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Al empleo le cuesta despegar y las perspectivas no acompañan
La recuperación del empleo previo a que estallara la pandemia en marzo ya era una de las principales preocupaciones y prioridades de los ministerios de Trabajo y Economía. Si bien la economía ya dio varios indicios de que lo peor quedó atrás y hay un clima de mayor optimismo a futuro, esto todavía está lejos de trasladarse a la dinámica del mercado laboral. La desocupación se mantiene por encima del dígito y hay miles de trabajadores en seguro de paro que todavía no tienen la certeza si mantendrán su fuente de ingreso.
La última Encuesta de Expectativas Empresariales de Exante, realizada en octubre y divulgada esta semana, mostró que por primera vez desde 2014 son mayoría los inversores que consideran que el clima de inversión es bueno o muy bueno. En tanto, aunque hubo un fuerte descenso en la proporción de los 300 ejecutivos consultados que espera una reducción del empleo en su empresa el próximo año (de 39% en abril a 16% en esta edición), siguen siendo relativamente pocos (23%) quienes esperan contratar más trabajadores.
Por su parte, la demanda de empleo, medida a través del Índice de Demanda de Empleo de Buscojobs–Equipos mostró en octubre un aumento de 5,3% respecto a setiembre, pero señaló una recuperación menos pronunciada que meses anteriores “lo que podría estar señalando un estancamiento de la tasa de empleo”. En la comparación interanual, la demanda todavía se mantiene menor que en 2019, aunque el dato de octubre fue favorable si se considera que resultó 19,4% menor en la comparación interanual (y mostró la menor caída, pos pandemia).
El presidente de la Cámara de Industrias, Gabriel Murara, dijo este jueves en la celebración del día del sector: “Ahora nos estamos recuperando, pero el empleo no está creciendo al mismo ritmo. Para eso se requieren más inversiones y nuevas leyes que incentiven la inversión”, reclamó.
El Poder Ejecutivo aprobó en junio un subsidio de $ 5.000 en aportes ante el BPS durante tres meses para cada reincorporación de trabajadores que realicen las empresas tomando como base la plantilla al 31 de mayo. En octubre, se elevó a $ 8.000 esa ayuda para las empresas del sector turístico que tienen unos 20 mil empleados en seguro de paro.
Luego de un parate de dos meses en la recuperación del empleo, los principales indicadores del mercado laboral mostraron indicios de mejora y si bien la tasa de ocupación se mantiene lejos de los registros del año pasado, alcanzó su nivel más alto desde el estallido de la pandemia.
La señal de setiembre
Según los últimos datos difundidos por el INE, la tasa de empleo aumentó en setiembre a 54,1% de la población en edad de trabajar. Eso implicó un aumento de medio punto respecto al mes pasado, el equivalente a 15 mil puestos de trabajo. De esta manera, el número de empleos recuperados desde el mínimo de abril ascendió a 61 mil, la mitad de los puestos perdidos por el estallido de la pandemia.
En febrero, la tasa de ocupación era de 56,4% de la población en edad de trabajar, muy similar a la de setiembre del año pasado, de 56,2%.
Por su parte, la tasa de desempleo aumentó dos décima –por segundo mes consecutivo– a 11% de la población económicamente activa. Este incremento no se lee como un deterioro de la situación del mercado laboral debido a que el incremento no se debió a un retroceso en el empleo sino más bien a un aumento de la cantidad de uruguayos que buscan activamente una participación en el mercado laboral.
La normalización de las actividades en un creciente número de sectores lleva a que trabajadores desalentados retomen la búsqueda activa en un mercado que vuelve a dar, lentamente, oportunidades.
Entre otros indicadores relevantes, que refuerzan la evolución positiva del mercado de trabajo, se encuentra el número de horas promedio por trabajador, que alcanzó en setiembre niveles similares a los de marzo –33,2 horas en el último registro en relación a las 25,5 de abril y las 33,8 del tercer mes del año–. Además de la pérdida de empleos, otro efecto de la pandemia y el confinamiento fue la reducción de la jornada laboral en algunos sectores y ese fenómeno se ha revertido desde mayo paulatinamente.
Un indicador más relevante aun es la cantidad de trabajadores ausentes, que en abril había trepado a 23,7% del total de ocupados. Se trata de aquellos empleados que mantienen un vínculo laboral y una remuneración, pero que no se encuentran desempeñando su función. En setiembre, ese indicador pasó de 7,3% a 6,4%. De ellos, aproximadamente una tercera parte (36,5%) manifestó que se debe a que está en seguro de paro o a medidas de suspensión o cuarentena por motivos sanitarios vinculados a la pandemia.
En cuanto a la trayectoria de los ocupados ausentes, el INE estima que de aquellos que se encontraban en esa condición en agosto, 41% volvieron a trabajar en setiembre y 6% de ellos perdieron el vínculo –en partes muy similares pasaron a ser desempleados e inactivos–.
Al mismo tiempo, de los desocupados de agosto, 15% consiguieron un empleo en el último mes relevado y 17% abandonaron la búsqueda activa.
Por su parte, la cantidad de trabajadores uruguayos que desempeñan sus tareas desde su casa siguió reduciéndose y pasó de 9,4% a 7,5% del total de trabajadores en su quinta baja consecutiva desde el máximo de 19,3% en abril.
