Colombia está siendo publicitado —en las redes sociales y en los medios de comunicación internacional— como un paraíso para el alquiler de vientres. El vacío legal —que en la práctica no prohíbe este negocio— y los bajos costos —diez veces menores a algunos estados de Estados Unidos— atrae a parejas y padres solteros. Mucho más desde que la guerra en Ucrania dificulta la subrogación en Europa.
“Alquilo mi vientre vía inseminación artificial (no acepto método natural). Soy de Venezuela viviendo en Colombia. Tengo 28 años, peso 61 kilos y mi talla es 1,57. Cabello castaño claro, pero lo tengo pintado de negro. Deseo dar la oportunidad a alguna pareja que tenga la intención de convertirse en padres”.
Mensajes como este, que se encuentran de a cientos nuevos cada día en grupos de redes sociales o que ofrecen estudios de abogados, han tentado incluso a algunos uruguayos. En algún caso, según supo El Observador con fuentes de Cancillería, llegaron a efectuar los pagos (cercanos a 15.000 dólares en dos pagos) y vieron nacer en Bogotá a su hija ni bien la madre gestante dio a luz.
Pero lo que para algunos parecía la concreción del sueño de ser papás —y para otros una manera de lucrar—, al rato se convirtió en un problema: ¿cómo reconocer como suyo (como hijos de los uruguayos) a ese recién nacido?
En el certificado del nacido vivo que expide Colombia, la madre gestante es quien figura como madre y así queda sellada luego la partida de nacimiento. La única manera que tienen los padres subrogantes para hacerse de su hijo implica iniciar un juicio de adopción internaciones que puede llevar años (además de la necesidad de permanecer en Colombia durante un tiempo).
Si el niño no es regularizado, además, puede quedar apátrida (sin nacionalidad), lo que complica todavía más sus derechos futuros.
Como el problema de fondo es colombiano —en el sentido de inexistencia de una regulación—, el Estado uruguayo no tiene mucho qué hacer.
De todas formas, y ante la consulta de cuatro casos en las últimas semanas, Cancillería está pidiendo el asesoramiento de distintos organismos.
“Habiendo realizado la consulta al registro civil colombiano este ha informado que se debe tener presente y cuidado con relación al certificado nacional vivo que se encuentra puesto en la partida de nacimiento. Al solicitar ese certificado surge el nombre de la madre gestante, siendo imposible su inscripción en el consulado como hijo de nacionales uruguayos”, dice parte del informe al que accedió El Observador.
El Registro Civil de Uruguay, a su vez, no tiene competencia dado que a los efectos de la ley uruguaya el documento necesario es el que se trae de Colombia.
En Uruguay la subrogación de vientre está regularizada, pero, a diferencia del caso colombiano, no permite el lucro por esta práctica y la madre gestante debe ser familiar (hasta segunda línea de consanguineidad) de los subrogantes.