El bautizo del entrenador español Daniel Giménez en Beirut lo recordará toda la vida.
Anunciado como técnico del club de fútbol Al Ahed el martes pasado —en reemplazo de Baseem Marmar, que había llevado al club a coronarse en la Copa AFC 2019, el segundo torneo de clubes más importante de Asia—, Giménez realizaba la primera práctica oficial con su club cuando ocurrieron las devastadores explosiones en el puerto de la capital libanesa.
"Era mi primer entrenamiento oficial y lo estábamos acabando cuando, de repente, hemos escuchado una explosión que nos ha hecho tambalearnos, mi cuerpo se puso a temblar, tenía un pitido en los oídos... y enseguida una nube tremenda nos cubrió por completo”, contó al portal de noticias deportivas AS, según consignó Infobae.
Las explosiones en Beirut se produjeron en un almacén del puerto donde estaban acumuladas 2.750 toneladas de nitrato de amonio, lo que causó una devastación sin antecedentes en la capital libanesa, donde, según cifras provisionales, hay más de un centenar de muertos, miles de heridos, decenas de desaparecidos y 300 mil personas perdieron sus viviendas.
El estadio del Al Ahed, en el que Giménez dirigía su primera práctica está ubicado al sur de Beirut, pero hasta allí llegaron los efectos de las gigantescas explosiones.
"Probablemente mi academia también esté afectada, algunas casas de mis futbolistas están destrozadas, aunque afortunadamente todos ellos y sus familiares están bien, así como los míos", contó Giménez.
Su mujer, que estaba en casa, a unos 20 kilómetros del lugar de las explosiones, notó tanto el impacto de las explosiones que "se escondió pensando que eran bombas", dijo el entrenador español.
Aún perplejo por lo que sintió en los minutos siguientes a las explosiones, Giménez afirmó que el peor momento lo vivió al regresar a su casa.
"Iba conduciendo con los botines puestos y con una mano en el volante y otra en los ojos, porque pensaba que podía ser una bomba y, en caso de que cayeran más, quería protegerme de una posible rotura del cristas del vehículo", refirió el portal argentino.
En el trayecto de vuelta a la casa, Giménez contó que vio a Beirut "destrozado, con muchos cuerpos cubiertos con cristales, gente mutilada...ha sido terrorífico. La peor parte de todo, sin duda, ha sido el camino de vuelta a casa por todo lo que he tenido que ver".
La potencia de las explosiones en Beirut fue tal que los sensores del Instituto Geológico de Estados Unidos (USGS) las registraron como un sismo de magnitud 3,3. Su onda de choque se sintió hasta en la isla de Chipre, a más de 200 km de distancia.
Este miércoles se veían en las calles contenedores retorcidos, coches calcinados y maletas y papeles que salieron disparados de las oficinas. Los socorristas buscaban aún sobrevivientes atrapados bajo los escombros.
Los hospitales de la capital, confrontados a la pandemia del nuevo coronavirus, estaban saturados. Los residentes, heridos, tuvieron que recorrer centros sanitarios toda la noche para pedir ser ingresados, según reportó la AFP
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