¿La Responsabilidad Social Empresaria ha muerto?

¿La Responsabilidad Social Empresaria ha muerto? Tal tajante aseveración fue hecha ni más ni menos que por Peter Bakker, Presidente del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (Wbcsd por su sigla en Inglés). 

El origen de dicha aseveración cobra relevancia por quien la dijo. Mayor relevancia cobra si tomamos en cuenta que fue hecha en el Foro Mundial del Clima en París (Diciembre de 2015) y mucho más aún, si se toma en cuenta que un mes después entraría en vigencia la Agenda 2030 de la ONU a 15 años (de los cuales ya han pasado 3). Hay muchas aseveraciones que se han hecho en el último tiempo, alguna de las cuales entendemos deben ser relativizadas ya que de no hacerlo se corre el riesgo que los mensajes no resulten claros. A la pregunta del título, nuestra respuesta es claramente NO. ¿Es conveniente u oportuno decirle a las empresas que las acciones de RSE no tienen vigencia? Entendemos que es irresponsable decir que lo que se venía haciendo ya no tiene razón de ser, porque ahora hay que hablar de sustentabilidad. 

La RSE es una manera cómo las empresas han encontrado de comunicar con sus grupos de interés prioritarios, de mantener un diálogo y de actuar respondiendo a las expectativas de esos grupos de interés, comunicando, reportando e integrando esas acciones a su planificación. Es cierto, que para algunas empresas este tema ha sido utilizado para generar un “lavado de culpas” un “Greenwashing” como se dice, pero también es cierto que resulta inconveniente la generalización de decir que la RSE es un método de lavado de cara porque banaliza un concepto que ha llevado mucho tiempo internalizar en las empresas, y que genera valor tanto para éstas, como para sus grupos de interés.

Muchas empresas recorren el camino de identificar sus impactos

Muchas empresas vienen recorriendo este camino de identificar sus impactos, de “hacerse cargo” de trabajar en disminuir esos impactos negativos, de generar vínculos y desde DERES entendemos que es el camino correcto, que es el inicio y no podemos decirles que eso no sirve más. Todo lo contrario, es el inicio y nuestra obligación es acompañarlas dando un paso adelante y mostrar que ya no basta hacer los negocios bien, preocupándose de sus grupos de interés más relevantes, sino que el modelo de negocios debe contemplar todos los grupos de interés, debe atender las personas y el planeta además de generar beneficio, para mejorar la calidad de vida. 

Hoy, podemos afirmar que recorrer el camino de la RSE, es seguramente la manera más directa de poder implementar un modelo de desarrollo sostenible. Pero de ninguna manera decimos que un concepto sustituye al otro. También, resulta irresponsable generalizar y decir que las empresas que identifican sus acciones con los Objetivos de Desarrollo Sostenible están haciendo lo correcto. Es importante mostrar el compromiso, eso es apenas marcar la línea de base. Se ha visto que muchas empresas hoy identifican esas acciones y a viva voz dicen: “nosotros trabajamos por los ODS”. Dicho así, podríamos decir que los ODS son una excusa para el lavado de cara también. Igualmente falso. En suma, se trata de la continuidad de las acciones, de mostrar el incremento de áreas o políticas que se van orientando. No alcanza decir lo que hacemos, lo más importante es mostrar cómo tal o cual acción es dinámica, incremental y medible. Y como efectivamente reduce impactos negativos o aprovecha fortalezas para incrementar impactos positivos. La responsabilidad que una empresa tiene para con la sociedad es dinámica y depende de las circunstancias  y de lo que se espera de ella.