Al menos 27 personas del África subsahariana han muerto en los últimos días tras ser expulsadas de Túnez hacia la frontera con Libia y abandonadas en el desierto bajo un calor implacable en una vasta área al sur del cruce norte entre ambos países, según informaron las autoridades libias.
Según testigos, los refugiados que salvaron sus vidas aseguran que las autoridades tunecinas los obligan a caminar durante días sin agua, comida ni refugio. Una situación que los guardias fronterizos libios y los grupos de derechos humanos caracterizan como “expulsiones colectivas”.
Túnez comenzó a expulsar a migrantes y solicitantes de asilo africanos negros en julio pasado luego de días de violencia en la ciudad portuaria de Sfax y poco antes que el gobierno alcanzara con la Unión Europea (UE) un acuerdo para conformar una "asociación estratégica integral" en materia de lucha contra la inmigración irregular.
El acuerdo fue presentado por la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, como destinado a "invertir en una prosperidad compartida" con el país norafricano, punto de partida de miles de migrantes que tratan de llegar a Europa cruzando el mar Mediterráneo.
La jefa del gobierno italiano, Giorgia Meloni, al igual que su par neerlandés, Mark Rutte, alientan la iniciativa que buscan extender a otros países europeos para, según argumentan, iniciar "una nueva etapa importante para tratar la crisis migratoria de forma integrada".
“El acuerdo consta de cinco pilares: la estabilidad macroeconómica, el comercio y las inversiones, la transición energética verde, el acercamiento entre las naciones, la migración y la movilidad", precisó en sus momento el ejecutivo europeo en un comunicado.
En concreto, el entendimiento prevé una ayuda de € 105 millones (USD 120 millones) para luchar contra la inmigración irregular y un respaldo presupuestario de € 150 millones para Túnez, asfixiado por una deuda pública equivalente al 80% de su PIB y por la falta de liquidez.
En ese contexto, el presidente tunecino, Kais Saied, duramente criticado por las expulsiones hacia Libia y Argelia, sostuvo que el acuerdo "beneficiará tanto a la Unión Europea como al pueblo tunecino" y permitirá "controlar mejor la inmigración irregular".
Saied, que asumió los plenos poderes en julio de 2021, denunció en febrero la llegada de "hordas de inmigrantes subsaharianos" que buscaban, según dijo, "cambiar la composición demográfica" del país.
Según los guardias libios, desde que Túnez endureció su postura, un promedio de 150 personas por día cruzan a Libia después de ser expulsadas y se dispersan por un amplio desierto que hace muchas veces imposible localizarlas debido a que los grupos caminan en todas direcciones.
El Ministerio del Interior de Túnez niega arrojar refugiados y migrantes al desierto. El presidente Saied ha descrito los informes como información errónea destinada a desacreditar al país. “Túnez rechaza todas las acusaciones de expulsión de inmigrantes africanos”, dijo el portavoz del Ministerio del Interior, Faker Bouzgaya.
Cuando se le preguntó cómo habían llegado allí los varados en el desierto, dijo: “Se permitirá la entrada a las personas que cumplan con las condiciones para la entrada legal en Túnez”, y agregó sin dar más detalles: “Túnez no es responsable de lo que sucede fuera de sus fronteras”.
El mes pasado, la Organización Internacional para las Migraciones y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados afirmaron que estaban profundamente preocupadas por la seguridad de cientos de migrantes y refugiados que habían sido trasladados a zonas fronterizas “remotas y desoladas” o empujados la frontera.
Por lo pronto, miles de inmigrantes que habían estado viviendo en Túnez intentaron irse a Europa este año después de que Saied anunciara una represión contra ellos en febrero, ocasión en la que alegó la existencia de un complot para cambiar la composición demográfica del país.
Más allá de las declaraciones, lo observadores coinciden en señalar que el gobierno tunecino inició una fase de expulsiones masivas alentado, en parte, por las promesas de ayuda económica realizadas por la UE a cambio de que el país impida el paso de migrantes subsahariano hacia Europa a través del mar Mediterráneo.
(Con información de AFP)