimestre de noviembre a febrero. En el trimestre de verano (diciembre-febrero), las probabilidades de La Niña disminuyen al 53%, mientras que las condiciones neutrales aumentan al 46%.
Impacto de La Niña en la región
La Niña tiene un impacto significativo en el clima global, especialmente en América del Sur. El riesgo de olas de calor y temperaturas extremas aumenta, especialmente durante el verano, a medida que las sequías empeoran.
A nivel global, La Niña tiende a reducir las temperaturas del planeta, contribuyendo a un enfriamiento temporal. Sin embargo, debido al calentamiento global, la temperatura promedio actual durante un episodio de La Niña intensa es más alta que en eventos similares en décadas anteriores.