En los primeros diez días de enero se registraron cuatro denuncias por abuso sexual y violación. Todos los hechos se están investigando y las preguntas se suceden. ¿Hay más casos? ¿O es que hay más denuncias? ¿Por qué? ¿Hay más garantías a la hora de denunciar?
La Justicia de Rocha solicitó la prisión preventiva por 60 días para los tres jóvenes que fueron acusados de abusar sexualmente de una mujer en un camping de Valizas. La fiscal Valentina Sánchez explicó a El Observador que había pedido 120 días para poder tener “finalizada la investigación” pero la defensa se opuso bajo el argumento de que eran primarios, que no había peligro de fuga ni entorpecimiento del proceso porque habían aportado pruebas y testigos.
Otro de los casos ocurrió en Colonia, donde una adolescente denunció haber sido violada a la salida de un boliche; el otro caso se registró en La Paloma donde una adolescente de 17 años acusó a dos mayores y el último se produjo en Montevideo, donde una mujer denunció haber sido violada por un desconocido.
La presidenta de la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual, Teresa Herrera, dijo a El Observador que no cree que haya un aumento de casos sino que lo que ocurre ahora es que las mujeres comenzaron a animarse a realizar las denuncias.
Pese a esto, Herrera dijo que “generalmente” alrededor de fin de año y las vacaciones los casos de abuso sexual “se exacerban”. “Los fines de año generan muchos problemas de angustias o excesos, pero se debe tener claro que el exceso de cualquier consumo no justifica esta situación. Sino todos los borrachos o adictos serían golpeadores o violadores”, agregó.
La directora de la ONG El Paso, Andrea Tuana, se mostró de acuerdo con el análisis de Herrera y dijo que las mujeres estaban "empezando a reaccionar y a denunciar prácticas y conductas que años atrás quedaban en el silencio”.
Herrera señaló que los motivos por los que las mujeres están animándose a denunciar se pueden agrupar en tres: en primer lugar por el “cambio cultural” que produce una reivindicación de los derechos; la implementación del nuevo Código del Proceso Penal que trajo consigo la creación de la Unidad de Víctimas en la Fiscalía General de la Nación, y la aprobación de la ley de violencia hacia las mujeres basada en género. “Hay una mayor profesionalización en todas las áreas y las mujeres están teniendo una credibilidad que antes no tenían. Ahora se está empezando a crucificar al victimario y no a la víctima. Antes las situaciones se naturalizaban, las mujeres se callaban la boca y aguantaban”, subrayó Herrera.
Tuana dijo que pese a que se observan cambios, todavía hay una “mirada social” que es “muy prejuiciosa” y “fuertemente machista, que dice que si una mujer se sale de las conductas políticamente correctas o moralmente aceptables es responsabilidad de ella”.
“Las mujeres están empezando a reaccionar y a denunciar prácticas y conductas que años atrás quedaban en el silencio, sintiendo que quizás fue su responsabilidad”, sentenció.
En el caso de Valizas, la fiscal Valentina Sánchez explicó a El Observador que solicitó que fueran imputados por “abuso sexual especialmente agravado” y no violación por la “amplitud” de la figura penal que se consideró aplicable. El artículo 272 bis del Código Penal establece que se configura abuso sexual cuando “por medio de la intimidación, presión psicológica, abuso de poder, amenaza, fuerza o cualquier otra circunstancia coercitiva realice un acto de naturaleza sexual contra una persona, del mismo o distinto sexo”. Para este caso la pena puede ir de 2 a 12 años de penitenciaría, aunque por considerarse especialmente agravado la pena puede tener un aumento que va desde un tercio a la mitad, de acuerdo al literal H del artículo 279.
Comete violación, según el artículo 272 el que obliga a una persona "con violencia o amenazas a sufrir la conjunción carnal aunque el acto no llegara a consumarse".
“Acá hubo abuso sexual, no hubo violencia física y hubo violencia sexual”, señaló Sánchez. Para realizar su pedido, la fiscal se basó en el informe de la psicóloga forense, quien manifestó que “lo ocurrido no fue consentido por ella”, que “en varias oportunidades habría expresado a los involucrados su negativa a tener relaciones sexuales” y que al “haber sentido en determinado momento que sus intentos eran infructuosos” no logró reaccionar “de una manera más agresiva, sino quedándose pasiva ante lo que le ocurría”.
La fiscal también se refirió a la “actitud” de la víctima y señaló que “no todos reaccionamos igual” y citó a la especialista en criminología argentina Laura Quiñones, quien señala que ante estas situaciones hay tres caminos: “defenderte, huir o quedar congelada”. En este caso “la víctima en situaciones de stress importantes responde con actitud pasiva en lo inmediato”, sintiéndose “impotente y angustiada” y “necesitando de un tiempo de procesamiento mayor para poder reaccionar de forma más agresiva”.
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