Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > ENTREVISTA

Alberto Kesman: "Me voy a retirar cuando me canse o la gente se aburra de mí"

El relator será parte del regreso del Polideportivo, el ciclo que le trae sus mejores recuerdos en televisión
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26 de febrero de 2020 a las 05:00

Kesman sigue siendo Kesman. Es la persona con más años en actividad de la televisión uruguaya actual, y siempre fueron en el mismo canal. Salvo por un breve período en el inicio de su carrera, también trabajó siempre en la misma radio. En un periodismo deportivo uruguayo marcado por la movilidad y los pases tan frecuentes como los de los jugadores, Kesman es una rareza.

Es también una persona que se jacta de mantenerse fiel a sus ideas y principios aunque al resto no le gusten, y asegura que seguirá en actividad mientras se sienta cómodo y el público lo respalde. Su axioma es “con la gente, todo; sin la gente, nada”.

Kesman conduce La oral deportiva en radio Universal, donde además encabeza las transmisiones del fútbol uruguayo desde hace 48 años. Es panelista de Pasión, el programa de debate y análisis de Tenfield, en VTV. Es parte del equipo del noticiero Telemundo desde 1977 y ahora también suma a su trabajo en Canal 12 un rol en la nueva versión del Polideportivo, el programa dominical que encabezó durante décadas.

Esta vez su papel será más limitado, ya que estará solo como integrante de la mesa de debate que se formará en la segunda parte del programa, que irá de 10.30 a 14 horas, se estrenará en marzo, y será conducido por Federico Buysan y Rodrigo Romano.

Sobre ese regreso a un formato querido, los cambios en el relato deportivo y el consumo de fútbol, y la negativa al retiro, “El Mariscal” habló con El Observador.

¿Cómo va a ser su rol en el Polideportivo?

Me llamaron para avisarme que había un proyecto de un programa deportivo para los domingos, me dijeron el horario y lo primero que dije fue: "No quiero conducir". Me explicaron que habrá una mesa de polémica y que estará sobre el mediodía, entonces accedí a estar para ese espacio, porque el domingo es un día bastante duro para mí y no quiero empezar tan temprano. Entonces me viene mucho mejor, y va más con mi perfil de hoy estar en esa parte de la polémica. No es que no me guste conducir, pero en este caso, al ser un domingo de mañana, preferí no hacerlo. 

¿Cuál fue su reacción cuando le dijeron que el programa sería un regreso del Polideportivo, que integró durante 23 años?

Cuando me lo propusieron no sabía que iba a tener ese nombre, me enteré bastante después. Y cuando me enteré me vinieron todos los recuerdos. Te diría que los mejores recuerdos de mi vida profesional en televisión. Porque es un programa que históricamente fue el más visto de la televisión uruguaya, encima incluso de la época de Telenoche con Carlos Giacosa en Canal 4, que fue una época de lujo. El Polideportivo superó todas las marcas de audiencia, competíamos con Tinelli en Canal 4 y lo superaba abiertamente. Pero era otra época. No había televisión por cable, no se veían los partidos de fútbol uruguayo por la tele, y el Polideportivo ofrecía todos los goles de la Primera A, de la Primera B, e inclusive de la C, que en aquel entonces era la Intermedia. Además de todos los otros deportes. El fútbol inglés, por ejemplo, llegaba con algunos días de atraso, no era como ahora, entonces teníamos deporte uruguayo: atletismo, danza, natación, boxeo, básquetbol. Además de lo internacional. Y como sabíamos que en aquella época los novios se juntaban a las 7 de la tarde a ver el Polideportivo, era una cita de honor, incluíamos patín artístico o sobre hielo, que les gustaba a las mujeres. Era maravilloso, y con una producción que se hacía entre Juan Gallardo, José Carlos Álvarez de Ron, yo y Dardo Rivas, que se encargaba de compaginar en una máquina sola lo que hoy se hace en cuatro o cinco máquinas con más gente. La tecnología no daba para más. Entonces, todos hacíamos todo, y todo se hacía el domingo y el sábado. 

¿Qué le atrae del espacio de debate?

Yo soy un hombre de opinión, siempre lo fui, y el debate siempre me atrajo. A mí me gusta debatir, me gusta discutir, y creo mucho en el respeto por la opinión de los demás. Hoy en día, con tanta gente que se siente dueña de la verdad en las redes sociales, no los bloqueo porque para mí es instruirse, alimentarse con la opinión de los demás, no destruirla. Salvo cuando es algo irrespetuoso o con un perfil agresivo, o flechado. Pero en tanto sea una opinión, aunque no sea la tuya, tenés que respetarla y escucharla. Creo que los periodistas y la gente que está en la comunicación tenemos que seguir lo de "con la gente, todo; sin la gente, nada". Y esa es, fue y será mi forma de pensar y la que trato de imbuir en los lugares donde estoy. 

