En la mañana del 6 de enero de 2021, un nutrido grupo de manifestantes se reunió para en el mitin Save America en el parque público de La Elipse, donde los asistentes escucharon los discursos del entonces presidente Donald Trump, Donald Trump Jr. y Rudy Giuliani.
Antes de que terminaran los discursos, muchos manifestantes decidieron marchar hacia el Capitolio para intentar que las elecciones de 2020 en las que Joe Biden se impuso a Trump, fueran anuladas.
Una gran cantidad de partidarios de Trump irrumpió en el edificio. El Congreso estaba en sesión en ese momento, realizando el conteo de votos del Colegio Electoral y debatiendo después de que el senador Ted Cruz de Texas y el congresista Paul Gosar del cuarto distrito de Arizona objetaran el conteo de votos de Arizona del Colegio Electoral.
Los manifestantes traspasaron la seguridad para entrar al Capitolio, ocupando la cámara del Senado evacuada mientras los guardias sacaron sus pistolas para evitar la entrada de una turba que parecía incontrolable. Varios edificios del Capitolio fueron evacuados y todos los edificios del complejo fueron posteriormente bloqueados.
Tres años después, el asalto al Capitolio aun marca parte de la agenda política y judicial de Estados Unidos, que entra polarizado en un año electoral sin que las heridas abiertas aquel 6 de enero hayan cicatrizado.
Trump defendió a los asaltantes, los llama “patriotas”, resta importancia al ataque, sostiene que no se trató de una insurrección y habla de aquel 6 de enero como un “un bello día”.
Es más, sostiene teorías conspirativas: una encuesta publicada en The Washington Post esta semana dice que el 25% de los estadounidenses comulga con la idea de que es “probablemente” o “definitivamente” cierto que el FBI instigó el asalto al Capitolio de Estados Unidos.
El expresidente considera que lo ocurrido hace tres años no daña su candidatura de cara a las elecciones presidenciales del 5 de noviembre próximo, que será una reedición del enfrentamiento entre Trump y Biden de 2020.
Biden, mientras, considera que el expresidente representa una amenaza para la democracia. Acaba de lanzar una campaña centrada en eso: “Algo peligroso está ocurriendo en Estados Unidos. Hay un movimiento extremista que no comparte las creencias básicas de nuestra democracia. A todos nosotros nos preguntan ahora mismo qué vamos a hacer para mantener nuestra democracia”, dice en el anuncio mientras aparecen imágenes del levantamiento.
El asalto al Capitolio del 6 de enero sigue vivo en los tribunales, aunque los dos frentes se entrecruzan. El fiscal especial Jack Smith acusa a Trump en Washington por sus intentos de alterar los resultados de las presidenciales de 2020, resistiéndose por primera vez a la transición pacífica y ordenada del poder.
En paralelo, los Estados de Colorado y Maine le impiden presentarse a las elecciones en aplicación de la cláusula de insurrección de la 14ª Enmienda de la Constitución, y hay otros muchos Estados donde su candidatura a las primarias está impugnada.
Trump no solo defiende su inocencia, sino que asegura que contaba con inmunidad presidencial para sus actos. Además, argumenta que el asalto al Capitolio no fue una insurrección y que esa disposición constitucional no le resulta aplicable.
Será el Tribunal Supremo, en año electoral y con mayoría conservadora de seis de los nueve magistrados -tres de ellos nombrados por el mismo Trump-, el que decida finalmente.
Hay ya tres casos en el máximo tribunal de Justicia sobre el asalto al Capitolio. El primero es la cuestión de la inmunidad presidencial y el Supremo ya devolvió el caso al tribunal de apelaciones, que a su vez lo reenviará a la Corte Suprema.
En el segundo caso, Trump apeló un fallo que lo excluye de las boletas electorales y todo indica que ganará esa causa.
El tercer caso es el que califica aquel 6 de enero como de “obstrucción de un procedimiento oficial”, un delito que tiene a Trump como acusado y que también fue apelado. En caso de prosperar, podrían anularse decenas de condenas y condicionar la imputación al propio ex presidente y pre candidato preferido por los votantes republicanos.
Mientras el laberinto jurídico tiene como punto de llegada el Tribunal Supremo, favorable a Trump, el fiscal federal de Washington Matthew Graves, está a cargo de perseguir a los responsables y dijo este jueves en rueda de prensa que el asalto al Capitolio fue “probablemente la mayor agresión masiva a agentes del orden en un solo día de la historia” de Estados Unidos.
Según datos del Departamento de Justicia, 140 policías fueron agredidos el 6 de enero en el Capitolio, entre ellos unos 80 de la Policía del Capitolio de Estados Unidos y unos 60 del Departamento de Policía Metropolitana.
“Es fundamental que recordemos el daño colectivo que se hizo el 6 de enero de 2021 y que entendamos cómo sucedió, para que podamos asegurarnos de que no vuelva a ocurrir”, añadió Graves.
Según el Departamento de Justicia, están procesados 1.237 acusados en todo el país De ellos, 714 personas se han declarado culpables de diversos cargos federales, muchas de las cuales se enfrentan a penas de prisión. Otras 170 personas fueron declaradas culpables. Quedan, 350 acusados con sus casos pendientes.
La Oficina Federal de Investigación (FBI) aún persigue a cientos de asaltantes y tiene una lista de los más buscados.
Fueron condenados 723 acusados, de los que 454 fueron penados con prisión. Las sentencias más duras las han recibido miembros de las milicias ultraderechistas de los Proud Boys y los Oath Keepers.
La mayor condena impuesta hasta ahora han sido los 22 años de prisión a Enrique Tarrio, presidente de los Proud Boys (Muchachos Orgullosos). El juez lo definió como el “cabecilla último de la conspiración” y le aplicó la agravante por “terrorismo”.
Por su parte, Stewart Rhodes, fundador y líder del grupo de extrema derecha Oath Keepers (Guardianes del Juramento), una especie de milicia paramilitar ultra, fue condenado en mayo pasado a 18 años de prisión.
Trump usa en algunos de sus actos la canción Justice for All (Justicia para todos), que mezcla un coro de encarcelados por participar en el asalto al Capitolio que cantan el himno nacional (Star-Spangled Banner, La bandera de estrellas) con el propio Trump recitando el juramento a la bandera y se cierra con los presos coreando “U-S-A”.
Para que no queden dudas, el expresidente dijo que indultará a los asaltantes si vuelve a la Casa Blanca.
(Con información de agencias)