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"Un gobierno en solitario", la opción más firme de Pedro Sánchez para evitar alianzas

El izquierdista Podemos sigue intentando que el PSOE lo acepte para formar gobierno, y el centroderechista Ciudadanos cerró la puerta a una posible alianza
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30 de abril de 2019 a las 05:01

Apenas conocidos los resultados de la elección general en España –los esperados, sin sorpresas- se abrieron tres alternativas. O el Partido Socialista se aliaba con la izquierdista Podemos y otros grupos minoritarios para llegar a los 176 legisladores que necesita para formar gobierno, o se aliaba con los liberales de Ciudadanos pese a sus diferencias notorias, o se decidía por un gobierno en minoría, que le implicará tener que negociar cada propuesta que se presente en el Parlamento para lograr aprobarla.

"¡Con Rivera no, con Rivera no!". El grito de los militantes socialistas cuando el líder del PSOE Pedro Sánchez reconoció su victoria marcó el camino. "Creo que ha quedado bastante claro, ¿no?", respondió Sánchez y dejó claro que al menos en principio el acuerdo con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, no sería una posibilidad.

Pero a la vez, tampoco la alianza con la izquierda radical convence a Sánchez. ¿Entonces?

La explicación la dio este lunes, horas después de la victoria, la vicepresidenta del gobierno en funciones, Carmen Calvo. Según informó El País de Madrid, la funcionaria dijo en la cadena SER que "el PSOE va a intentar un gobierno en solitario". "Pensamos que tenemos un respaldo más que suficiente para ser el timón de este barco. Sabemos perfectamente que Podemos nos ha ayudado mucho y nos refuerza en sentido progresista. Pero pensamos que tenemos que seguir en esta línea", agregó.

Esta opción implica que puede seguir gobernando en minoría con 123 escaños frente a los 85 que tuvo durante sus primeros diez meses en el poder, y deberá negociar los apoyos a cada iniciativa en el Parlamento.

A pesar de que Sánchez había dicho que formar coalición con Podemos no le signficaría "ningún problema", esta decisión que ahora se valora significa que no está en sus planes ceder altos cargos a la izquierda radical.

Incluso la presidenta del PSOE y senadora electa, Cristina Narbona, abonó esa postura. Dijo que el partido no descarta gobernar en minoría y agregó que no hay apuro en tomar la decisión, informó El País de Madrid.

En este panorama lo que no es claro es el rol que tendrá la izquierda radical en este gobierno. El líder de Podemos consideró que su grupo es "imprescindible" para que haya un gobierno de izquierda. En la tarde de este lunes se reunió su ejecutivo y al cierre de esta edición buscaban la forma de que Sánchez aceptara su ingreso en el Consejo de Ministros a cambio de apoyar su investidura.

El mecanismo

En la primera sesión de investidura del nuevo jefe de gobierno se necesitan 176 votos para que el rey lo apruebe. Si los socialistas no logran que 53 parlamentarios levanten la mano a su favor se realiza una segunda sesión en la que el jefe de gobierno puede ser investido con mayoría simple. En ese caso es necesario que algunos grupos se abstengan y de esa forma, como ya sucedió en otras oportunidades, el nuevo gobernante accede al cargo con mayoría simple y sin formar coalición, y pasa a gobernar en minoría.

Lo que sí tiene que lograr ahora Sánchez es negociar con distintos grupos para lograr su abstención, porque de otra forma es necesario volver a llamar a elecciones, algo que el PSOE pretende evitar. Esa etapa de negociaciones se abrirá una vez el socialista resuelva qué mecanismo prefiere utilizar para llegar al gobierno.

Ciudadanos cerró la puerta

Y si en la mente de Sánchez sobrevolaba la idea de cerrar un acuerdo con Ciudadanos, eso fue descartado este lunes por la agrupación, que prefirió autoproclamarse líder de la oposición.

Así lo  dejó claro la portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, en conferencia de prensa. "No habrá negociación" dijo, "ni para el gobierno ni para la investidura" de Sánchez.

En cambio, el grupo político celebró su crecimiento de cerca de un millón de votos y el salto de 32 a 57 escaños respecto a las pasadas elecciones de hace tres años. Su estrategia, según indicó El Mundo, es liderar la oposición "a un gobierno nefasto".

Ciudadanos quedó en el primer lugar de enfrentamiento al gobierno ante el Partido Popular, antiguo líder de la derecha, que conservó solo 66 de 137 escaños.

La extrema derecha con menos peso que el previsto

En tanto, la extrema derecha entró con fuerza en el Parlamento español, al conseguir Vox 24 de los 350 diputados, aunque con menos ímpetu después de las grandes expectativas generadas durante la campaña.