Usa mucho Twitter, pero ¿siente que con las redes está observado todo el tiempo, como quizás antes no le pasaba?

La gente tiene ahora muchos más lugares donde expresarse, Twitter, Facebook, Instagram son lugares donde la gente aprovecha, algunos lo usan para opinar, otros lo usan para comunicarse, otros para desahogarse. Cada uno le da el uso que siente que tiene que darle. Otros quizás en lugar de sangre tengan veneno y quieren sacárselo a través de la agresión y serán felices de esa manera. Pero no los bloqueo, soy dueño de hacer lo que quiera, entonces los leo pero no les doy importancia. Si le doy y observo mucho la opinión basada en un pensamiento sano, aunque sea diferente a la mía. 

En el nuevo Polideportivo estará Nadia Fumeiro, y si uno mira los canales deportivos internacionales hay una mayor presencia de mujeres conductoras, en un espacio que por décadas fue exclusivamente masculino. ¿Cómo ve ese cambio?

Me parece bárbaro. La inclusión es parte de la vida que hoy nos estamos acostumbrando a vivir los seres humanos en esta Tierra. Y el mundo tiene que cambiar con las nuevas costumbres y formas de vivir. Pero cada uno vive como quiere. Yo puedo respetar al otro pero el otro me tiene que respetar a mí. Yo soy como yo quiero, ni como quiere el mundo, ni como quiere este o aquel, como yo quiero. Siempre que me maneje en los caminos lógicos del respeto. 

¿Cómo ha cambiado el trabajo del relator y del periodista deportivo a lo largo del tiempo que lleva en activo?

Lo que yo hago siempre fue adrenalina pura. El relato es adrenalina. Pero ha cambiado porque antes eras el que decía lo que estaba pasando y la gente confiaba en forma ciega en el relator porque no tenía la posibilidad de verlo por televisión. Incluso después, con programas como el Polideportivo, solo veías alguna jugada dudosa, y pesaba mucho lo que nosotros decíamos o lo que la gente podía opinar. Hoy día ves los partidos de acá y de donde quieras ver. Y eso ha generado que el mundo se transforme en juez y parte de algo que está mirando, y que está en todos los programas después. Y ve dos, cinco, diez, dieciséis veces la filmación de lo mismo, en la tele, en las redes, en el portal de un diario. Entonces se forma una opinión mucho más compacta. Está el que saca conclusiones sanas de lo que ve, y el que no se va a convencer porque su sentimiento le gana. Pero la adrenalina pura sigue existiendo, y yo transmito con la misma pasión que cuando empecé. Y estoy en televisión y hago lo que hago como el día que empecé. Lo que cambió es la cancha. Era un ambiente diferente, un trabajo distinto. Una cosa era hacer un informativo por día, y otra es que haya cuatro o cinco emisiones diarias. Ha cambiado la dinámica, han cambiado los diarios, que ahora tiene que ser muy pensante y competir con la espontaneidad de la radio, la tele y las redes. Todo ha cambiado, pero lo que no puede cambiar es tu forma de pensar en el trabajo que vas a hacer. Si estás equivocado podés cambiar. Un colega una vez criticó a un entrenador, y al otro partido, que el equipo jugó notable, lo aplaudió. Le pregunté por qué se había dado vuelta y me dijo: "Si él cambió la forma de jugar, yo puedo cambiar la forma de opinar", y esa es la realidad. 

¿Y el fútbol uruguayo, cómo ha cambiado?

El fútbol uruguayo ha cambiado porque ha cambiado en todo el mundo. Hemos ganado todo tipo de torneos en momentos en los que África ni competía. Fui a Japón en 1979 y no sabían que se estaba jugando un Mundial juvenil, cuando fueron Nacional en 1980 y Peñarol en 1982 recién estaban en pañales, no había fútbol profesional en Japón. Esas promociones de las finales allá lo popularizaron en esos países, lo llevó la televisión y fue el espectáculo. Y la gente lo abrazó. Hoy el fútbol está en Asia, en África, con jugadores que por las conexiones coloniales hoy son franceses, ingleses; está en todos los rincones del mundo y se ha transformado en una industria sin chimeneas que mueve mucho dinero. Y nosotros somos un país de tres millones de habitantes, y queremos que pase lo mismo. Cuando hablan de derechos de televisión, acá el mercado potencial deben ser 400.000, 500.000 personas que pueden comprar cable. En cualquier país vecino de Sudamérica hay muchos más, y por lo tanto más dinero. Y eso hace que se vayan más jugadores y se vayan antes, que los jugadores triunfen afuera. Los equipos transfieren pero este es un país muy chico. Entonces competir y clasificar a un Mundial es más difícil que después jugar el mundial. Porque la competencia es encarnizada e involucra mucho dinero. Hay muchas cosas feas también. Soy romántico y me gusta lo otro, pero la realidad es esta. No me gusta, pero no puedo cambiarla, solo puedo opinar sobre ella. 

