Rafael Ferber, director de exposiciones de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), volvió a exponer la preocupación que existe en quienes están vinculados a la Expo Prado por el constante desgaste de los galpones donde se instalan la mayoría de los bovinos que los cabañeros exponen. Inaugurados en 1913, son Monumento Histórico y están a punto de colapsar. Para ser utilizados este año, en dos de ellos hubo que realizar una fuerte inversión en estructuras que sostienen el techo y despejan todo riesgo. La solución, ahora y tras el freno que puso la emergencia sanitaria, dependerá de la futura administración en la Intendencia de Montevideo.
¿Qué espera de los remates de la Expo Prado 2020?
Cuando terminamos la Expo Prado de 2019 dijimos que iba a ser muy difícil seguir usando los galpones tal como estaban. La ARU está mandatada por ley a hacer exposiciones en este predio, pero pronto no lo va a poder hacer si no nos dan los elementos, como los galpones, en buenas condiciones. Es un tema que no puede esperar otro año.
¿El deterioro es muy grande?
Llevamos 110 años de galpones, se les terminó la vida útil, es una estructura con base en madera y es entendible que eso pase.
¿Qué hizo la Intendencia de Montevideo cuando la ARU expuso este problema en años anteriores?
Después de eso que dijimos el año pasado hubo gestiones, la Intendencia de Montevideo tomó cartas en el asunto, asumió su responsabilidad, porque los galpones son de la intendencia. La pandemia, es verdad, nos afectó a todos. En febrero veníamos muy bien rumbeados, con la idea de tener para esta Expo Prado al Galpón Nº 1 con el techo nuevo habilitado (el techo se quitó por precaución en 2014) y los otros dos galpones con eso encaminado. Pasó lo que pasó, llegamos como pudimos y ahora hay que esperar a que pasen las elecciones departamentales para ver, con otra administración, ver qué quiere la intendencia con este tema. Lo que está claro es que los galpones no dan más, se arreglan o se caen.
El Galpón Nº 1 sigue sin su techo y en los otros se instalaron grandes estructuras de hierro para sostener el techo.
Es verdad, pero no hay riesgos para las personas que trabajan, para los visitantes ni para los animales. Esas estructuras las iba a poner la intendencia para hacer la Semana Criolla, iba a correr la intendencia con los gastos. Por motivos de la pandemia las Criollas se suspendieron y ahora la ARU corrió con los gastos. Por eso fue que hubo que duplicar el costo de inscripción de los animales a los cabañeros. Otro gasto que al final lo evaluamos y lo asumimos desde la organización fue el de los hisopados, un costo importante, que son dos cuando llegan y se van a cada cabañero y a los funcionarios que vienen a dormir acá.
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