Les Luthiers
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > RESEÑA DEL SHOW

Adiós, Les Luthiers: crónica de la despedida del grupo de los escenarios uruguayos

El grupo argentino dio este sábado la cuarta y última de sus funciones en Montevideo en el marco de su gira despedida
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09 de octubre de 2023 a las 13:18

Es un aplauso, pero es más que un aplauso. Es un agradecimiento por las risas —cientos, miles, millones— provocadas y cosechadas durante un camino de 56 años arriba de los escenarios. Es un agradecimiento por haber creado una cepa propia de humor, difícil de imitar y fácilmente reconocible, como esos smoking que portan. Es un agradecimiento por este show y sus números nuevos, los primeros en más de una década, pero también por la Cantata Laxaton, por Lazy Daisy, por la Epopeya de Edipo de Tebas, por La payada de la vaca, La tanda, El explicado, etcétera, etcétera, etcétera. Es un aplauso, pero es un "gracias por todo".

Es más que un aplauso, y se nota que ellos también lo saben. Los siete Luthiers. El que está ahí desde el primer día, Jorge Maronna; el que no fue fundador pero hace más de 50 años que integra el grupo, Carlos López Puccio, y los que se fueron sumando en los últimos años y les tocó la responsabilidad de formar parte del conjunto hasta este final: Roberto Antier, Martín O'Connor, Horacio Turano, Pablo Rabinovich y Tomás Mayer-Wolf. Se les nota que saben en las miradas vidriosas que recorren el Auditorio del Sodre, en los gestos de sus manos, en las reverencias. 

Sábado, 8 de octubre de 2023. Es el cuarto y último show del grupo argentino en Uruguay en el marco de una gira que marca su retiro de los escenarios. Una despedida que tiene, entre sus causas, la muerte de dos miembros originales —Daniel Rabinovich en 2015, Marcos Mundstock en 2020—, además de la del histórico mánager del grupo, Lino Patalano; el retiro de Carlos Núñez Cortés en 2017, y el inexorable paso del tiempo. Por eso el aplauso al final de la última función de la última visita de Les Luthiers a Montevideo no es solo un aplauso.  

Las palmas chocan una contra otras y se intercalan con los gritos de "¡Bravo!", pero es también un reconocimiento a una despedida a la que uno puede llegar con cierto prejuicio. "No va a funcionar igual", podría pensarse, ante una nueva alineación titular y la promesa de un programa con nuevos números. Con antecedentes del tamaño de los de estos señores, uno podía ir con expectativas bajas. Pero no. Todo funciona, y mejor aún, todo está a la altura que imponen el traje negro y la pajarita. Más allá de que hay intercalados en el espectáculo tres clásicos, las incorporaciones al canon luthier tienen brillo propio, y funcionan como un colofón ideal a la historia del grupo. 

Eso queda patente con el penúltimo número del programa, un cha cha chá ejecutado con algunos de los instrumentos informales que son marca registrada del grupo como sus juegos de palabras o su vestuario. Los integrantes van saliendo del escenario y volviendo con un nuevo instrumento, y cada uno generaba exclamaciones de asombro y felicidad. 

Y también quedó patente con los segmentos consagrados al humor, donde Les Luthiers no tuvo problemas en meterse con cuestiones como la igualdad de género, y sobre todo en la "entrevista" que funciona como hilo conductor del espectáculo, una charla en un programa cultural de televisión al célebre compositor Johann Sebastian Mastropiero, ícono del conjunto argentino. 

Sin los monólogos de Mundstock, le toca a Antier (como el entrevistador) y a O'Conor (como Mastropiero), cargar con la misión de las risas. Y aunque por momentos, en la entonación de una frase, en una mirada, uno crea ver los espectros de Rabinovich y Mundstock planeando por el escenario, estos dos actores no se encargan de imitar, sino de demostrar su capacidad humorística y generar una hilaridad constante. 

El mismo elogio le cabe a los demás actores del elenco nuevo, que completan un grupo sólido a los que se suma la experiencia y el oficio de los dos históricos. 

Así que el aplauso del final no es solo un aplauso. Es la ovación final del público uruguayo a Les Luthiers. Es un agradecimiento a las memorias, a las carcajadas, a la obra creada en más de medio siglo. Es un aplauso por un show que es una despedida excelente, y por todos los que vinieron antes. Es un aplauso a los que ya no salen a escena y a los que lo hacen en esta gira. Fue un aplauso cargado de emotividad, y el cierre de la historia del grupo argentino con el primer país que visitaron cuando se hicieron internacionales. 

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