Al director Andy Muschietti podríamos ponerlo espalda con espalda con algunos de sus monstruos y seguiría siendo más alto. Incluso cuando muchas de esas criaturas pueden cambiar de forma y ser, por ejemplo, una araña gigante. Cuando el argentino de 46 años cruza el umbral de la sala de reuniones de un hotel de Buenos Aires, su estatura impresiona. Pero después se pone a hablar de actores, Hollywood y Stephen King como si estuviera en el living de su casa, y todo el mundo se suelta. Responde con seguridad, se ríe a carcajadas y hace caso omiso a las indicaciones de una agente de prensa que le dice que está por perder el avión. El hombre tiene ganas de hablar de su película y de sus monstruos, y eso hace.
Muschietti fue el encargado de volver a adaptar al cine la novela It de Stephen King, una de las más queridas y veneradas de la extensa bibliografía del autor de Bangor, Maine. Fue un gran desafío, el mundo del terror y el cine lo miraron de reojo durante toda la producción, pero cuando al fin se estrenó en 2017 fue un bombazo. Se convirtió en la película de terror más taquillera de la historia y garantizó la vida de It: capítulo dos, una segunda entrega que Muschietti también se puso al hombro y que estrena en todo el mundo –Uruguay incluido– este jueves 5 de setiembre.
En esta vuelta a Derry –el pueblo del libro y la película –los Perdedores regresan 27 años después del primer enfrentamiento con el monstruo Pennywise para terminar lo que comenzaron de niños. Según contó Muschietti en el encuentro con periodistas que tuvo lugar en la capital argentina y del que participó El Observador, nunca consideró a esta cinta como una secuela, ya que la historia de It es una sola e incluye a estas versiones adultas de los protagonistas como parte esencial.
“En el libro la parte de los niños y los adultos son simultáneas. No hay una sin la otra. Y es curioso cómo la vida real se relaciona con cada una de ellas, porque yo leí el libro cuando tenía la edad de los pibes, y me vinculé con ciertas emociones y personajes de una manera distinta a la que lo hice a los 40, cuando lo volví a leer para hacer la primera parte. Todo tiene un sentido más profundo, te das cuenta de que es una carta de amor a la infancia, y que habla de la necesidad de mantener vivo al niño que alguna vez fuiste”, dijo el director.
Uno de los principales temas a tener en cuenta a la hora de pensar la segunda parte era el elenco de los Perdedores en su versión adulta. Muschietti quería que se parecieran lo más posible a los niños, y por eso hizo un trabajo de casting enorme. Sin embargo, ya tenía algunas fichas en el bolsillo. O mejor dicho, ya tenía apalabrados a tres de las estrellas del momento en Hollywood: Jessica Chastain, James McAvoy y Bill Hader.
“Era muy importante la similitud física, porque cuando hay dos líneas temporales y los actores no se parecen, me saca. A Jessica (Chastain) le mostré la primera película antes de estrenarla y se enganchó inmediatamente. McAvoy vino un poco después. Es el mejor actor de su generación. Bill Hader era indiscutible; para mí es el tipo más gracioso del mundo”. Muschietti contó también que tuvo a muchos agentes de actores reconocidos –de los que no quiso dar nombres– llamando a la producción para estar en la película. “La primera parte fue magnética”, aseguró.
Al final, la experiencia de tener a dos elencos grandes con tanta diferencia de edad le dejó algo bien claro: es mucho más fácil trabajar con niños. “El actor adulto te mide un poco más, necesita confiar en vos como director. Si mostrás debilidad en el conocimiento de la historia o los personajes, se sienten inseguros y empiezan a dirigirse ellos mismos”, contó.
Para los actores nunca fue una condición leer el libro, aunque sabe que todos lo leyeron antes o después de firmar contrato con la producción. Todos menos uno: Muschietti todavía no tiene claro si Bill Hader lo leyó. Pero cree que no.
Los miedos
It, que Stephen King publicó originalmente en 1986, es una exploración de los miedos infantiles y de cómo estos pueden derivar en traumas casi permanentes. Muschietti lo tenía bien claro, por lo que que buscó reflejarlo de manera certera en cada uno de sus personajes.
“De niño me daban miedo las cucarachas y los fantasmas. Después crecí y empecé a pensar en otras cosas. Todavía me dan miedo las cucarachas, pero hay cosas más profundas. La eminencia de la muerte, la soledad, perder a un ser querido. Y creo que cada uno de los Perdedores tiene un miedo profundo con el que nos podemos relacionar en mayor o menos medida. El olvido que todos sufren (al principio de la historia como adultos) es una metáfora de la supresión de las experiencias traumáticas. El trauma juega mucho en esta película, porque vos podés vivir toda tu vida siendo exitoso en lo que hacés, pero hay algo que si no lo solucionás va a estar ahí siempre y no podés funcionar correctamente”.
El centro del miedo está anclado, sin embargo, en las distintas formas que toma Pennywise, el monstruo que usualmente es un payaso siniestro y que en ambas partes está interpretado por el actor Bill Skarsgard. “La idea era intensificar todo lo malo de Pennywise, hacerlo más impredecible, más manipulador y sembrar un sentido de venganza hacia los perdedores”, explicó sobre él el director.
En ese sentido, Pennywise y lo que implica su figura es una de las mejores invenciones de la mente de King, y continúa siendo uno de los monstruos literarios más célebres. Ante el legado que el libro tiene hoy, habría sido lógico que el escritor hubiese querido “meter la cuchara” en su adaptación, pero según Muschietti ya en la primera parte se deslindó totalmente, algo que agradeció.
“La primera película la hice tranquilo porque King no estaba involucrado. Con todo el respeto y la admiración que le tengo, no necesitaba otra voz atrás. Tenía que volcar mi visión de la historia. Durante la producción de la primera parte no intervino para nada, porque además entiende la lógica de la adaptación. Ya no reacciona como cuando se estrenó El Resplandor y dijo 'me hicieron mierda la historia'. Entiende sus adaptaciones mucho mejor”.
En esta segunda parte King sí aparece, y lo hace frente a cámaras en una escena breve y divertida. “Le ofrecí un cameo y me dijo ‘cuidado que soy mufa’”. Habrá que ver si los malos agüeros del rey del terror se cumplen, pero viendo el éxito de la primera parte y los pronósticos de la segunda, es difícil que, al menos en taquilla, eso suceda.