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Agustina Nieto, inspiración para una marca de ropa y una abuela-hincha de 94 años
En la familia Nieto el deporte es religión. Alejandro y Gonzalo jugaron al básquetbol en Defensor Sporting y actualmente defienden a Champagnat, en rugby. El primero de ellos fue mundialista con Los Teros el año pasado en Japón. Rafael, el más chico, es profe de Educación Física y Agustina, la única mujer, es la capitana de la selección uruguaya de hockey sobre césped.
"En St. Catherines teníamos deporte obligatorio, por suerte era un colegio que le daba mucha importancia al deporte y así empecé con cinco años a jugar al hockey. También hice atletismo: salto largo y resistencia; la velocidad no era lo mío, pero igual corría. Hasta hice handball, pero ya era grande y me había decidido por el hockey", cuenta a Referí Agustina Nieto, defensora central de una gran capacidad técnica, de 31 años y actualmente una de las figuras de Yacht en el Campeonato Uruguayo.
"El deporte es un lazo muy grande que tenemos entre los hermanos, que nos inculcaron nuestros padres desde muy chicos. Es compañerismo, es aprender y es vivir experiencias. Mi padre desde muy chiquitos nos llevaba a la cancha porque era golero del cuadro de los escribanos", recuerda.
Para los cuatro hermanos Nieto aquello era una fiesta de juegos atrás del arco y hacer de alcanzapelotas en ese sector del campo. "En realidad éramos bastante molestos", dice riendo Agustina.
Cuando Alejandro y Gonzalo jugaban al basket en Sporting, ella y Rafael se metían a la cancha en los entretiempos. "Esos recuerdos y compartirlos juntos todos los fines de semana nos fueron dando todos los valores del deporte y en nuestro caso es un modo de vida. Es nuestra vida y trato de aplicar todo eso en la oficina, al dar clase o a la hora de entrenar", explica esta apasionada del deporte. O la vida, porque en esta historia ambos van de la mano.
El padre, Alejandro y Agustina son hinchas rabiosos de Defensor Sporting. Gonzalo y Rafael son de Peñarol. Y el fin de semana de cancha también es otro de los rituales de los Nieto. "Son momentos para disfrutar en familia. Lo mismo cuando alguien juega, siempre va a haber alguien de la familia acompañándolo. Incluso mi abuela que tiene 94 años me sigue acompañando a mis partidos o a ver a los chicos al rugby", cuenta Agustina con orgullo y emoción.
Un dolor en la espalda que la acompaña hace años fue la razón para que su madre la anotara en el club Biguá para hacer natación. Pero Agustina no se llegó a tirar ni una vez a la piscina porque se puso a jugar al hockey.
"Gonzalo Ferrer para mí fue un antes y un después porque me enseñó mucho, me transformó como jugadora y me hizo madurar como persona", explica sobre quien fuera su técnico en Biguá y en Las Cimarronas. "Ahí siguió su legado Nicolás Tixe que me sigue bancando", dice.
En 2008, en un Sudamericano que se disputó en Uruguay, debutó con la selección mayor tras un conflicto que estalló entre las jugadoras mayores y los entonces dirigentes de la Federación Uruguaya de Hockey Sobre Césped. "Sinceramente era muy chica y no estaba involucrada ni informada de nada, iba a jugar y no me importaba nada. Sé que hubo problemas, pero las jugadoras que disputamos el torneo nada teníamos que ver. Incluso viajamos después con algunas jugadoras grandes y se portaron muy bien con nosotras".
"Cada partido con Uruguay me genera las mismas sensaciones de nervios, alegría, orgullo y disfrute. Como si fuera el primer partido, es una sensación indescriptible".
Estudiar, trabajar y jugar
Agustina estudió escribanía antes de cambiarse a Relaciones Internacionales, carrera en la que se licenció. También hizo un curso de secretaria ejecutiva bilingüe.
"Me costó mucho poder hacer todo al mismo tiempo, pero no quería dejar ninguna de las tres cosas porque sabía lo importante que era cada una de ellas. Mi cabeza fue muy importante para sobrellevar el día a día y por supuesto mi entorno que siempre me tiraba para adelante y ayudaba, sobre todo mi esposo que siempre entendió lo que significaba el deporte para mí y vive el deporte de la misma manera, entonces con su apoyo fue más fácil", cuenta.
"En mi caso tuve que posponer muchas cosas ya que mi prioridad era el deporte, pero sin dejar el trabajo porque tenía que vivir y el estudio que iba a ser de gran ayuda para un futuro mejor. Pasé por momentos lindos pero también muchos de frustración al verme estancada o demorada en la facultad", agrega.
Desde hace 10 años, Agustina trabaja en MP, "fueron parte de mi proceso deportivo brindándome gran apoyo", y desde que tiene 18 años da clases de hockey: "Me encanta, sobre todo con las más chicas".
Agustina fue por años el emblema de Biguá hasta que en 2019 se pasó a Yacht.
"Fue un momento muy difícil, sobre todo por algunas personas que dejaba. Pensé en mi edad y en cómo quería jugar de ahora en más y me puse en primer lugar, creí en qué era lo mejor para mí y me tiró la amistad y el buen ambiente. Jugar a lo que te apasiona y con amigos no tiene precio. Yacht es un club que tiene magia, pero magia humana, ya tenía ya muchas amigas jugando ahí y se le sumó que mis amigas de Biguá ya habían optado por cambiarse a Yacht. Es un club que tiene todo lo que quiero: excelente grupo humano, liderado por excelentes personas, ganas de trabajar, integrar, crecer y gozar del deporte en todos sus ámbitos", explica.
En Las Cimarronas vivió todo un proceso de increíble despegue. Pero la capitana apunta siempre a más: "Sabemos que nos falta la infraestructura y tener rodaje para poder competir contra los equipos profesionales a los cuales nos enfrentamos. También hay que seguir llevando el hockey a más y más puntos del país, más escuelas, hacernos ver, hacer encuentros, acompañar y ayudar a difundirlo".
En 2017 fue elegida en el equipo ideal panamericano de hockey sobre césped. Pero la frase con la que evoca ese momento grafica su modo de sentir el deporte: "Sentí que el nombramiento fue para todo el equipo, Las Cimarronas de mi corazón, sinceramente lo compartí con todas ella, porque sin ellas no llego a nada sola".
Líder y jugadora de enorme capacidad técnica, Agustina arrancó de delantera, pasó a volante y ahora se desempeña como líbero. Es referente no solo para las más chiquitas que se inician en este deporte sino también para la diseñadora uruguaya Cecilia Saralegui quien se inspiró en ella para ponerle nombre a su marca: Capitana.
