En la ribera montevideana del arroyo Carrasco, sobre la calle Acosta y Lara, está planificado un parque lineal, la construcción de calles y el realojo de familias. Ese lado está bastante limpio. Pero enfrente es otra cosa. De allí proviene un fuerte olor a descomposición. Se divisan varios cerdos que toman agua en el borde de montañas de desechos. Allí funciona más de un criadero. Se ven familias que separan los residuos bajo el sol mientras los caballos hurgan el piso en busca de algún pasto seco. Algunos patos surcan las aguas que todavía corren, puesto que, en grandes áreas, la basura parece tan dura como el suelo.
A la vera del arroyo Carrasco
Vecinos denuncian que nunca vieron tanta basura; a quinteros se les secó la tierra