La formación ultraderechista logró 2,676 millones de votos, un 10,26 % del total, y situarse como quinta fuerza política, con un fuerte aumento respecto a los 47.100 votos de las elecciones de 2016.

A pesar de que algunas encuestas los mostraban cerca de conseguir 40 bancas los líderes de Vox se mostraron triunfalistas y destacaron el logro que supone entrar en el Congreso con 24 parlamentarios.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, calificó de "verdadero milagro" el fuerte aumento de su partido y proclamó ante sus seguidores que "esto es solo el principio, Vox ha venido para quedarse". Reiteró que su partido ha comenzado la "reconquista" de España.

En medio de la nueva ola de ultraderecha populista en parte de Europa, EEUU y Brasil, Vox se benefició especialmente de la crisis independentista de Cataluña de otoño de 2017, ante la que el anterior gobierno de Mariano Rajoy (PP) mostró mucha pasividad, según los críticos de la derecha.

La irrupción de Vox confirma los buenos resultados de que obtuvo en las elecciones regionales de Andalucía de diciembre, en las que logró casi un 11 % de los votos y doce diputados regionales, con lo que consiguió romper la hegemonía socialista en esa comunidad después de casi cuarenta años.

A Pedro Sánchez no le fue ajena la alianza que formaron en ese momento el PP, Ciudadanos y Vox en Andalucía, y la utilizó para hablar de los riesgos del retorno de la ultraderecha al poder, por primera vez desde la muerte del dictador Francisco Franco en 1975.

 

 

 

Sánchez, el ave fénix del socialismo español
 
"Felón", "traidor" y "peligro público". Esos son solo algunos de los insultos que la derecha lanzó sobre Pedro Sánchez durante la campaña. Pero este economista de 47 años consumó su resurrección después de haber cosechado los peores resultados de su partido en 2015 y 2016.
Considerado políticamente muerto tras sus dos derrotas electorales y la rebelión interna que lo defenestró del liderazgo del partido, Sánchez recuperó las riendas del PSOE y sorprendió en junio al tumbar con una moción de censura a su predecesor conservador Mariano Rajoy, hundido por la corrupción en el Partido Popular.
Para eso contó con aliados disímiles: la izquierda radical de Podemos, los nacionalistas vascos y los independentistas catalanes, lo que la derecha bautizó como "gobierno Frankenstein".
Sánchez resistió durante diez meses hasta que los independentistas catalanes hundieron sus presupuestos para 2019 y decidió convocar elecciones anticipadas, que finalmente se celebraron el pasado domingo.
Ante la agresividad de la oposición de derecha y extrema derecha, que irrumpió con fuerza en el Congreso español, Sánchez apeló a concentrar en él el voto de izquierda como dique de contención ante la amenaza de "involución" de sus rivales.
Pedro Sánchez Pérez-Castejón nació el 29 de febrero de 1972 en Madrid, en una familia acomodada: padre empresario y madre funcionaria.
Casado y padre de dos hijas, estudió Economía en la capital española, obtuvo un máster de economía política en la Universidad Libre de Bruselas, y luego un controvertido doctorado en una universidad privada madrileña, sobre el que pesaron sospechas de plagio que él desmintió.
Se afilió al PSOE en su juventud y fue sucesivamente concejal en el ayuntamiento de Madrid de 2004 a 2009, y diputado.
Y si bien hizo historia en el partido en julio de 2014, al ganar las primeras elecciones primarias celebradas en la formación, los años siguientes fueron una auténtica montaña rusa. Después de las derrotas de 2015 y 2016, cayó el 1 de octubre de ese año en una rebelión interna de su partido, que le echó la culpa de los malos resultados.
Pero en pocos meses volvió a las carreteras con un grupo de fieles, y pese a la antipatía del "establishment" del PSOE, en las primarias de mayo de 2017 se impuso a la entonces presidenta regional de Andalucía, Susana Díaz.
Para Sánchez, que tituló su biografía "Manual de resistencia", la carrera no ha terminado todavía: "Ganar no significa gobernar", recordaba en los últimos días. Y este es el tema por el que el mundo entero lo mira. Cómo gobernará, aún nadie lo sabe.

 

Más mujeres que nunca
El nuevo Congreso español tendrá más mujeres que nunca en su historia. Serán 164 diputadas, lo que significa casi el 47% de los escaños. Según El País de Madrid, el grupo con mayor representación femenina es el PSOE, con 64, seguido por el PP con 34, luego Ciudadanos con 21 y 20 de Podemos. Esquerra Republicana pasa de dos diputadas a seis, el PNV también tendrá dos, al igual que Junts per Catalunya y Coalición Canaria. Con una representante mujer aparece EH Bildu.

 

El Observador con AFP y EFE 

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