Si uno mira el periodismo deportivo uruguayo, sobre todo en radio y televisión, ve que se repiten nombres. ¿Cree que hay una sobreexposición?

Creo que antes se escuchaba más y se veía más. Porque no había tantos canales por donde informarse. Hoy en día capaz te informás por Twitter en lugar de por radio o televisión. Entonces, hay exposición, por supuesto, en determinado lugar. Pero es el trabajo de cada uno. Yo trabajo en esto desde hace más de 50 años y todavía no me retiré porque creo que el día que me retire va a ser cuando me canse o la gente se aburra de mí y no me dé más corte. La exposición es parte del "éxito" que pueda tener una persona, de la aceptación. Hay colegas que trabajan en muchos medios, bueno, será porque a los medios les conviene contratarlos. Nadie es tonto y contrata gente que a los demás no les gusta. Hay que ser nabo para contratar a un nabo. 

¿Por ahora no piensa retirarse, entonces?

No, creo que esas cosas se definen rápidamente. Me acuerdo de “Quique” Yanuzzi, que trabajó conmigo 30 años. En el 2014, en el Mundial de Brasil, me dijo: "Alberto, cumplo 65 y me jubilo". Y lo hizo. Pero me lo dijo menos de un año antes. Son decisiones que se toman así. Siempre hay alguien que dice "¿cuándo te jubilás?". Y te lo dice para hacerte calentar. O te dice que los "hijos de" tienen más chances que los demás. Y yo no conozco ningún "hijo de" que sea torpe en su trabajo. Porque en la comunicación es la gente la que elige. En radio Universal, en la que llevo 48 años, nacieron Rodrigo Romano, Alberto Sonsol, Máximo Goñi, Yanuzzi se hizo famoso, Ariel Delbono coronó una gran tarea como comentarista, Amadeo Otatti pasó a ser comentarista de primera, cuando era suplente del “Toto” da Silveira, acá explotó Julio César Gard, y tantos otros que puedo nombrar. Oportunidades hubo. Hay gente que mira la chiquita. En esto hay que ser bueno y hay que ser elegido. Cuando tenía 15 años quería transmitir fútbol, fui a la radio Sport, hice una prueba y me dijeron: "Pibe, tenés voz de niño". Y no estaba convencido. Al año y pico fui a Radio Ariel y me tomaron. Tan mal no eligieron, si hace 50 y pico de años que estoy trabajando. Si me siento bien y me siento cómodo voy a seguir haciéndolo. Y si la gente me ayuda y me quiere, ese va a ser el respaldo de mi trabajo. Y cuando no me quieran, me voy solito. 

Es habitual que las figuras del periodismo deportivo local cambien de trabajo habitualmente, pero usted ha sido todo lo contrario. Más de cuatro décadas en Universal y Teledoce, por más que haya tenido ofertas de acá y del exterior. ¿De dónde viene esa fidelidad?

Yo soy así, no me llevas a los ponchazos por dinero. Y no es que el dinero yo lo tenga. Si no porque es una forma de ser. Uno debe poder estar bien económicamente para vivir bien, no para estar sobrado, no soy angurriento. He tenido ofertas muy importantes, y mucho más importantes de las que puedo tener hoy y percibir. Pero para mí vale mucho la comodidad. Muchísimo vale. En Universal voy a seguir hasta el día que decida irme o me muera, mientras siga cómodo. Y en Teledoce hasta que me tiren para afuera. Me voy cuando quiera. Uno trabaja por dinero pero nunca fui angurriento, y hago lo que tengo ganas de hacer. Lo que no me gusta no lo hago. No digo lo que no me gusta decir. No acepto que me digan lo que tengo que hacer o decir. Si venís y me decís, no te vistas de azul que en la tele sale mal, perfecto, porque sabés más que yo. Pero nadie sabe más que yo lo que pienso. 

¿Las ofertas siguen llegando o los demás medios ya se resignaron a que no va a cambiar de lugar de trabajo?

Hace un año me llegó una oferta importante de otra emisora, y dije que no. A mi hijo le llegó hace dos años una de la Sport 890 y prefirió quedarse acá, aunque eso no significa que él quiera quedarse acá toda la vida. En ese momento lo prefirió así. Pero yo siempre elegí quedarme porque estaba cómodo y estaba bien. No quise ir a Argentina, ni cambiar acá por las seis o siete radios que me ofrecieron, ni cambiar de canal cuando tuve oferta de los otros dos canales privados. 

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