El 20 de febrero cinco amigos estaban acampando en una ladera del cerro cercano al balneario Iporá. Los jóvenes se encontraban celebrando y despidiéndose de su departamento natal, Tacuarembó, ya que algunos se irían a iniciar sus estudios universitarios en Montevideo.
Esa madrugada los jóvenes estaban tomado alcohol pero se quedaron sin bebidas, por lo que dos de ellos se fueron a la casa de campo para buscar más cervezas para seguir con la celebración.
Entre esos dos jóvenes se encontraba Facundo, de 18 años, junto al dueño de casa. Ambos amigos agarraron las bebidas, pero el dueño de casa le dijo a Facundo que se adelantara mientras el agarraba una chumbera con amortiguador de nitrógeno.
Facundo regresó con sus amigos, mientras que el otro joven se escondió en un lugar cercano con su chumbera y empezó a disparar sobre sus amigos. Finalmente, uno de esos balines alcanzó el corazón de Facundo.
Los amigos rápidamente avisaron a la Policía y a personal médico, quienes llevaron al joven de 18 años al hospital. Facundo fue internado en estado grave, diagnosticándole muerte cerebral falleciendo el 26 de marzo.
El hecho conmocionó a la comunidad y trajo consigo un caso que aún no ha terminado. Un año después del hecho, la fiscal de segundo turno, Mabel Brites presentó la actuación contra el joven imputado y pidió 12 años de prisión tras el homicidio.
Dos años y medio después del incidente iniciaron en Tacuarembó las actuaciones judiciales. Según informó el periodista local Marcos Ademar Pereira, ayer dieron comienzo a la presentación de los alegatos y las declaraciones de los testigos.
En esta situación, la abogada que representaba a la familia, Karen Pintos, ingresó al juzgado con un arma similar a un rifle de aire comprimido como la que utilizó el imputado para efectuar los disparos. Hoy, de acuerdo con el periodista, continuarán las presentaciones y declaraciones.
